El nacimiento de los "platillos volantes" se produjo, como es bien sabido, el día 24 de junio de 1947 en los Estados Unidos, con la famosa observación de Kenneth Arnold. Antes de esa fecha no se hablaba de "platillos" ni de OVNIs sin embargo, en el cielo se solían ver fenómenos aéreos raros y llamativos. Para algunos ufólogos, estas observaciones antiguas suelen ser evidencias de que los "platillos volantes" y los OVNIs ya aparecian antes de 1947.
Relacionado con el tema de los avistamientos celestes del pasado se ha publicado, hace poco, un libro titulado Wonders in the Sky, cuyos autores son los conocidos estudiosos Jacques Vallé y Chris Aubeck.
En dicha obra se exponen quinientas narraciones de misteriosas apariciones celestes, desde la antigüedad hasta el año 1879. De los veinte casos españoles, incluidos en el libro, en esta entrada se va a considerar uno: el ocurrido en Madrid, el día 12 de agosto de 1863.
Este curioso avistamiento lo hemos examinado Manuel Borraz y un servidor con la inestimable ayuda de Heriberto Janosch, desde Madrid, que nos ha proporcionado información sobre el lugar de la observación. Hay que señalar que una de las pegas insalvables en el estudio de estos relatos antiguos es la poca información que poseen pero a pesar de ese inconveniente hemos podido descubrir algunas cosas. El resultado es este artículo.
Por lo general, la referencia que se suele citar, al mencionar dicho avistamiento, es la Gaceta de Madrid, que el día 14 de agosto de 1863 publicó lo siguiente:
Por otra parte, Manuel Borraz ha localizado un artículo publicado en ABC de Madrid, el 3 de febrero de 1974, titulado: LOS OVNIS VAGABUNDOS DEL ESPACIO, firmado por Herbert S. Williamson, donde se hace una inquietante narración relacionada con esta observación.
Manuel, después de una búsqueda en la prensa de la época, no ha encontrado ni rastro de esos supuestos temores colectivos. Pensamos que es pura invención. Para conocer a Herbert S. Williamson, aquí y aquí.
Además, como se verá más adelante, en lugar de un fenómeno observado multitudinariamente, más bien se trató de algo visto desde un balcón de Madrid por un o unos pocos observadores.
La primera noticia del caso se publicó, el día 13 de agosto de 1863, en la edición matinal del diario La España, con este relato:
Ese mismo día (13 de agosto), la edición de la noche de La Correspondencia de España publicó lo que sería la conocida versión "impersonal" (se observó, sin que se indique el lugar de observación) que se repetirá en diversos diarios, sobre todo del día 14. La única excepción (relativa) sería la nota publicada en El Clamor Público el día 14 de agosto, que dice: observamos desde el Prado, el resto es textualmente idéntico a lo que publicó La España el día anterior como observación de su propia Redacción.
Todo parece indicar que hubo una única fuente de la crónica: La España. No hay otra versión con la que pueda contrastarse. Todas las noticias posteriores retomaban exactamente la misma información: La Correspondencia de España, el día 13; El Clamor Público, La Esperanza, La Discusión, La Gaceta de Madrid, el día 14; Diario de Córdoba, el día 16...
La redacción de La España estaba ubicada en la calle Rebeque, nº2, segundo piso. Entonces, ¿por qué en El Clamor Público indicaban que se observó desde el Prado? No debe ser casualidad que la Redacción de dicho diario estuviera ubicada en la calle Lope de Vega, 45, en la zona del Prado, justamente. ¿Se apropió El Clamor Público de la observación hecha desde la Redacción de La España a la hora de publicar la noticia? Lo que sería inverosímil es que se hubiera observado el fenómeno desde las dos redacciones y lo hubieran descrito con idénticas palabras.
¿Se trató de un fenómeno inusual pero de poca "envergadura" o muy localizado, que pasó desapercibido? ¿Se trató de algún fenómeno común que sólo confundió a un observador (o a unos pocos)? En cualquier caso, no se publicaron comentarios ni aclaraciones en los días siguientes, ni respuesta alguna del Observatorio.
