Durante la gran oleada OVNI de 1968/69 sobre nuestro país, el planeta Venus provocó numerosísimas observaciones de objetos volantes no identificados. Esta entrada tratará sobre uno de esos avistamientos que, precisamente, estaba incluido entre los doce expedientes que el Jefe del Estado Mayor del Aire (JEMA) entregó, de forma personal en 1976, al periodista y ufólogo J.J. Benítez (“Cuarenta años de ovnis en el Ejercito del Aire (1962-2001)” de Joan Plana Crivillén, CdU nº 28 – 3ª época 2002).
Por otra parte, para el citado ufólogo, de este caso (junto con los otros once expedientes) puede deducirse la realidad de los ovnis y su procedencia extraterrestre:
“...los ovnis hace tiempo que dejaron de ser ‘objetos volantes no identificados’. Para mí, y por una larga serie de razones, los ovnis son astronaves extraterrestres.” (“
Alto secreto”,
25 años de investigación nº 5, de J.J. Benítez, 1999 (Pág. 12)
“¿Qué consecuencias pueden deducirse tras la lectura de estos documentos oficiales, (?) proporcionados por el Gobierno español? (?) A mi entender las siguientes:
PRIMERA
Los ovnis existen. Son una realidad total. Absoluta. Y estoy pensando en los ovnis –no ya como fenómenos ópticos, meteorológicos, etc. – sino como máquinas, como aparatos generalmente de aspecto y consistencia metálicos.” (Pág. 229)
El avistamiento en cuestión ocurrió en Madrid, el día 19 de diciembre de 1968. En este
sitio se puede ver el informe realizado por el Ejercito del Aire. Después de una atenta lectura del mismo, puede apreciarse que las observaciones (que fueron dos) de esa tarde-noche no tienen nada de extraordinarias. Es más, los datos apuntan claramente a una confusión astronómica.
El fenómeno aéreo consistió, básicamente, en la percepción de una luz intensa (como una estrella grande) que no emitía sonido, estática en el cielo y observada, durante bastante tiempo, hacia el Oeste entre las 19:15/19:30 (primer caso) y 20:05/20:30 horas (segundo caso).
La descripción del fenómeno es la típica de un astro brillante cercano al horizonte. Precisamente, durante esos días el planeta Venus lucía su extraordinario brillo desde la puesta del Sol hasta su ocaso.
“Efectivamente, tal y como afirma el informador oficial, en aquellas fechas, Venus era visible. Ese día pudo observarse –y más concretamente desde Madrid- en dirección oeste y relativamente bajo: a unos veinticinco o treinta grados sobre la línea del horizonte.” (Alto secreto, Pág. 178). El resaltado es mío.
Para ser exacto, el día 19 de diciembre de 1968 a las 19:15 horas (GMT+1) y desde Madrid, Venus tenía un azimut de 43º (contando desde el Sur) y, por lo tanto, era
visible por el Sur-oeste. A la citada hora estaba a unos
18º sobre el horizonte.
El ufólogo descarta la explicación de Venus por los siguientes motivos:
1.- Por el tamaño aparente del OVNI: “...el tamaño del objeto resultaba mucho más grande que el planeta Venus. Este segundo testigo, incluso, precisa mucho más y asegura que el tamaño aparente del objeto era de unos cinco o seis centímetros.” (Pág. 179). El resaltado es mío.
¿Colocados a qué distancia? Si no se indica este dato, el mencionado tamaño aparente no tiene utilidad alguna, ya que, se puede interpretar como uno quiera. Si los cinco o seis centímetros los ponemos a medio metro de los ojos, el tamaño sería gigantesco. Si los ubicamos a diez metros, sería diminuto.
En el expediente militar se ofrecen otros datos sobre el tamaño aparente del “OVNI”, que me parecen más aproximados, pero que por lo general suelen ser sobreestimados. La información la ofrecen los testigos del primer caso:
“¿Era un punto luminoso o un objeto? No, era una estrella luminosa” “¿Tamaño? Como 20 ó 30 estrellas juntas.”
