miércoles, 30 de diciembre de 2020

Maravillas en el cielo (7): El Puig, 1237

El caso numero 111 del libro Wonders in the Sky describe la observación de una flota de siete luces misteriosas que se vieron durante cuatro sábados consecutivos cayendo en El Puig (Valencia), en el año 1237. El texto incluye los símbolos: Luz aérea no identificada y fenómeno con evidencia física. 



Resulta significativo que esta historia no figure en ninguna crónica de la época. El Llibre dels feits, obra dictada por el rey Jaime I de Aragón que dedica numerosos capítulos a narrar la conquista de Valencia, no menciona estos supuestos hechos. En cambio, sí se refiere a las vicisitudes del castillo ubicado en el cerro ("puig" en valenciano) que “los sarracenos llamaban Enesa y los cristianos Puig de Cebolla, y ahora tiene el nombre de Puig de Santa María” (Zuriaga, 2005; p. 279). El monarca también relata que, cuando se encontraba en El Puig a principios de 1238, prometió ante el altar de la iglesia de Santa María que no pasaría a Teruel hasta haber tomado Valencia, un altar donde ya podría haber habido una imagen de la Virgen aunque no se mencione de forma expresa (Mocholí, 2018; p. 179). 

En todo caso, la primera alusión explícita a la veneración de una imagen de la Virgen del Puig la encontramos en la Chronica de Ramón Muntaner al indicar, en su capítulo XXXIII, que cuando Jaime I asistió al Concilio de Lyon de 1274 se detuvo a visitar a la Madona Sancta Maria del Puig en su primera etapa de viaje (Zuriaga, 2019; p. 9). El modesto templo original -cuya custodia había sido entregada a la Orden de la Merced en 1240- fue reconstruido en el siglo siguiente y constituyó la semilla del posterior monasterio de Santa María del Puig.

En agosto de 1237 tuvo lugar la batalla del Puig que impidió que los musulmanes reconquistaran la fortaleza. Este episodio histórico ha sido asociado con otro hecho prodigioso: la aparición en el campo de batalla del mismísimo San Jorge en apoyo de los combatientes cristianos. Hay que advertir que esta aparición tampoco es mencionada en el Llibre dels feits, siendo la primera fuente conocida la crónica de San Juan de la Peña de finales del siglo XIV.

El culto mariano en El Puig está tempranamente atestiguado, como ya hemos visto, pero por lo que respecta concretamente al hallazgo de la imagen de la Virgen, las referencias que nos han llegado son más recientes, empezando por una mención documental de 1448 que solamente indicaba: "se dice que fue encontrada aquí en El Puig, cuando se conquistó esta tierra" (Mocholí,2018).

 

La siguiente xilografía de la primera mitad del siglo XVI ("LLoes e Goigs a la Verge María"), que muestra la batalla del Puig y la intervención de San Jorge así como al rey Jaime I encomendándose a la Virgen, sería la primera representación conocida de la Virgen del Puig bajo una campana (Zuriaga, 2005;p. 280, imagen nº 005251).

 



Pero el primer relato detallado del hallazgo que nos ha llegado lo encontramos en una obra de Pere Antoni Beuter de mediados del siglo XVI que describe las luces como "lumbres" (Beuter, 1551; cap.31, f. 90 r):

...estando velando las guardas, vn sabado, parescioles que descendian vnas lumbres del cielo y se entravan en el lugar do agora es el cabo del altar dela yglesia del Puig y da[n]dose acato desto aduirtieron que cada sabado descendían siete vezes dende la hora que anochescia hasta la media noche.

 

 

El descubrimiento de la imagen de Nuestra Sra, del Puig relatado en la "Segunda parte de la crónica general de España" de Beuter (1551). 


La posterior versión de Tirso de Molina que citan Vallée y Aubeck  (incluida en su Historia general de la Orden de Nuestra Señora de las Mercedes, un manuscrito de 1639 no publicado hasta 1973) coincide en lo principal pero difiere en los detalles:

...las centinelas y custodias de el castillo repararon que cada sáuado, a la media noche, vajaba desde su firmamento vna esquadra de estrellas luminosas, que, siete en número, consecutiuamente se asentaban sobre la cumbre más vecina a la dicha fortaleza, en el mismo sitio donde agora yaze nuestro monasterio. 

La aparición de luces que revelan la existencia de una imagen escondida de la Virgen es  un tema recurrente en las leyendas sobre hallazgos marianos. Ya hemos tenido ocasión de tratar el descenso de una luz durante cuatro sábados consecutivos en Montserrat (el sábado es el día consagrado a la Virgen María) y la reiterada aparición de unas estrellas que caían en un cerro en Estella, sin olvidar las "luces sobrenaturales" de Santiago de Compostela, que preceden en el tiempo a las leyendas marianas.

Aparición de la Virgen del Puig a San Pedro Nolasco, por José
Ignacio Cobo y Guzmán (1666-1746).

Aunque no hay forma de verificarlo, en el caso de El Puig se ha llegado a sugerir que la mención específica de siete estrellas podría estar inspirada en un pasaje del Llibre dels feits donde el rey Jaime I relata su observación de un eclipse solar cuando regresaba de Montpellier, hacia el mediodía del 3 de junio de 1239: "el más grande que jamás hayan visto y que recordaran los hombres [ ... ] porque todo el sol cubrió la luna y se podían ver bien siete estrellas en el cielo" (Sigaut, 2000).