La explicación cometaria hay que descartarla porque en esas fechas no hubo ningún cometa visible a simple vista. También hay que descartar que fuera una estrella fugaz o un bólido ya que, el fenómeno luminoso se mantuvo visible durante bastante tiempo. Sin embargo, hay un dato en la crónica de prensa que puede llevar hacia la explicación del incidente.
En la noticia se dice que el fenómeno luminoso se observó hacia el Este, dato que, como se verá, es erróneo. Ya sabemos que los observadores vieron el objeto celeste desde los balcones de la Redacción del diario La España, ubicada en la calle Rebeque, nº 2, segundo piso. Como puede verse en el mapa de Madrid, los balcones de dicha calle están orientados hacia el Oeste.
Pero, ¿Y si en aquella época en la parte trasera del edificio no había casas y tenía balcones que daban hacia el Este? En el plano parcelario de Madrid, de 1874, hoja 11, puede comprobarse que la citada calle estaba prácticamente igual que ahora y desde la parte posterior del edificio, por razones obvias, no había visibilidad hacia el Este. Por lo tanto, el fenómeno luminoso ¡tuvo que ser visto hacia el Oeste!
Además, hacia el Este estaba el núcleo urbano cuyos edificios dificultaban la visión del citado horizonte. Sin embargo, desde la calle Rebeque, la visión hacia el Oeste era amplia y despejada.
Posiblemente, uno de los elementos que pudo influir en el error de la orientación fue el traslado de la Redacción del periódico a la mencionada calle, efectuado a finales de junio de 1863.
El día 12 de agosto de 1863, miércoles, el Sol se puso en Madrid hacia las 19:05 horas locales (TU -0.25). Seguidamente, los datos meteorológicos para ese día, del Real Observatorio de Madrid, publicados en La Gaceta de Madrid el día 13 de agosto.
El comportamiento del cuerpo celeste (inmóvil durante bastante tiempo) es el típico de un astro. Precisamente, en esa fecha era visible, al anochecer y por el Oeste, el planeta Venus cuyo ocaso acontecía, el día 12 de agosto, a las 20:36 horas locales. Un poco más alto, y a la izquierda, había otro planeta brillante: Júpiter. Su ocaso se produjo, esa noche, a las 21:41 horas locales.
En la carta del firmamento puede verse el aspecto que tenía el cielo, el 12 de agosto de 1863, mirando hacia el Oeste a las 19:45 horas locales. Todo parece indicar que el lucero vespertino llamó la atención de los redactores del diario La España. Sin embargo, no se conoce la hora de la observación, dato que serviría para apuntalar la hipótesis venusiana. De todas formas y como muy acertadamente indica Manuel Borraz:
Muy tarde (es decir, de madrugada) no sería si dio tiempo de imprimirlo para que saliera en la edición de la mañana del día siguiente. Y al decir "ayer noche" supongo que sería antes de medianoche. Quizá bastante antes, si no hubieran hecho referencia a la medianoche...
Azimut de Venus en el plano de Madrid de 1866
Supongo que los observadores estarían trabajando en la preparación del periódico y saldrían intermitentemente al balcón para seguir con el avistamiento. Posiblemente, después de ocultarse Venus seguirían observando al planeta Júpiter, creyendo que era el mismo cuerpo celeste, hasta que dejó de verse, a eso de las 21:41 horas locales.
Según los datos meteorológicos, mostrados anteriormente, esa tarde había nubes en el cielo de la capital que, junto con el efecto autocinético, pudieron provocar la ilusión de movimientos rápidos del cuerpo luminoso.
En definitiva, no se puede descartar la hipótesis venusiana. La falta del dato horario hace que esta explicación no sea concluyente pero todos los datos apuntan a que Venus, al estar cera del horizonte y ser tan llamativo en el cielo, provocó la curiosidad de los testigos. La observación pudo seguir, después de ocultarse el citado astro, con la visión de Júpiter.