martes, 24 de octubre de 2006

El Avistamiento de Medellín

La Gaceta del Norte, del día 22 de junio de 1975, informaba de una espectacular observación ocurrida cerca de la citada población extremeña. Se trataba de un “encuentro cercano” con humanoides. El diario bilbaíno no daba la fecha del suceso y este comenzó, según el relato, hacia las 4:30 de la mañana. En esta ocasión hay otras versiones del evento y son más cercanas al día de los hechos que la ofrecida por La Gaceta.

La crónica del caso fue publicada, igualmente, por el diario Hoy, de Badajoz, el día 20 de junio de 1974. Por Mundo Diario el 21 de junio, Pueblo el día 22 de junio, Hoja del Lunes de Valencia el 1 de julio y en F.S.R., xx,3,1974. También existe un cuestionario rellenado por el testigo el 8 de julio de 1975 y un par de cartas de miembros de Eridani (Toda esta información me la ha proporcionado Manuel Borraz, que desde aquí agradezco enormemente). Estas referencias iniciales dan como fecha y hora del comienzo de la observación, el 14 de junio de 1974 a las 5:30 horas locales. Dos socios de Eridani se desplazaron a Medellín poco después de ocurrido el incidente, examinaron el lugar de la observación sin encontrar ningún rastro y se entrevistaron con el observador. Como consecuencia de esta visita el caso fue considerado un incidente inventado.

En el catálogo NELIB, (compilación de casos de aterrizaje de ovnis explicados) publicado en Enciclopedia de los encuentros cercanos con ovnis (obra de Vicente-Juan Ballester Olmos y Juan A. Fernández Peris) figura el suceso como fraude. Manuel Borraz y un servidor pensamos que esa explicación (probablemente basada en las apreciaciones de los miembros de Eridani) fue prematura y arbitraria, ya que no se conoce una confesión del testigo o una investigación posterior que haya llegado a esa conclusión.

Sin embargo, consideramos que esta historia tiene bastantes elementos, algunos muy elaborados, típicos de una confusión astronómica.

Santiago Pulido Moreno, agricultor de 46 años, casado, con seis hijos y domiciliado en Medellín (Badajoz), se dirigía a su trabajo en la finca Remondo, ubicada a unos tres kilómetros de la localidad, en su coche, un Renault 4-L. Después de cruzar el puente romano y tomar el camino que se dirige hacia la N-430 (ver mapa), observó una luz potente a baja altura y en un lateral del castillo de Medellín. Eran sobre las 5:30 horas de la mañana del día 14 de junio. Después de una serie de acercamientos, alejamientos de la brillante luz y que ésta le siguiera por su derecha, el testigo llegó a la finca y el ovni se quedó inmóvil en el cielo.

“Al pasar esa arboleda, una fuerte luz me dio en los ojos. Vi un cacharro muy extraño que volaba a una altura baja, calculo que a unos cien metros de altura...” “...Estaba a un lado del castillo. Como el aparato venía hacia mí, me entró un miedo que no me cabía en el cuerpo...”


Dibujo publicado por Pueblo el 22-6-1974

“...Ante la proximidad de este artefacto, que se me venía encima, con un torrente de luz vivísima, opté por apagar las luces de mi coche. Noté entonces que se alejaba de mí...”

“...Pero creo que se desplazaba muy lentamente, siguiendo mis movimientos. En algún momento, sí, recuerdo que me pareció como si flotase...”

En una de las aproximaciones pudo distinguir fugazmente unas siluetas en la potente luz que, por otra parte, no emitía sonido:

“...Cuando se me acercó por segunda vez pude ver claramente que en su interior, iluminado con una luz muy brillante y a la vez muy bonita, estaban tres hombres muy altos, a no ser que el cristal fuera de aumento. Tres hombres hechos y derechos, de pie, con unos aparatos muy raros.”

El testigo, desde la casa de la finca, pudo observar en diferentes momentos de la mañana que la luz seguía en el cielo, inmóvil y en silencio. En total, la observación duró una hora y media y concluyó a la salida del Sol.

“...Pues hasta que empezó a apuntar el sol, que fue a eso de las siete. Fue entonces cuando se fueron a gran velocidad, perdiéndose en dirección a Villanueva...”


El cielo mirando hacia el E-NE



A las 5:30 horas locales (GMT+2) del día 14 de junio de 1974, y en la dirección por donde apareció el ovni, estaba el planeta Venus (ver mapa). Tenía un azimut de 255º (visible por el E-NE) y una altura sobre el horizonte de 5º 07’. Los acercamientos y alejamientos del ovni pueden explicarse por ilusiones provocadas por subidas, bajadas y curvas del camino más cierta dosis de exageración involuntaria (el testigo estaba muy asustado, cerca del pánico según sus palabras). El seguimiento de la “extraña” luz hasta la finca fue provocado por otra conocida percepción ilusoria (paralaje del movimiento).


