En la revista Año Cero, nº 10-231, José Manuel Frías publica un artículo titulado: Valencia de Alcántara: Punto de encuentro OVNI. El citado autor comienza su trabajo diciendo que esa localidad cacereña es una de las zonas, de la península ibérica, donde más actividad OVNI se produce. Y considera que podría estar relacionada con los monumentos prehistóricos existentes en la localidad: “De hecho, los ufólogos saben que esta clase de enclaves, en los que abundan monumentos megalíticos, parecen “atraer” a los no identificados.” A lo mejor, lo que “atrae” a los OVNIs al citado lugar son los olivos y alcornoques, abundantes en la zona. Podría ser, ¿no?
Muy probablemente, ninguna de estas dos circunstancias (monumentos megalíticos y olivos/alcornoques) atrajo al OVNI cuya historia pasa a relatar con el título de: El zepelín “acosador”. Avistamiento ocurrido en una noche de noviembre de 1993 (Pérez Sarró), entre San Vicente y Valencia de Alcántara. Curiosamente, Frías lo fecha en: “aquella fría noche de noviembre de 1987.”
El 25 de agosto del 2006, ya escribí una entrada sobre esta observación, que pueden leer aquí, basada en los datos ofrecidos por Gonzalo Pérez Sarró en Huellas de otra realidad (Madrid, 2006).
La información del caso apunta a una confusión con la Luna. La coloración anaranjada, la altura sobre el horizonte, el tamaño aparente, la forma, la dirección de aparición, etc. del supuesto OVNI son coincidentes con nuestro satélite natural. Los testigos al no identificar al citado astro cayeron en una serie de ilusiones y juzgaron estar viendo un objeto desconocido, cercano y en movimiento. En el mapa celeste puede verse la fase que tenía la Luna el día 18 de noviembre de 1993.
En definitiva, se trató de una “persecución” lunar, pero supongo que se hará caso omiso de esta explicación (ya que eso no es rentable y no interesa) y se seguirá exponiendo el avistamiento como un OVNI acongojante.