El día 2 de enero de 1975, a las 2 de la madrugada (GMT+1), la Luna era visible hacia el ESE (azimut 303º) a una altura sobre el horizonte de unos 36º. Como se puede ver en el mapa, la carretera de Lerma al cruce de Tejada discurre prácticamente hacia el ESE. Por lo tanto, el observador tenía a nuestro satélite frente a él. Si embargo, en ningún momento menciona que la Luna estaba en el cielo. Por otra parte, la posición del astro no concuerda exactamente con la indicada por el testigo (el ovni era visible por el lado izquierdo). Como muy bien indica Manuel Borraz en su artículo: Ovnis: Anotaciones a la luz de la Luna.
“por consiguiente, es muy probable que la fecha y/o el horario que indicó meses después del suceso fueran erróneos.”
Resulta curioso que el día y la hora coincidan (el día 2 a las 2 de la mañana). La entrevista con el testigo se efectuó casi seis meses después de los hechos y no se puede descartar un error en el día o la hora. Si el avistamiento aconteció el día 4 de enero a la misma hora, los datos de la Luna ajustarían perfectamente con los señalados por el Sr. Izquierdo. A las 2 de la madrugada de ese día (4 de enero), nuestro satélite tenía un azimut de 290º (observable por el lado izquierdo) y unos 11º de altura.
A continuación podemos ver las fases de la Luna del día 2 y del 4 de enero de 1975. Recordemos que la forma del ovni era de “media Luna”.
Como nuestro satélite se desplaza, aparentemente, hacia el Oeste, al final de la observación (a las 3:30 horas) era visible por el lado derecho (azimut 308º), coincidiendo con la posición del ovni en esos momentos. Las distancias, alturas y acercamientos del misterioso objeto volador se explican desde los errores de percepción y las ilusiones.
La línea roja es el azimut de la Luna a las 2:00 horas. La azul, el azimut de nuestro satélite a las 3:30 horas.
¿Qué se observó desde Castrillo de Solarana?
Lo que vieron algunos vecinos de la citada localidad, durante dos noches seguidas, no fue lo mismo que observó Carlos Izquierdo y, efectivamente, no era una estrella. Lo que estaban contemplando era un ¡planeta! A las 22:30 horas (GMT+1) del 1 de enero de 1975, Júpiter era visible en el cielo, brillando llamativamente, hacia el OSO (azimut 74º). A la citada hora tenía una altura sobre el horizonte de 6º y –2.3 de magnitud. Su ocaso se producía esas noches hacia las 23:00 horas.