En cuanto al detalle de la campana, hemos intentado seguirle la pista elaborando una lista de imágenes de la Virgen que, según se cuenta, fueron halladas bajo una campana. Indicamos para cada caso la advocación, el lugar (población y provincia), la supuesta fecha del descubrimiento (según la tradición) y una breve indicación de la causa o circunstancia del hallazgo (en algunos casos existen relatos contradictorios al respecto):

A) Mare de Déu del Puig (El Puig, Valencia), 1237: siete luces -estrellas- descendían del cielo.

B) Mare de Déu del Dó (Alfafar, Valencia), 1238: siete estrellas descendían del cielo.

C) Mare de Déu de Gràcia (Gorga, Alicante), hacia1276: siete estrellas que caían del cielo.

D) Nuestra Sra. de la Peña (Calatayud, Zaragoza),1120: una estrella señalaba su situación.

E) Mare de Déu del Patrocini (Foios, Valencia): sonido de la campana.

F) Mare de Déu de la Misericordia (Burriana,Valencia): sonido de la campana.

G) Mare de Déu de la Salut (Xirivella, Valencia),1595: sonido de la campana.

H) Nuestra Sra. de Monserrate (Orihuela, Alicante),1306: sonido de la campana.

I) Nuestra Sra. del Almuerzo (Narros, Soria),principios s. XIII: sonido de la campana.

J) Mare de Déu de l'Olivar (Alaquàs, Valencia), hacia 1300: encontrada al arar un campo.

K) Nuestra Sra. del Collado (Santisteban del Puerto,Jaén), 1232: encontrada al arar un campo.

L) Nuestra Sra. de Guadalupe (Úbeda, Jaén), 1381: lugar sugerido por voces y luces o encontrada al arar un campo.

M) Nuestra Sra. de la Coronada (Jaén), s. XIII: encontrada al labrar un campo.

N) Nuestra Sra. del Alcázar (Baeza, Jaén), 1227: encontrada en un socavón de una casa o al arar un campo.

O) Nuestra Sra. de la Encarnación (Peal de Becerro,Jaén): encontrada al arar un campo.

P) Nuestra Sra. de los Remedios (Ibros, Jaén): encontrada al extraer barro.

Q) Nuestra Sra. de los Remedios (Santo Tomé, Jaén): desprendimiento de tierra.

R) Nuestra Sra. de Consolación (Castellar, Jaén).

S) Nuestra Sra. de Miramonte (Ardisa, Zaragoza), s.IX: repetidas visitas de una cabra a una cueva.


En todos los casos la imagen se habría encontrado enterrada, salvo en los ejemplos H y S (escondida en una cueva) y F (sumergida en una laguna).

 

A continuación hemos representado su ubicación en el mapa, indicando:

 

- en rojo, los hallazgos motivados por la aparición de “estrellas” que señalaban el lugar;

- en azul, los casos en que un sonido de campana condujo al descubrimiento;

- en verde, los hallazgos propiciados por trabajos en el campo o un desprendimiento de tierra;

- en negro, otros casos o bien ejemplos sin información.

 

 


 

Salta a la vista el “efecto contagio” de la tradición de la Virgen del Puig en el área valenciana, aunque sólo encontramos las siete estrellas descendentes en otros dos casos (Alfafar y Gorga). En otros casos levantinos, el elemento revelador pasa a ser el sonido de la campana.

También destaca la concentración de este tipo de relatos sobre imágenes halladas bajo una campana en otra área muy reducida, la provincia de Jaén. Pero, en este caso, con un peculiar predominio de hallazgos fortuitos mientras se araba un campo.

La mayoría de estas historias españolas de "apariciones marianas" -elaboradas a posteriori para dar cuenta de la veneración de una imagen de la Virgen en un determinado lugar- afirman que las imágenes halladas habían sido previamente escondidas al producirse la conquista árabe (Rodríguez, 2014). Sin embargo, no  hay pruebas de tan amplia devoción a María antes de la invasión, es decir, en la época visigoda. Por otra parte, el estudio de las imágenes que se conservan revela invariablemente que son de épocas más recientes (la sorprendente Virgen del Lledó -una diminuta efigie de imposible datación, entronizada como patrona de Castellón de la Plana-  podría ser la excepción que confirma la regla).

 

La imagen de la Virgen del Puig no es una estatua sino un mediorrelieve policromado, de estilo bizantino, cincelado en una losa pétrea de casi un metro de alto. Algunos autores remontan su llegada a El Puig al siglo VI para no contradecir la tradición. Sin embargo, la mayoría de expertos en historia del arte han coincidido en retrasar su origen a la Baja Edad Media (aunque sin ponerse de acuerdo en el periodo concreto, en una horquilla que va del siglo XIII al XV), atribuyéndole una procedencia italiana. Daniel Benito Goerlich ha señalado la extraordinaria similitud del icono de El Puig con un relieve bizantino de la Theotokos Aniketos ("Madre-de-Dios Invencible" en griego), probablemente del siglo XIII, que se encuentra en la Capilla de San Zenón de la basílica de San Marcos de Venecia (Serra, 2014).

 

 A la izquierda, la imagen de la Virgen conservada en el Monasterio de Sta. María del Puig. A la derecha, Theotokos Aniketos de la basílica de S. Marcos de Venecia


La ausencia de noticias contemporáneas a los supuestos hechos, su afinidad con relatos legendarios similares y la datación de la imagen, que contradice la versión tradicional, nos llevan a concluir que la historia del descubrimiento de la Virgen del Puig tiene un carácter legendario y no refleja hechos reales. Por consiguiente, no tiene sentido considerarla como un ejemplo de manifestación de "luces aéreas no identificadas" con "evidencia física", como plantea  el libro Wonders in the Sky.