Azimut de Venus al comienzo de la observación

La observación finalizó a la salida del Sol (como suele ser habitual, al amanecer el citado planeta va perdiendo brillo paulatinamente hasta perderse en el firmamento), que se produjo hacia las 6:58 horas. El ovni se eclipsó en dirección a Villanueva (localidad ubicada hacia el Este). A esa hora, Venus tenía un azimut de 268º y estaba situado, precisamente, hacia el Este con una elevación de 22º.


Azimut de Venus al final de la observación

A pesar de los, aparentemente, espectaculares acercamientos y alejamientos de la luz y de la visión fugaz de tres seres (si el “aparato” despedía una luz potente, resultaría complicado observar algo en el interior del mismo), el avistamiento tiene, como hemos visto, numerosos elementos típicos de una confusión con el lucero del alba.

En definitiva, el planeta Venus como estímulo que provocó el avistamiento resulta, a nuestro juicio, más verosímil y factible que un fraude o un episodio inventado.

viernes, 6 de octubre de 2006

OVNI sobre Logroño

Vamos a ver a continuación otro ejemplo (típico, sencillo y didáctico) de confusión con la estrella Arcturus. La noticia fue publicada por La Gaceta del Norte el martes, 8 de agosto de 1978. El avistamiento se produjo en la noche del sábado, día 5, y los observadores fueron una familia bilbaína que veraneaba en la capital riojana. La observación se efectuó desde una ventana de la Avenida de Navarra.

“Serían cerca de las doce de la noche cuando observamos un punto luminoso en la vertical de las torres de La Redonda. Su tamaño era como el de una estrella normal, pero mucho más luminosa. Lo que nos llamó la atención fue los extraños giros que estuvo dando durante cerca de diez minutos, unas veces en horizontal y otras en vertical, pero sin desplazarse prácticamente de la misma área del firmamento. Al cabo de ese tiempo se esfumó extrañamente, como perdiéndose en la oscuridad...” (El resaltado en negrita es mío)

Si miramos en el plano de la ciudad de Logroño veremos que las citadas torres de La Redonda (catedral), mirando desde la Avenida de Navarra, están situadas hacia el Oeste. Si, a continuación, contemplamos un mapa celeste, obtenido para el día y hora mencionados anteriormente y en la dirección indicada (Oeste), comprobaremos que, en esa zona del cielo, había una estrella mucho más brillante que las demás: ¡Arcturus!



Azimut de Arcturus a las 23:57 horas.


A las 23:57 horas locales (GMT+2) del citado día, Arcturus tenía un azimut de 89º 43’ (visible hacia el Oeste) y 29º 37’ de elevación sobre el horizonte. Si trazamos el azimut de la citada estrella desde el punto de observación (Avenida de Navarra) veremos que pasa por encima de la catedral. Es decir, ¡Arcturus era visible, desde el punto de vista de los testigos, sobre las torres de La Redonda!

El cielo, mirando hacia el oeste, del 5-8-1978 a las 23:57 h.


Los movimientos de la luz, efectuados en la misma área del firmamento, se explican desde las ilusiones ópticas (movimiento autocinético). La desaparición de la “misteriosa” luminaria pudo ser provocada por alguna nube ubicada entre el astro y los observadores.

Para finalizar esta entrada y ante la sorpresa que causa, en algunos entusiastas de los ovnis, las explicaciones astronómicas me parece oportuno recordar unas palabras de Jacques Vallée y Janine Vallée que, en los años sesenta, ya reconocían este tipo de confusiones. En Fenómenos insólitos del espacio (Editorial Pomaire. Barcelona, 1966) y en la página 209 dicen:

"Sólo la mala fe puede objetar la identificación de un informe detallado con referencia al planeta Venus o a un astro brillante, cuando el analista ha tenido en sus manos una descripción suficiente y posiciones precisas. La apariencia del astro, su diámetro aparente, su color, su enrojecimiento progresivo cuando alcanza el horizonte, sus cambios de forma y de color aparentes cuando se le ve mediante un instrumento óptico, la hora de la aparición, la duración de la exposición y el lento descenso del “objeto” hacia el oeste suministran criterios seguros. En numerosos casos los testigos dieron las medidas de posición en coordenadas locales, con fotografías que pueden ser controladas con exactitud con referencia a una efeméride. Todos estos elementos hacen que la interpretación final sea indiscutible.”