“Él dice que tenía el tamaño de media luna; ella que de una entera.”
Básicamente, la descripción es coincidente con el tamaño aparente de Venus, teniendo en cuenta que la estimación de dicho dato es sólo eso,
una apreciación que no suele ser exacta.
2.- Por la altitud que tenía el OVNI: “Para el segundo testigo, el extraño objeto que viera desde las calles de Madrid estaba muy alto. A unos diez mil metros. Ella no concuerda con la posición del planeta, que estaba situado entre veinticinco o treinta grados sobre el horizonte.” (Pág. 179) El resaltado es mío.
Para empezar, ¿Cómo pudo saber el observador que el ovni estaba a ese nivel si no sabía lo que estaba viendo ni que tamaño tenía? Desconociendo estos datos, resulta difícil calcular a qué altura está un objeto.
Según Benítez, los 10.000 metros no concuerdan con los 25 ó 30 grados de altura que supuestamente tenía el planeta. Depende a que distancia esté situado un objeto, esa altitud puede, o no, coincidir con esos grados. Con una elevación angular de 27º, un objeto situado a 100 metros tendría una altura real de 51 metros. A 10 Km. de distancia tendría 5100 metros. A 20 Km. tendría 10200 metros y así sucesivamente. A continuación puede verse, gráficamente, lo que quiero decir.
Además, en ningún momento de los avistamientos, Venus tenía la altura angular indicada por el ufólogo. A las
19:15 horas (1ª observación) el citado astro tenia una elevación sobre el horizonte de
18º. A las
20:05 horas (2ª observación),
tenia 11º.
3.-Venus ya se había ocultado: “Por último, el segundo testigo manifiesta en su declaración oficial que se marchó hacia las 20.30 y ‘aún seguía’. Si se hubiera tratado realmente de Venus, a esa hora ya no hubiera sido visible, puesto que aquel día se puso, como dije, entre las 20.10 y las 20.15 horas...” (Pág. 179) El resaltado es mío.
¡Craso error! El ocaso del planeta Venus se produjo, el día 19 de diciembre de 1968, hacia las
21:16 horas locales (GMT+1). Por lo tanto, el citado astro era perfectamente visible en el cielo durante las visiones del supuesto OVNI. El dato es de fácil comprobación.
Posición de Venus a las 20:30 horas
Como en el segundo avistamiento se da más información sobre la ubicación del observador y del OVNI, se puede hacer una sencilla comprobación que corrobora, sin ningún genero de dudas, la intervención del planeta Venus en las observaciones de esa tarde-noche:
“Bajando por la calle de Alcalá, hacia Cibeles en automóvil, acompañado de su esposa e hijo, al llegar al cruce con General Mola (ahora Príncipe de Vergara)
vio en su frente una luz muy intensa, estática.” (Informe del Ejército del Aire, pág. 3)
En un mapa de Madrid puede apreciarse que la calle de Alcalá
tiene una orientación NE-SW. Si se traza el azimut de Venus (53º a las 20:05 horas) desde el punto donde el testigo comenzó a ver el OVNI, se comprobará que el citado astro quedaba enfrente de los observadores, coincidiendo con la posición de la “extraña” luz.
Continúo:
“Siguió viéndola casi todo el trayecto hasta Cibeles, donde se detuvo en el Palacio de Comunicaciones, y permaneció viéndolo encima del Banco de España hasta las 8,30 que se marchó y aún seguía.” (Pág. 3)
Trazando el azimut de Venus (57º a las 20:30 horas) desde esta nueva ubicación, puede verse que la visual pasa por encima del mencionado edificio, justo por donde se divisaba el OVNI.
En definitiva, un par de avistamientos sencillos donde la explicación astronómica resulta bastante evidente y que para cualquier experimentado ufólogo, el esclarecimiento de los mismos tendría que ser como “coser y cantar”.