miércoles, 8 de agosto de 2007

El aterrizaje de Mañeru (Navarra)

De nuevo, les ubico en la “década dorada” de la ufología hispana, concretamente en el mes de febrero de 1976, para seguir repasando algunos de los episodios más llamativos que se produjeron en una oleada que se mantenía en pleno auge. Los días 22 y 26 del citado mes, La Gaceta del Norte publicaba sendos artículos sobre el aterrizaje de un ovni (con tripulante incluido) en la mencionada localidad navarra. Las crónicas de observaciones de “ovnis” en la zona (País vasco, Navarra, La Rioja, etc) eran tan habituales en esa época que no era de extrañar que, en algún momento, apareciese algún testimonio informando del descenso de humanoides.


La Gaceta del Norte, 22 de febrero de 1976

En resumen, la noticia decía que el día 18 de febrero, hacia las 16:15 horas locales, cuando los alumnos del colegio del pueblo se encontraban de excursión con su maestra en un monte próximo (El Ristro), a un kilómetro de Mañeru, cinco escolares (niños de 9 y 10 años de edad) vieron un objeto que tomaba tierra a unos 100 metros de distancia. Del aparato salió un ser muy alto. Uno de los niños avanzó hacia el objeto pero antes de que diera tres pasos recibió un rayo luminoso en la cara proveniente del “ovni”. Los chavales, asustados, fueron a avisar a su maestra. Cuando volvieron, el objeto y el ser habían desaparecido. Luego, se encontró en el lugar del aterrizaje un círculo de ocho metros de diámetro y pisadas.
El periodista que entrevistó a los niños llegó a esta conclusión:

“De acuerdo con los detalles y descripciones de los muchachos, el ovni parecía corresponder a una de las naves de las llamadas de 'desembarco' o 'exploración'...” (La Gaceta del Norte, 26-2-1976)

Además de los reportajes periodísticos, se efectuaron otras encuestas y análisis del caso que llegaron a conclusiones muy diferentes. Sobre este asunto se pueden consultar las siguientes referencias:

1) Félix Ares de Blas y Mª Carmen Garmendia, Posible aterrizaje con humanoide en Mañeru (Navarra), STENDEK, IX, 31, marzo de 1978, pp 32-37.

2) Vicente-Juan Ballester Olmos, ¿Humanoide en Mañeru? INVESTIGACIÓN OVNI, Plaza & Janés, abril 1984, pp 39-46.

3) Vicente-Juan Ballester Olmos, Introducción al análisis del caso de Mañeru, CdU, año III, nº 13-14, diciembre de 1985.

Del primer trabajo quiero destacar un par de detalles que me parecen significativos. Los autores, que realizaron las pesquisas sobre el terreno, indican, entre otras cosas, que el aterrizaje se produjo a más de 500 metros de distancia de los niños (no a 100 metros, como indicaba la prensa). Sobre el rayo luminoso que alcanzó en la cara a uno de los chicos dicen:

“...Realmente, hablando con los niños nos confirmaron la luz, que podría tratarse del reflejo del Sol en la cúpula de cristal. El resto nos parece fantasía. Dada la distancia, pensamos que es prácticamente imposible percibir unos cuantos pasos hacia el aparato. Por el mismo motivo, la altura que los niños atribuyen al humanoide hay que tomarla con las debidas precauciones.” (Stendek, 31, marzo 1978)


En la tercera referencia, se incluye un trabajo del Dr. Willy Smith (del Center for Ufo Studies), The landing at Mañeru, julio 1985, donde presenta la explicación del helicóptero policial. En el mismo artículo, Ballester Olmos proporciona información relevante:

“Además del contenido del informe de Willy Smith, puedo aportar lo siguiente:

1) En 1976 la policía española disponía de 10-12 helicópteros del tipo señalado por el Dr. Smith: Alouette III (comunicación de Joan Plana a V.J. Ballester Olmos, 29/8/85)

2) Diariamente, un helicóptero sobrevuela la central eléctrica de Lerate y continúa para Mañeru. Un helicóptero vigila la central de Mañeru muy frecuentemente. Se ha visto aterrizar cerca de la misma. (comunicación personal de F. Ares de Blas a Pedro Redón, 28/7/85)