 

 

Referencias:

 

Zuriaga Senent, Vicent F. (2005). La imagen devocional en la orden de Nuestra Señora de la Merced: tradición, formación, continuidad y variantes (tesis doctoral Hª del Arte). Universitat de València (Valencia).


Zuriaga Senent, Vicent F. (2019). El rey fundador: Jaume I en la iconografía mercedaria. Potestas, Nº 15, pp. 7-32. Universitat Jaume I (Castellón de la Plana).

Muntaner, Ramón (1558). Chronica, o descripcio dels fets e hazanyes del inclyt Rey don Jaume Primer. Viuda de Joan Mey Flandro (Valencia). (Versión impresa del manuscrito escrito entre 1325 y 1328.) 

Mocholí Martínez, María Elvira (2018). La Virgen de la Seo y otros iconos reales en la Ciudad de Valencia. Codex aquilarensis, Nº 34, pp. 169-182. Fundación Santa María la Real (Aguilar de Campoo, Palencia).

 

Beuter, Per Anton (1551). Segunda parte de la Coronica general de España y especialmente de Aragon, Cathaluña y Valencia... Impresor: Ioan de Mey Flandro (Valencia).

 

Sigaut, Nelly (2000). Un sistema icónico teológico en el Reino de Valencia. Teología en Valencia: Raíces y retos, buscando los orígenes, de cara al futuro. Actas del X Simposio de Teología Histórica (3-5- marzo 1999), pp. 85-103. Facultad de Teología San Vicente Ferrer (Valencia).

 

Rodríguez Becerra, Salvador (2014). Las leyendas de apariciones marianas y el imaginario colectivo. Etnicex: revista de estudios etnográficos, Nº 6, pp. 101-121. Asociación Profesional Extremeña de Antropología (Cáceres).

 

Serra Desfilis, Amadeo (2014). A brave new kingdom: images from the sea and in the coastal sanctuaries of Valencia (XIII-XV centuries). The Holy Portolano / Le portulan sacré: The Sacred Geography of Navigation in the Middle Ages. Fribourg Colloquium 2013. De Gruyter (Berlin).

 

 

 

 

miércoles, 28 de octubre de 2020

Maravillas en el cielo (6): Caravaca, año 1232

En el caso 109 de Wonders in the Sky se relata que unos fenómenos luminosos acompañaron a una cruz de dos brazos traída por una entidad, que es interpretada como un ángel, a la ciudad de Caravaca (Murcia) el 3 de mayo de 1232. Entidad asociada a un fenómeno aéreo. 

Traducción:

3 de mayo de 1232, Caravaca, España

Luces, y un "ángel" trae una cruz

Fenómenos luminosos acompañan a una cruz de dos brazos aparentemente traída aquí abajo por una entidad que se supone es un ángel. El contexto religioso que rodea la observación le ha permitido sobrevivir como una leyenda, contada por varios autores. Tradicionalmente, se considera que el más acreditado de ellos es el franciscano del siglo XIII Juan Gil (Egidio) de Zamora. Relata que la cruz fue llevada dentro de la iglesia por dos ángeles.

El paradero actual del objeto es igualmente incierto. La cruz que se puede ver hoy en el santuario de Caravaca es una copia, siendo robada la original en 1934, probablemente por una secta.

Fuente: Clara Tahoces, "Caravaca, ¡Qué Cruz!" Más Allá 127 (septiembre 1999). (El resaltado es nuestro)


Para empezar, no hay ninguna mención a luces, fenómenos aéreos ni a entidades no humanas en la primitiva versión de la leyenda, aparentemente de origen medieval.

Los dos ángeles que habrían traído la "Vera Cruz de Caravaca" (no uno solo) fueron añadidos posteriormente. Aparecen citados por primera vez en una obra del canónigo Antonio de Honcala (1546), si bien ya aparecen representados en torno a 1520 en una de las tablas al óleo que el pintor Hernando de Llanos dedicó a ilustrar distintas escenas relacionadas con la aparición de la cruz. Imagen tomada de aquí.

 

 

Resulta confusa la referencia inicial a "un" ángel o "una" entidad cuando luego se mencionan "dos" ángeles (el número correcto en las versiones más recientes de la leyenda que hablan de ángeles).

Sembrar dudas ahora calificándolos de "supuestos" ángeles está fuera de lugar, puesto que quienes los introdujeron en la leyenda -con el pincel o la pluma- lo hicieron pretendiendo que fueran inequívocamente ángeles "auténticos".

No se trató de una observación real que fue interpretada en un "contexto religioso". Desde un principio fue una leyenda religiosa que pretendía "explicar" el origen de la reliquia, un relato que se fue enriqueciendo con el tiempo (Fuente, 1886; Sánchez, 2001).

En definitiva, sin fenómenos aéreos, ni luces, ni (originalmente) "entidades" no hay justificación para incluir este caso en el libro Wonders in the Sky. Este argumento basta para zanjar el tema. No obstante, seguidamente comentaremos algunos de los detalles que se mencionan.

El autor más acreditado, por antigüedad, sería el franciscano del siglo XIII Juan Gil de Zamora (Fray Egidio), como se indica en el libro, si no fuera porque los textos que se le atribuyen sobre este asunto no son auténticos. Sólo hubo constancia de ellos a través de un probado falsario, el jesuita Jerónimo Román de la Higuera (ver, por ejemplo, Marín, 2017, pp. 98-102), que su coetáneo Juan de Robles Corbalán tomó como fuente fiable al escribir su famosa obra sobre la aparición de la Cruz de Caravaca y sus milagros (Robles, 1615). Puede decirse que dicha obra del siglo XVII acabó de conformar la tradición tal como la conocemos actualmente.

