viernes, 28 de julio de 2006

Un "ovni" entre Irurzun y Pamplona

Vuelvo a la “década dorada”, concretamente a octubre de 1975. El día 7 del citado mes, La Gaceta del Norte publicaba un pequeño artículo dando cuenta de la aparición de un “ovni” entre estas dos poblaciones, que se mantuvo a la vista durante más de dos horas. Como veremos, el avistamiento puede incluirse en los casos del Tipo I o aterrizajes puesto que el “ovni” fue visto despegando del suelo. Como oportunamente comprobaremos, se trata de otra típica confusión con el planeta Venus.

Se desconoce quién fue el testigo, ya que no quiso dar su nombre cuando relato la historia al periódico. El hecho ocurrió en la madrugada del domingo (hacia las 5:15 h) día 5 de octubre. El observador se encontraba en la primera gasolinera que hay saliendo de Irurzun dirección Pamplona:

“...Al salir de la misma, hizo algunos destellos con las luces de su coche para avisar a quien pudiera acercarse. En ese momento, y sobre los pinos que hay al otro lado de la calzada, vio elevarse desde el suelo un objeto brillante...”

“...Me asusté y eché a andar con el coche, a toda la velocidad que pude. Vi que me seguía a unos trescientos o quinientos metros. Paré y él también lo hizo.”

“Seguí con el coche hasta un hotel de las afueras de Pamplona. Allí paré y salté del coche.
-¿Qué hizo el aparato?
Se quedó inmóvil sobre el tejado de unas casas que había enfrente. El vigilante de la gasolinera también lo vio. Cuando salimos fuera, él se acercaba y al meternos se alejaba un poco.
-Entonces lo pudieron ver perfectamente. ¿Qué forma tenía?
Era como un sombrero de un picador, de unos tres metros de diámetro y tenía dos antenas con una bola en la punta. Giraba sobre si mismo y lanzaba destellos.

-¿Cómo cuánto tiempo estuvieron viéndolo?
Hasta que llegó el vigilante de día de la gasolinera; sobr
e las siete de la mañana. Conforme se acercaba el día se iba elevando hasta que desapareció.”


A las 5:15 horas locales (GMT+1) el planeta Venus estaba en el cielo, ubicado hacia el Este (azimut 273.59º) y tenía una altura sobre el horizonte de unos 15.55º. El orto se produjo hacia las 3:49 horas. El despegue de la luz pudo ser una ilusión provocada por un movimiento hacia abajo del coche al entrar a la carretera. El observador tenía al citado planeta a baja altura, delante y un poco a la izquierda, según el sentido de la marcha. Las distancias, persecuciones e inmovilizaciones del “ovni”, imitando los movimientos del vehículo, son ilusiones debidas a errores de percepción y a la paralaje. El “ovni” o el astro fue contemplado (¡durante más de dos horas!) hasta que empezó a amanecer. Al despuntar el día el planeta, poco a poco, dejó de verse lo que fue interpretado como que desapareció.

Azimut de Venus al comienzo y hacia el final de la observación.

Si realmente estuvo en el cielo, todo ese tiempo, un artefacto volador extraño resulta inaudito que nadie más lo viera. La duración de los bólidos (más brillantes y espectaculares que las estrellas fugaces) suele ser muy breve y sin embargo aparecen cientos o miles de testigos.


Llama la atención, y puede ser muy instructivo a la hora de estudiar otras observaciones similares, la percepción de distancias, tamaños, formas, maniobras, persecuciones y hasta despegues del suelo atribuidas a una luz en el cielo que, como hemos visto, resulta ser un astro brillante.

jueves, 6 de julio de 2006

Un "huevo volador" aterroriza a una persona

Dejo, brevemente, la “década dorada” de la ufología hispana para examinar un cuasi-aterrizaje ocurrido durante la famosa oleada de 1968. El encuentro con un “enigmático objeto volador” se produjo en la localidad asturiana de Noreña el día 31 de agosto de ese año, hacia las 23:00 horas locales. El caso se dio a conocer por el diario La Nueva España, de Oviedo, el domingo día 1 de septiembre. En esta ocasión se realizó una encuesta directa del avistamiento, poco después de ocurrir, por Fernando de Silva y Jaime F. Sendín. En diciembre de 1976, Ignacio Blanco y varios colaboradores reconstruyeron toda la investigación del evento y el resultado del estudio fue esencialmente igual al de la primera encuesta.

Una información detallada de estas pesquisas se puede leer en la obra de Vicente-Juan Ballester Olmos, OVNIs: el fenómeno aterrizaje, Plaza & Janes, Barcelona (versión revisada), pp. 77-84 (desde aquí agradezco a Manuel Borraz el envío de la información publicada, sobre el caso, en el mencionado libro). También hay un resumen en la obra del mismo autor y Juan A. Fernández Peris, Enciclopedia de los encuentros cercanos con ovnis, Plaza & Janes, (Barcelona 1987), pp. 139-140. A continuación reproduzco el relato de la observación tal y como se publicó en este último libro:

Sábado, 31 de agosto de 1968 (23:00 h). Noreña (Asturias).

José Antonio Rodríguez Trabanco, transportista de 48 años, conducía su automóvil por la carretera comarcal de Noreña a su domicilio en Oviedo, tras la jornada laboral, cuando a la salida de Noreña observó en el cielo, como a unos 1000 m de distancia, un punto luminoso que descendía a gran velocidad y que dejó de verse al quedar tapada su trayectoria por los árboles que en ese tramo bordean la carretera. Continuó su camino, hasta que al llegar al puente sobre el río Noreña comenzó a ver una luminosidad enfrente, sobre la carretera. Pensó que sería la Luna y siguió unos 400 m más, hasta que se dio cuenta de que en realidad se trataba de un objeto luminoso situado a unos 5 ó 6 m de altura sobre la misma vertical de la carretera. Tenía forma de huevo truncado por su parte superior y su tamaño era de 1,5 m de altura por 1,3 m de anchura, con bordes definidos.

