El
sucedo ocurrió el día 25 de septiembre de 1975 cuando un avión Fairchild FH 227
de la Fuerza Aérea Uruguaya, que volaba desde Asunción (Paraguay) a Montevideo
(Uruguay), tuvo una misteriosa escolta durante una parte de su trayecto. A
continuación, un breve relato del avistamiento tomado de este sitio donde se da,
por cierto, una información detallada del mismo:
A las 19.30 horas del día 25 de Setiembre de 1975, procedente de
Asunción del Paraguay volaba hacia Montevideo un avión FH 227 de la Fuerza
Aérea al servicio de PLUNA. Mantenía una altura de vuelo de 14000 pies (4300 mts)
y una velocidad de crucero de 250 nudos (450 kph). Después de sobrevolar Monte
Caseros, el piloto observó hacia su izquierda y hacia abajo, en dirección de
Artigas, aparentemente cerca o sobre la superficie de la tierra, una luz
amarillenta, casi blanca, muy brillante. Entonces le llamó la atención que esa
luz comenzara a ascender hasta colocarse a la altura del avión, a una distancia
que se estimó en aproximadamente entre 3 a 5 millas, acompañando a partir de
ese momento el vuelo.
El ascenso de la luz desde la superficie hasta los 14.000 pies duró
unos 5 minutos. Al tiempo, en un momento durante el vuelo, el piloto encendió el faro izquierdo
de aterrizaje, para ver que sucedería y entonces la luz, aparentemente se
acercó al avión o se agrandó, poniéndose más brillante, procediéndose entonces
a apagar el faro y la luz volvió a su posición o al tamaño original. Durante
ese aparente acercamiento se percibió en la cabina olor a quemado, como el que
emanaría de algún equipo o motor eléctrico recalentado. Sin embargo todo
continuó funcionando normal y no se detectó ninguna falla en los instrumentos,
así como tampoco se apreció humo. A los pocos minutos el olor desapareció.
El piloto se comunicó con el Control de Área, avisando que tenía un avión a la
izquierda y a su nivel. El control le respondió que no existía ningún tráfico
aéreo reportado, en la ruta, a su nivel y ni siquiera en la zona.
Al alcanzar las cercanías de Florida, el avión comenzó a descender atravesando
nubes por primera vez en este vuelo; la luz los seguía acompañando en la
trayectoria, pero sin descender y a los 6000 pies al internarse en las nubes,
se perdió el contacto visual con el ovni definitivamente.
Un
pasajero, D.B., sobrino de uno de los pilotos fue invitado a la cabina y desde
ella obtuvo dos fotografías del OVNI en el momento en que éste estuvo,
aparentemente, más cerca del avión.
Primera diapositiva ampliada
Después
de leer el relato, las encuestas realizadas a los observadores, examinar las
diapositivas y hacer algunas comprobaciones, todo apunta hacia una confusión
con el planeta Júpiter que en esas fechas lucía su máximo brillo (el día 13 de octubre estaba en oposición). Al inicio de la observación, el astro se encontraba a
la izquierda del avión (en dirección Este) y muy cerca del horizonte
coincidiendo con la ubicación del OVNI en ese momento: "aparentemente cerca o sobre la superficie de la tierra, una luz
amarillenta, casi blanca, muy brillante,"
Carta
celeste con la posición de Júpiter en los inicios del avistamiento. El citado
astro fue elevándose y al final de la visión (una hora y media después) estaba,
lógicamente, más alto sobre el horizonte.
Trazando
el acimut de Júpiter desde la vertical de Monte Caseros (comienzo del
incidente) puede comprobarse que el planeta coincide con la ubicación del OVNI
que se mantuvo, hasta finalizar la observación, a la izquierda del avión igual
que el mencionado astro. Aquí también se produjo la típica ilusión de "persecución" (acompañando a
partir de ese momento el vuelo) provocada por el movimiento de la aeronave.
Otro
elemento que señala a Júpiter como provocador del avistamiento son las
diapositivas tomadas al pretendido OVNI por el pasajero D.B. En las mismas sólo
se aprecia un puntito diminuto y en una de ellas un trazo irregular causado por
el movimiento de la cámara durante la exposición.
Lo
típico al fotografiar un planeta brillante a pulso y con una exposición lenta.
El resultado, lo que se ve en la imagen anterior que es similar a lo
fotografiado desde el avión militar.
Otro
ejemplo que muestra, una vez más, que los estímulos astronómicos también
confunden a los pilotos de aviones que caen en las mismas ilusiones y
percepciones erróneas que el resto de los mortales.