Sorprende que sea necesario hacer las anteriores puntualizaciones al texto de Vallée y Aubeck cuando la referencia en la que se basaron para escribirlo ya mencionaba tanto el problema de las fuentes relacionadas con Gil de Zamora como la incorporación tardía de los ángeles a la leyenda. Nos referimos al artículo de Clara Tahoces "Caravaca, ¡Qué Cruz!" Más Allá 127, (septiembre 1999) que, con mínimas variaciones respecto a lo publicado en la revista, puede leerse aquí. Tampoco hay rastro en dicho artículo de fenómenos luminosos asociados a la aparición de la cruz en el siglo XIII.

Por último, hay que hacer algunas puntualizaciones sobre la fecha indicada (3 de mayo de 1232). No es casualidad, pues el simbolismo es obvio, que coincidiera con la tradicional fiesta de la Invención de la Santa Cruz del 3 de mayo, en conmemoración del hallazgo en Jerusalén por parte de Santa Elena, madre del emperador Constantino, de la verdadera cruz de Jesucristo.

En cuanto al año, en ocasiones vemos citado 1231, como consignó Robles en su obra de 1615 basándose en la cuestionable información aportada por Román de la Higuera. Un siglo más tarde, Martín de Cuenca Fernández Piñero afinó la interpretación de las mismas fuentes –que tampoco puso en duda− concluyendo que la aparición tuvo lugar un año después, en 1232 (Cuenca, 1722, libro III, cap.VI). Hoy seguimos encontrando mencionados ambos años.

 

Referencias

Honcala, Antonio de (1546). Antonii Honcalae Yanguensis sacrae theologiae magistri, abulen, canonici pentaplon christianae pietatis interpretatur autem pentaplon, quintuplex explanatio. Lib. III, cap. LVII. Ionannes Brocarius (Juan de Brocar), Compluti (Alcalá de Henares).

Ver traducción al castellano del pasaje relativo a la aparición de la cruz de Caravaca en Robles (1615), lib. I, cap.X.

Fuente, Vicente de la (1886). La Santa Cruz de Caravaca. Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 9, pp. 319-334. R. A. H. (Madrid).

Sánchez Romero, Gregorio (2001). Ensayo histórico sobre el acontecimiento religioso de la Vera Cruz de Caravaca y su santuario. Murgetana, Nº 104, pp. 43-89. Real Academia Alfonso X el Sabio (Murcia).

Marín Ruiz de Assín, Diego (2017). Los falsos cronicones en la historiografía murciana de los siglos XVII y XVIII. Murgetana, Nº 136, pp. 85-114. Real Academia Alfonso X el Sabio (Murcia).

Robles Corbalán, Juan de (1615). Historia del mysterioso aparecimiento de la Santissima Cruz de Carabaca e innumerables milagros que Dios Nuestro Señor ha obrado y obra por su deuocion. Imprenta de la viuda de Alonso Martín (Madrid).

Cuenca Fernández Piñero, Martín de (1722). Historia Sagrada de el compendio de las ocho maravillas del mundo, del non plus ultra de la admiración y del pasmo, de el emporio, donde se hallan los portentos mas singulares: de un lignum-crucis, que se compone de cuatro brazos: de la quinta esencia y mas principales partes del Sacrosanto madero y dulce leño, en que murió el Rey de los Cielos y de la Tierra, y el segundo Adan, nuestro redentorJesucristo: de la Santisima Cruz de Caravaca. Imprenta de la viuda de Juan García Infanzón (Madrid).

 


martes, 20 de octubre de 2020

Un vuelo "anómalo" y "paranormal"

El día 20 de julio del año 2007, un avión procedente de El Cairo con destino a Barcelona fue acompañado presuntamente por OVNIs. Los protagonistas fueron F.A. y C.M., un matrimonio zaragozano que volvía de vacaciones. En este enlace, una descripción del incidente según Miguel Pedrero.

En el año 2014 escribí en este blog una entrada sobre el caso que puede leerse por aquí. Vuelvo sobre el incidente porque en el último número de la revista EOC, nº 91-92, se publica un trabajo de Victor Martinez exponiendo su investigación sobre el mismo: "Fenómenos anómalos" a 33000 pies AVISTAMIENTO Y GRABACIÓN "PARANORMAL" en vuelo, pp 37-42, donde aporta algunas novedades.

Comienza el artículo sugiriendo que lo que más extrañeza confiere al caso (por lo visto, más que los pretendidos OVNIs) es una grabación que hizo el testigo con su móvil:

Se trata de una grabación de video realizada mediante teléfono móvil, la cual presenta un audio cuyas características se asemejan más a lo que normalmente se entiende por "psicofonía".

Evidencias que presenta el caso.

A pesar de que los pretendidos OVNIs (al parecer, luego era uno) acompañaron al avión en casi todo el recorrido (unas cuatro horas) solo hubo dos testigos, el matrimonio zaragozano mencionado anteriormente. Ni los pilotos ni ningún otro pasajero advirtió algo raro acercándose o escoltando a la aeronave durante todo ese tiempo (p. 39). 

 

Además, según la consulta realizada por Victor Martínez al Ejercito del Aire español, no se detectó nada anómalo en el cielo durante esa noche.

Por lo tanto, las evidencias que tiene este avistamiento son los testimonios de dos testigos y una grabación de vídeo.

Sobre los testigos.

