En el catálogo NELIB, (compilación de casos de aterrizaje de ovnis explicados) publicado en Enciclopedia de los encuentros cercanos con ovnis (obra de Vicente-Juan Ballester Olmos y Juan A. Fernández Peris) figura el suceso como fraude. Manuel Borraz y un servidor pensamos que esa explicación (probablemente basada en las apreciaciones de los miembros de Eridani) fue prematura y arbitraria, ya que no se conoce una confesión del testigo o una investigación posterior que haya llegado a esa conclusión.
Sin embargo, consideramos que esta historia tiene bastantes elementos, algunos muy elaborados, típicos de una confusión astronómica.
Santiago Pulido Moreno, agricultor de 46 años, casado, con seis hijos y domiciliado en Medellín (Badajoz), se dirigía a su trabajo en la finca Remondo, ubicada a unos tres kilómetros de la localidad, en su coche, un Renault 4-L. Después de cruzar el puente romano y tomar el camino que se dirige hacia la N-430 (ver mapa), observó una luz potente a baja altura y en un lateral del castillo de Medellín. Eran sobre las 5:30 horas de la mañana del día 14 de junio. Después de una serie de acercamientos, alejamientos de la brillante luz y que ésta le siguiera por su derecha, el testigo llegó a la finca y el ovni se quedó inmóvil en el cielo.
“Al pasar esa arboleda, una fuerte luz me dio en los ojos. Vi un cacharro muy extraño que volaba a una altura baja, calculo que a unos cien metros de altura...” “...Estaba a un lado del castillo. Como el aparato venía hacia mí, me entró un miedo que no me cabía en el cuerpo...”
“...Ante la proximidad de este artefacto, que se me venía encima, con un torrente de luz vivísima, opté por apagar las luces de mi coche. Noté entonces que se alejaba de mí...”
“...Pero creo que se desplazaba muy lentamente, siguiendo mis movimientos. En algún momento, sí, recuerdo que me pareció como si flotase...”
En una de las aproximaciones pudo distinguir fugazmente unas siluetas en la potente luz que, por otra parte, no emitía sonido:
“...Cuando se me acercó por segunda vez pude ver claramente que en su interior, iluminado con una luz muy brillante y a la vez muy bonita, estaban tres hombres muy altos, a no ser que el cristal fuera de aumento. Tres hombres hechos y derechos, de pie, con unos aparatos muy raros.”
El testigo, desde la casa de la finca, pudo observar en diferentes momentos de la mañana que la luz seguía en el cielo, inmóvil y en silencio. En total, la observación duró una hora y media y concluyó a la salida del Sol.
“...Pues hasta que empezó a apuntar el sol, que fue a eso de las siete. Fue entonces cuando se fueron a gran velocidad, perdiéndose en dirección a Villanueva...”
A las 5:30 horas locales (GMT+2) del día 14 de junio de 1974, y en la dirección por donde apareció el ovni, estaba el planeta Venus (ver mapa). Tenía un azimut de 255º (visible por el E-NE) y una altura sobre el horizonte de 5º 07’. Los acercamientos y alejamientos del ovni pueden explicarse por ilusiones provocadas por subidas, bajadas y curvas del camino más cierta dosis de exageración involuntaria (el testigo estaba muy asustado, cerca del pánico según sus palabras). El seguimiento de la “extraña” luz hasta la finca fue provocado por otra conocida percepción ilusoria (paralaje del movimiento).
La observación finalizó a la salida del Sol (como suele ser habitual, al amanecer el citado planeta va perdiendo brillo paulatinamente hasta perderse en el firmamento), que se produjo hacia las 6:58 horas. El ovni se eclipsó en dirección a Villanueva (localidad ubicada hacia el Este). A esa hora, Venus tenía un azimut de 268º y estaba situado, precisamente, hacia el Este con una elevación de 22º.
A pesar de los, aparentemente, espectaculares acercamientos y alejamientos de la luz y de la visión fugaz de tres seres (si el “aparato” despedía una luz potente, resultaría complicado observar algo en el interior del mismo), el avistamiento tiene, como hemos visto, numerosos elementos típicos de una confusión con el lucero del alba.
En definitiva, el planeta Venus como estímulo que provocó el avistamiento resulta, a nuestro juicio, más verosímil y factible que un fraude o un episodio inventado.