3) Los dibujos de los niños recuerdan este tipo de helicóptero (aunque sólo si éste está situado de frente a ellos), con la cabina acristalada y la parte baja del fuselaje, opaca. Estos helicópteros, sin embargo, al disponer de una Turbina Turbomeca de 870 HP –aunque limitada a 570 HP- produce un fuerte silbido y, al elevarse, producen las aspas el sordo ruido de los helicópteros. La falta de sonido, según los niños, es un detalle negativo, pero Smith señala que el viento local podría haber impedido la audición. Por el contrario, hay dos detalles propios de helicópteros que aparecen en el relato, a saber: a) Javier Lisarri declaró que “por debajo desprendía una cosa roja”, lo cual podría ser una luz de posición, y b) dijo también que “antes de aterrizar dio una curva y aterrizó”, esta es una maniobra característica de los helicópteros, ya que dan una vuelta sobre el terreno que van a utilizar para posarse, con el fin de observar la consistencia del suelo y proceder a la maniobra. (Comunicación personal de P. Redón a V.J. Ballester Olmos y F. Ares de Blas, 9/85)” (CdU nº 13-14, diciembre 1985)



The landing at Mañeru, CdU nº 13-14


En el año 2000, el Centro de Investigación Mizar (de Estella, Navarra) consiguió hablar con los observadores y los resultados lo exponen en: 24 años después hablan los “niños de Mañeru”, @nomalía, nº 1, septiembre 2000.

En el citado artículo se puede leer:

“La impresión general que guardan del caso según sus propias declaraciones es la de que fue una mezcla de autosugestión y fantasía infantil, reduciendo el evento a la categoría de anécdota..” (Pág. 57)

Esto es lo que dijeron los testigos a los miembros de Mizar:

N.S. : “No recuerdo haber visto nada, aunque sí que los chicos gritaban que habían visto un OVNI. Las huellas si que las pude ver al día siguiente, y ahora pienso que algo sí que tuvo que haber, pero no es algo que me planteo.” (Pág. 57)

J.L. (el niño que recibió el “rayo” en la cara): “Si hubiese estado con nosotros algún adulto, pues quizá pensaría que aquello pudo ser un OVNI, pero lo cierto es que éramos todos unos críos y nos pudimos sugestionar al ver otra cosa, como un avión volando bajo o un globo sonda. Sí, creo que fue eso, que nos sugestionamos entre todos, y máxime cuando eran unos años en que el tema estaba muy de moda.” (Pág. 57)

M.C.S.S. : “En realidad vi muy poco, pero algo sí, aunque el nombre de OVNI lo puso otro compañero, yo no hubiera sabido decir que era. Y también vi las huellas al día siguiente en la pieza pero nunca me atreví a asegurarlo.” (Pág. 57)

M.M. : “Yo creo que nos montamos una película porque no me acuerdo de haber visto nada, y si realmente hubo algo, desde luego no es como para olvidarlo. El hecho de que todos coincidiéramos en dibujar un mismo OVNI por separado es porque nada más llegar de la excursión uno de nosotros, que además era muy aficionado a los cómics y estas historias, lo hizo antes de que llegaran los del CEI para el resto de la clase, y lo de las huellas pudo ser cualquiera de nosotros para darle más emoción al asunto. Supongo que hasta llegamos a creérnoslo, pero ahora tantos años después soy tajante, yo no vi nada.” (Pág. 57 y 58)

A.A. : “No quiero saber nada más de aquello. Fue una cosa de crios, que ahora con el tiempo me parece una tontería.” (Pág. 58)

Por último, la profesora de los niños D.A. : “...con 91 años, todavía recordaba el suceso pero siempre se consideró escéptica en estos temas y por ello se inclinaba desde entonces a pensar en una invención infantil.” (Pág. 58)

Para finalizar y como corolario, este y otros ejemplos ya vistos muestran patentemente que un suceso banal y anecdótico (por ejemplo una fantasía infantil), dependiendo de cómo se aborde la entrevista o la encuesta, puede convertirse en un suceso extraordinario: ¡el aterrizaje de una nave de exploración extraterrestre!