Parece ser que muchos detalles los aporta un único testigo, muy sugestionado por una experiencia previa. No se pone en duda la sinceridad de los mismos pero tampoco se puede garantizar al cien por cien la interpretación que hacen de lo observado. Por otra parte, el autor del artículo escribe lo siguiente sobre el matrimonio (p. 37):

Lo que apunta  a que los testigos han pasado del escepticismo a una visión probablemente crédula y sesgada del tema OVNI.

La grabación de video.

El testigo F.A. se puso a grabar, a través de la ventanilla, las dos misteriosas luces. Al instante, notó una ligera vibración en la mano: como si el teléfono no me respondiera, de tenerlo bloqueado y la grabación se detuvo. Después de aterrizar, el testigo examinó el vídeo y solo vio en él oscuridad pero escuchó una voz que parecía decir, No me miréis (p. 39): 


Martínez se preocupó de intentar obtener una transcripción objetiva del audio y concluyó: Por lo tanto, la supuesta orden "no me miréis" no parece clara. Por otra parte, según el citado autor, en el video solo se aprecia más o menos ruido sobre fondo negro. Pero curiosamente, Miguel Pedredo, en el enlace que he puesto al inicio de esta entrada, dice: En la grabación, de escasa calidad, sólo se observan dos puntos de luz durante unos instantes.

Sobre la presunta "psicofonía", lo más razonable es pensar que provenga de la esposa de F.A., que estaba a su lado y que ya lo indica el citado autor en su trabajo. Lo de las diferentes interpretaciones que se hacen de esa voz,  al parecer ambigua, más bien, la explicación apuntaría a una pareidolia auditiva.

Los videos OVNI de una Web egipcia.

Se menciona la asombrosa coincidencia con unas grabaciones de luces efectuadas en El Cairo el mismo día (20 de julio de 2007) y que podrían estar relacionadas con el caso tratado en esta entrada. Sin embargo, estos pretendidos OVNIs se grabaron entre las 20:06 y las 21:46 horas locales (GMT+3). O sea, que las grabaciones finalizaron aproximadamente casi una hora y media antes de que comenzara el incidente del avión, que fue sobre las 23:05 h.  A esas horas, la aeronave ya se encontraba lejos de El Cairo, sobrevolando el Mar Mediterráneo.  Martínez comenta sobre este punto (p-40):

 

Los citados vídeos aparecían en una página egipcia que ya no existe pero que se puede localizar en Internet. Haciendo clic aquí se puede ver la información publicada en la aludida Web. Como se puede comprobar, el autor de la misma pretendía vender, con un desparpajo pasmoso, grabaciones de OVNIs que en realidad eran luces puntuales desenfocadas.

La información sobre los videos del día 20 de julio, tomados en El Cairo, se pueden ver en este enlace. A continuación, varios fotogramas de dichas grabaciones.

 

Salta a la vista que la mayoría de esas imágenes también corresponden a grabaciones de luces puntuales desenfocadas. Si se mira, desde esa ciudad, cómo estaba el cielo a las horas indicadas, se verá lo siguiente:

 

La información sobre los vídeos que muestra la pagina egipcia es muy escueta y no se puede concluir con seguridad qué son esas luces. Cabe la posibilidad de que lo que se ve en los mismos sean Venus y Júpiter desenfocados, ya que las horas de inicio y la duración coinciden con la visibilidad en el cielo de los citados planetas.

Al final va a resultar que uno de los vídeos egipcios (en el caso de que la luz sea Júpiter) sí puede tener relación con lo visto por el matrimonio desde el avión.

Conclusión.

Después de todo lo expuesto, me parece que el caso es poco demostrativo a pesar de que tenga algún detalle que no admita una explicación inmediata. Además, no hay ninguna necesidad de recurrir a la "Hipótesis de la Distorsión" de  José Antonio Caravaca ni a especulaciones similares, sobre todo para explicar la grabación interrumpida y la voz misteriosa que aparece en ella, que no deja de ser una mera anécdota.

Mi impresión del incidente es que la observación inicial de Júpiter y Antares pudo ser el desencadenante de todo lo que aconteció después. También habría que tener en cuenta a los ufólogos que han intervenido en el asunto, que probablemente han aportado su granito de arena para que el avistamiento sea más misterioso de lo que en realidad parece ser.

Al final del artículo, Victor Martínez apunta lo siguiente sobre las posibles explicaciones del incidente: ...o en procesos psicológicos inusuales o desconocidos, los cuales pueden haber sido parte importante...

Quizás pueda estar ahí, en parte, la clave de este caso.

 

jueves, 10 de septiembre de 2020

Un viaje increíble

Resulta curioso, y llamativo, como algunos ufólogos realizan verdaderas piruetas argumentales para oponerse a las explicaciones, a veces evidentes, que se dan a los avistamientos de OVNI y a continuación, dejarlos inexplicados ad infinitun. Da la impresión de que el fin es mantenerlos eternamente en un "no sé lo que es", después, si eso, se pueden mostrar lo misteriosos y auténticos que son.

Uno de esos casos es el ocurrido en Neuquén (Argentina), el pasado 30 de junio, donde dos pilotos tomaron al planeta Júpiter por un OVNI. En estos enlaces pueden leer más información sobre esta historia.

En el siguiente artículo, que se puede leer por aquí, encontrado por casualidad, concluyen que el citado caso sigue siendo muy misterioso y se encuentra "encuadrado" con otros avistamientos ocurridos durante este año 2020. Asunto que, por lo visto, aumenta la extrañeza de los casos.