Poseía una luz fija y uniforme en toda su superficie de color anaranjado-rojizo, “como una colada de hierro”, que no iluminaba la carretera ni molestaba al testigo. Dicha luz le impidió observar cualquier detalle del objeto, aunque tuvo la impresión de que no era totalmente opaco, sino de una cierta transparencia, “como la de un cristal translúcido”. Entonces se aterrorizó y detuvo su vehículo a la derecha de la carretera, junto al muro de una finca de pradería, a unos 10 m (En la prensa se señaló que fue a 100 metros) del objeto. El lugar se halla aproximadamente a 1.000 m de Noreña, en las cercanías de una fábrica de muebles y un depósito de “Gas Butano”, habiendo una línea de alta tensión a unos 300 m. Apagó las luces y quitó el contacto. Pasados unos segundos, el OVNI comenzó un desplazamiento lento hacia atrás y hacia la izquierda. Tras unos instantes de inmovilidad, siempre a la misma altura, el objeto se desplazó hacia el auto, por lo cual y presa de gran miedo, el testigo lo puso en marcha, dio la vuelta, y se dirigió hacia Noreña “despavorido”, no atreviéndose a mirar atrás. El OVNI mantuvo en todo momento la posición vertical, siendo su extremo curvado el que estaba más próximo al suelo. No se apreció sonido alguno, durando la observación en total unos 2 minutos.

Al llegar a Noreña encontró a un brigada de la Guardia Civil, conocido suyo, quien le sugirió regresar juntos al lugar. Al llegar, el objeto ya no estaba, no encontrando tampoco rastro de ningún tipo. La noche era clara, siendo visibles las estrellas, y la temperatura era agradable.
(Primera mano, Fernando de Silva y J. Sendín. Primera mano, Ignacio Blanco e
t al. V.-J. Ballester Olmos, OVNIS: fenómeno aterrizaje (r), 77,84.)
(El resaltado en negrita es mío)



Fotografía publicada en Enciclopedia de los encuentros cercanos con ovnis

Aquí tenemos el clásico encuentro cercano con un ovni. Después de leer el resumen de la observación, que fue elaborado después de realizarse una investigación pormenorizada, se podría pensar que el observador vio verdaderamente un fenómeno aéreo insólito. Sin embargo, si se hace un examen detenido de los datos comprobaremos que no es así.

Manuel Borraz en “OVNIs: Anotaciones a la luz de la Luna”, Boletín Informativo del Colectivo Cuadernos, nº 13 (junio 1995), pp. 56-62, ya indicaba que el avistamiento podría explicarse como una confusión lunar. Si hacemos las comprobaciones astronómicas pertinentes, veremos que nuestro satélite se ubicaba, precisamente, donde estaba el ovni. El 31 de agosto de 1968, a las 23:00 horas (GMT+1), la Luna tenía un azimut (origen del azimut el Sur) de unos 38º 49’ (visible hacia el SO) y una altura sobre el horizonte de unos 6º 46’.



La visión, al inicio de la observación, de una estrella fugaz pudo ser el desencadenante del incidente posterior. Me parece oportuno recordar el contexto en el que se produjo el caso. Éste aconteció en plena oleada ovni de 1968 donde la prensa informaba, casi a diario, de las apariciones de extraños objetos aéreos y la televisión española emitía la serie americana “Los invasores”.

En un mapa de la zona se puede ver que la carretera comarcal que va de Noreña a la N-634 tiene una orientación, aproximada, de NE-SO.

La observación tuvo lugar en la carretera C-142, que va desde Noreña hasta la carretera N-634, a la que alcanza a la altura del km 199... (OVNIs: el fenómeno aterrizaje, pág. 77).

Si el ovni se ubicaba en la vertical de la vía, desde el punto de vista del testigo se veía en dirección SO y a baja altura. Si trazamos el azimut de la Luna, citado anteriormente, veremos que pasa por encima de la carretera comarcal, precisamente por donde estaba situado el ovni.


Por otra parte, en el relato se encuentran los elementos típicos de una confusión lunar: color anaranjado rojizo (el clásico cuando la Luna está cerca del horizonte), inmovilidad, ausencia de sonido, etc. Resulta muy ilustrativa la siguiente descripción que hace el testigo sobre la intensidad de la luz del ovni: ...Su intensidad no era muy grande –como la de la Luna, aproximadamente- (Pág. 82). En un primer momento, el observador pensó que era nuestro satélite: Al principio creí que era la Luna, pero luego me di cuenta que era algo bien distinto... (publicado en la prensa). Después de que el ovni comenzó a acercarse (maniobra explicable desde las ilusiones) al testigo, éste se aterrorizó y el astro se convirtió en un objeto volador insólito y cercano. Hay que señalar que el declarante dijo que ¡no había Luna! cuando ocurrieron los hechos:

La noche era clara (el testigo cree recordar que eran visibles las estrellas aunque no así la Luna) y había una temperatura agradable. (Pág. 83)


Como hemos comprobado, nuestro satélite estaba en el cielo en el momento de la observación. Al volver el observador, acompañado, al escenario de la aparición el ovni ya no estaba allí. La Luna, durante el avistamiento, se ubicaba cerca del horizonte y de su ocaso. Éste se produjo hacia las 00:04 horas pero teniendo en cuenta la orografía de la zona se ocultó antes y, por lo tanto, ya no era visible en el firmamento cuando volvieron el testigo y su acompañante.