He mirado la primera observación que mencionan, la del 14 de febrero en Lagunas de Epulauquen, calificada como significativa, y me tropiezo con más de lo mismo. Los detalles del avistamiento se pueden leer en esta nota publicada en un diario local.


El mencionado día al atardecer, a las 21 horas locales, una familia de Buenos Aires, cuando se dirigía al área natural protegida de Las Lagunas de Epulauquen, observaron un OVNI muy luminoso en el cielo, hacia su izquierda. Era silencioso, estaba estático y mirando la fotografía de arriba se adivina fácilmente la ubicación que tenía en el firmamento el brillante objeto.



Una imagen del OVNI sacada de la grabación que hicieron los testigos. El video puede verse en este enlace.

A pesar de lo maravilloso, increíble e inexplicable que parecía el fenómeno luminoso, lo cierto es que, en el momento de la observación y en la dirección apuntada por los testigos (poniente) el único objeto brillante que había en el cielo era el planeta Venus. Ver la carta celeste.


En la siguiente imagen satélite de Google Maps puede verse el azimut que tenía Venus (287º) desde el punto de vista de los testigos. El astro quedaba a la izquierda de los mismos, como apuntaba la noticia de prensa.


El significativo avistamiento del 14 de febrero de 2020 en Las lagunas de Epulauquen, que pretendía corroborar el del día 30 de junio ocurrido en Neuquén, se queda en otra típica confusión con la reina de los OVNIs.





jueves, 3 de septiembre de 2020

Maravillas en el cielo (5): Teruel, año 1171

Caso nº 100 de Wonders in the Sky relativo a la observación de un misterioso objeto luminoso que propició la fundación de Teruel (Aragón) en el año 1171. El Rey Alfonso II y sus hombres vieron un toro y una estrella luminosa flotando sobre dicho animal. Suceso que marcó el lugar dónde se levantaría Teruel. El acontecimiento está actualmente representado en el escudo de la mencionada ciudad, con un toro y una estrella encima. El Rey observa un misterio.


Además, los autores del libro incluyeron la visión del toro y la estrella en la categoría que denominan "entidad asociada a un fenómeno aéreo" (el símbolo que aparece junto al número de caso).


Vallée y Aubeck se basaron de nuevo en el libro de Javier Sierra y Jesús Callejo, La España Extraña (1997), donde sus autores no dudan en señalar que la principal seña de identidad de Teruel (el toro y la estrella), que aparece en escudos, banderas, etc. de la ciudad: ...procede de un extraño avistamiento ovni de finales del siglo XII. A continuación, el texto que dedicaron a esta historia.



Hay varias versiones de la leyenda sobre la fundación de Teruel. La que podemos llamar “clásica” se conserva en una copia del siglo XVII, recogida en el llamado Alcorán o Libro Verde de Teruel (una heterogénea colección de documentos reunidos en el siglo XIX).

El relato tal como aparece en la copia conocida puede leerse, por ejemplo, en un artículo del historiador Fernando López Rajadel, que estima que el documento original habría sido escrito en la primera mitad del siglo XIV (López, 2009;  pp 887-899).

A una conclusión similar llegó el historiador decimonónico Pedro Pruneda (Pruneda, 1866, pp. 75-76). Otros autores han sostenido opiniones diferentes. Así, el investigador Antonio C. Floriano Cumbreño mantenía que el escrito: es falso superficial y lo creemos redactado en 1620, aproximadamente, y, por Juan Yagüe de Salas, que estaba muy ducho por entonces en tales menesteres. (Floriano, 1951).

En cualquier caso, lo cierto es que no hay disponible ningún documento de la época de la fundación y repoblación de Teruel (s. XII) que respalde la leyenda.

Vallee y Aubeck no reproducen directamente esta versión, que es la que mencionan Sierra y Callejo en su libro, sino que optan por narrar una variante de dicha versión, muy extendida, sacada de “a current historical brochure about the town”. A pesar de que los autores de Wonders in the Sky indican a modo de título “The King observes a mystery”, lo cierto es que el relato de la leyenda no indica que el propio rey Alfonso II observara el toro y la estrella.

Una versión distinta de la leyenda (que también mencionan Sierra y Callejo) tiene por protagonista a un toro de piedra. Así la relata un manuscrito anónimo del último tercio del siglo XVIII (Martínez, 1957; p. 11):
Reparóla después el Rey [Alfonso II de Aragón], y al abrir nuevos cimientos a sus murallas hallaron en ellos la figura de un toro de piedra; romana la quieren unos, egipcia otros, persuadidos de que sus primeros fundadores, como egipcios, adorando a su dios Apis en esta forma, le quisieron erigir este monumento, no único en España. Al tiempo de descubrirla resplandeció sobre ella una estrella, presagio de felicidades, que dió motivo a tomar una, y otra de oro, en campo rojo, y de aquí la denominaron Tor-vel, corrupto Teruel; otra etimología le dan otros, mas ésta es la más verosímil.
Por último, una tercera versión de la leyenda se refiere a toros embolados. (Ubieto, 1998, p.105, citando a Caruana, 1952, referencia no consultada).

Como detalle curioso, algún autor llega a trasplantar la leyenda a la conquista de la ciudad de Cuenca por los castellanos, en 1177, con la intervención del hijo de uno de los caballeros que ganaron Teruel, Sancho Muñoz de Teruel (Piferrer, 1859; p. 61):
Y estando en el cerco, en una noche tempestuosa, el dicho Simón Sanchez de Teruel [hijo de Sancho Muñoz], guiado milagrosamente por un toro y una estrella, dio vuelta a la muralla, y observando flaqueaba por una parte, embistió con la gente que llevaba, y peleando valerosamente, se apoderó de la ciudad.
¿Se puede considerar alguna de las versiones como la leyenda Original?

Falta información para confirmarlo, pero parece que la primera versión citada sea la más antigua.


¿Tiene el topónimo de Teruel relación con la leyenda?

Aunque “debemos esperar hasta el siglo XII de nuestra era para encontrar testimonios inequívocos, que no unitarios, del nombre de nuestra ciudad” Torol, Therol, Turiol, Turolium...− (Jordán, 1997, p. 228), podemos descartar por completo una etimología relacionada con la leyenda puesto que está acreditado que en el siglo X ya existía, en lo que hoy es Teruel, un modesto asentamiento musulmán con el nombre de Tirwal (Navarro, 2002, p. 157).

Al topónimo, que sería mucho más antiguo, se le han adjudicado orígenes muy diversos (ibérico, celta, fenicio, o incluso -con escaso fundamento- hebreo). La cuestión aún no está zanjada, pero tiende a considerarse que Teruel proviene de una denominación prerromana emparentada con el hidrónimo Turia, sin ninguna relación con toros (Jordán, 1997; Galmés, 2000; Tejada, 2019).

¿Tiene el escudo de la ciudad relación con la leyenda?

El motivo del toro bajo una estrella ya aparece representado en sellos del Concejo de Teruel del siglo XIII. Se trataba de sellos de cera pendientes, que se colgaban de los documentos por medio de tiras o cordones. El ejemplar más antiguo que se conserva (impronta en cera) es de 1217 (Menéndez, 2018; p. 234) y se encuentra en el Archivo Histórico Nacional de Madrid (Menéndez, 1918; p.198 y lámina XLIV). No obstante, parece que aún no incluía la estrella sino solamente el toro. En cambio, encontramos ambos símbolos en un sello del Concejo de 1271, poco más de medio siglo después.

Sello del concejo de Teruel de 1217 (Menéndez, 1918)

Sello del concejo de Teruel de 1271 (Menéndez, 1918)



El toro que aparece en estos sellos concejiles, que acabaría incorporado a la heráldica de la ciudad, suele considerarse un ejemplo de motivo “parlante”, inspirado en el topónimo. Por ceñirnos a casos con representaciones de animales, ejemplos similares los tenemos en el oso o la osa en el sello de Osuna, la liebre en el de Lebrija o la oropéndola en el de Orihuela (González,1990; p. 274. Montaner, 2012; p. 53).

Interpretación/explicación de la leyenda:

Las diversas interpretaciones que se han llegado a dar de la leyenda fundacional de Teruel, incluidas sus diferentes versiones, podrían resumirse como sigue:

- Episodio real de la observación de un toro y una estrella, interpretados como “señal” por quienes fundaron la ciudad. Para dar sentido a esta lectura literal de la leyenda, algunos autores citan al historiador de las religiones Mircea Eliade (Sebastián, 1969; p. 15):
La sacralidad de ciertos lugares se ha expresado por medio de una teofanía o hierofanía, mientras que la de Teruel se logró con base en un signo. La ubicación de Teruel como lugar sagrado hubo de conseguirse por medio de una especie de evocatio, sirviéndose de un animal que es el que habría de indicar el lugar más idóneo para acoger al santuario o al pueblo. El caso turolense queda perfectamente explicado con esta situación general que plantea Mircea Eliade: "Se persigue a un animal salvaje, y en el lugar donde se le abate se erige el santuario, o bien se da suelta a un animal doméstico — un toro, por ejemplo — ; pasados unos días, se va en su búsqueda y se le sacrifica en el lugar donde se le encuentra. A continuación se erigirá un altar, y alrededor de este altar se construirá el pueblo. En todos estos casos son los animales los que revelan la sacralidad del lugar; los hombres, según eso, no tienen libertad para elegir el emplazamiento sagrado. No hacen sino buscarlo y descubrirlo mediante la ayuda de signos misteriosos". Ahora son perfectamente claras estas líneas del Libro Verde de Teruel: "En el nombre de Dios pusieron en obra la dicha población et andaron por todas las otras muelas que estan cerca de esta villa, et non hubieron tan buenas señales como en esta muela et allí do es agora la plaza de mañana en el alba travaron un bel toro et andaba una estrella sobre el.  E luego que los vido el toro comenzo a bramar, et dijeron los adalides que aqui habian buenas señales por fer población do aquel toro les clamaba; et daquel encuentro daquel toro tomaron señal".
- Leyenda inspirada en el hallazgo de alguna antigua escultura de un toro, de la que, por cierto, no hay ninguna constancia histórica. Aparentemente se trata de una mera especulación, que comenzó a circular en el siglo XVIII.

- También se ha sugerido que el motivo del toro y la estrella podría proceder de iconografía que ya estaba presente en monedas de la época romana. El historiador Miguel Cortés y López escribió (Cortés, 1836; pp. 441-442):
Y buena prueba de haberse llamado Teruel la ciudad del Toro son las medallas celtíberas y de plata que se han hallado en sus contornos, como la que aquí estampamos, en las que se ve al buey arrodillado en ademán de recibir las divinas influencias de la diosa Venus representada en el lucero con caracteres celtibéricos en el exergo, que á lo que podemos conjeturar quieren decir: Santo Dios Toro, como interpretamos otra de Segobriga, sin que podamos conjeturar si el busto es la imagen de la ciudad ó de Augusto ú otro personage.

"Medalla celtíbera" de Teruel reproducida por Miguel Cortés y López. (Cortés, 1836, p. 442)

Poco se salva de lo que apuntaba Cortés. A juzgar por ejemplares de moneda muy similares que han llegado hasta nuestros días, se trataría de un dracma de plata acuñado en Arse, ciudad íbera situada donde está hoy Sagunto. La raíz "ARS-" de la inscripción ibérica (ARSKiTaR) hacía referencia al lugar de origen. Y mucho nos tememos que el “buey arrodillado” que aparece en la ilustración no debe de ser fiel al original, que probablemente mostraría un toro embistiendo como el de las fotos adjuntas (si se pasa por alto la pata delantera extendida puede llegar a interpretarse erróneamente que el animal está “arrodillado”). Obsérvese además que a la inscripción que reproduce Cortés le faltaría el carácter correspondiente a la R final (para más información sobre las leyendas que aparecen en este tipo de monedas, ver enlace).

Dracmas de Arse con el motivo del toro y la estrella. Arriba, abajo.

La moneda no puede relacionarse con Teruel. Pero, por otro lado, tampoco contiene una iconografía única y específica. Otras monedas procedentes de la ceca de Arse también muestran toros (ya sea parados o embistiendo) acompañados por un creciente lunar, una venera (concha) o incluso una “láurea” (corona) en lugar de la estrella. Los diseños no eran autóctonos sino de inspiración griega.

Dracmas de Arse con toro bajo un creciente, una venera y una corona.

Y si ampliamos la perspectiva, en el sur de Andalucía encontramos el toro y la estrella (entre otros símbolos astrales) en monedas de cecas de influencia púnica como Asido, Lacipo y Bailo.

Centro: semis de Lacipo (Henares, 2014; p. 26).
Abajo: as de Bailo.


Distribución de las cecas ibéricas e ibero-romanas que acuñaron monedas con representaciones de toros (López Monteagudo, 1974; p. 244).

No está de más señalar una influencia confirmada de carácter numismático en la heráldica de una ciudad aragonesa, aunque no en un contexto medieval sino ya renacentista (finales del siglo XVI). Nos referimos a la figura del jinete lancero en el escudo de Huesca, que aparecía a menudo en las monedas ibero-romanas sin que tuviera un carácter representativo local.

- Leyenda inspirada en un incidente “bélico” con toros embolados enviados por los moros, si nos atenemos a otra de las versiones. Lo que desde lejos parecía una estrella habrían sido restos de materia inflamada que brillaban débilmente entre la cornamenta de un toro superviviente de la manada. ¿Un burdo intento de racionalizar la escena del toro y la estrella que aparece en la leyenda original?

- Leyenda inspirada en la observación de la supernova de 1054. Para dar más verosimilitud a esta hipótesis se ha señalado que el fenómeno fue visible precisamente en la constelación de Tauro, entre las dos estrellas que delimitan la cornamenta de la figura del toro. No obstante, observemos que, ya en las representaciones tempranas del emblema, la estrella se ubicó sobre el lomo del animal. Por supuesto, de confirmarse que la estrella no estaba presente en el primer sello del Concejo de Teruel, la hipótesis astronómica perdería todo sentido.

Por otro lado, es inevitable preguntarse: ¿Por qué se habría relacionado la fundación de Teruel con un fenómeno astronómico sucedido más de un siglo antes? ¿Y por qué se le habría dado importancia en Teruel a un fenómeno del que no quedó constancia escrita en el mundo occidental?

- Leyenda fundacional sin ninguna base fáctica inspirada en el topónimo, ya sea directa o indirectamente (en este último caso, el topónimo habría inspirado primero el emblema y éste, a su vez, habría sido la fuente de inspiración de la leyenda).

- La última interpretación de la leyenda, la del avistamiento de un ovni, implicando una intervención extrahumana (¿extraterrestre?), no sería más que una proyección de un mito propio del siglo XX. Sin el menor fundamento, el elemento central, la figura del toro, pasa a ser irrelevante según este punto de vista y el peso de la interpretación se hace recaer en lo que, en principio, siempre se describió como una simple “estrella”.

Conclusiones.

Parece existir una estrecha relación entre el topónimo Teruel, la heráldica de la ciudad y la leyenda de su fundación. Ahora bien, como las raíces del topónimo Teruel son muy anteriores a la época de la Reconquista, cabe descartar su origen en un suceso de la época de su fundación y repoblación (s. XII), como pretende la leyenda.

Al elegir un emblema, el Concejo de Teruel que gobernó la población durante sus primeros siglos de vida, habría recurrido a una práctica habitual de la época, elegir una imagen parlante, es decir, una especie de jeroglífico basado en el nombre, en este caso, un toro. La leyenda bien pudo estar inspirada por esta incipiente iconografía.

Es posible que el emblema original aún no incluyera la estrella, si se confirma que no figuraba en el primer sello del Concejo de Teruel, como se ha comentado antes (aunque, en rigor, no puede descartarse que la ausencia se deba a un defecto o alteración en la única impronta que se conserva del primer sello conocido).

Por consiguiente, relacionar la leyenda de la fundación de Teruel con los modernos avistamientos de ovnis se nos antoja tan arbitrario y anacrónico como proponer que el Ratoncito Pérez existió y era un roedor modificado genéticamente en algún laboratorio secreto del siglo XIX.


REFERENCIAS

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Referencia no consultada. La leyenda también está reproducida en el capítulo “70. La Fundación de Teruel” de: Ubieto Arteta, Agustín (1998). Leyendas para una historia paralela del Aragón medieval. Institución Fernando el Católico (Zaragoza).

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