Volviendo
al libro de Federico Acosta Noriega, OVNIS
sobre Zamora, en esta entrada voy a mostrar uno de los avistamientos,
aparentemente, más interesante de los relatados en la mencionada obra. Según
Iker Jiménez, el caso que más le impresionó en toda su vida al señor Acosta. Se trata del incidente de Alcañices,
ocurrido el día 18 de septiembre de 1971, donde según las crónicas ufológicas
un "platillo volante" aterrizó cerca de la población dejando huellas
en el suelo.
Según
se desprende del relato de los testigos publicado en la nota del periódico y en
el libro de Acosta (pp 29-38), nadie vio, ni escuchó, ningún objeto volante
("platillo volante", OVNI, etc.). Los observadores sólo vieron el
intenso resplandor de lo que parecía un incendio cerca del pueblo. Eso sí, un
incendio muy curioso:
Si, allí, había un rastrojo quemado, con
una evidente huella de haberse incendiado, como de un diámetro de quince metros
y otros trozos de rastrojo también quemados mucho más pequeños, algunos muy
curiosos como uno que se hallaba próximo a la cerca de piedra, donde había
yerba alta que lo rodeaba y no había ardido y en cambio la paja corta aparecía
calcinada. No se explicaba bien esa conducta del fuego. También observé y aun
recogí alguna, que había pajas en el rastrojo que aparecían longitudinalmente
la mitad quemadas, mientras la otra mitad no había experimentado la acción del
fuego. (pág. 31)
Otro
detalle que también extrañó fue que las copas de los árboles, los que aparecen
en el fondo de la primera fotografía, estaban igualmente quemadas.
Entonces,
si no se vio ningún "platillo volante" ¿qué produjo el incendio en el
rastrojo? Una hipótesis muy razonable y que explica todas las peculiaridades
observadas en este incidente es la que propuso Juan Antonio Fernández Peris
(perito agrónomo): La probable caída de un rayo.
...la explicación del caso [...] está en
relación directa con las condiciones meteorológicas de ese día y de las
características geomorfológicas del área.
Según
Juan Antonio Fernández, pudo producirse una o varias descargas eléctricas
atmosféricas, seguidas o juntas, que quemaron las copas de los árboles y el
tronco de uno de ellos deslizándose después, el rayo, por dicho tronco al suelo
quemando el rastrojo.
Es típico de los rayos producir
quemaduras distribuidas de forma aparentemente caprichosa (p.e., que la mitad
de la hoja de una planta esté quemada y la otra siga verde), la literatura
meteorológica está repleta de ejemplos.
El
extraño resplandor observado por los testigos en la zona del incendio pudo ser
debido a:
...la presencia de algún fenómeno de
ionización producido por la tormenta (registrada por el observador
meteorológico de la población -Boletín Mensual Climatológico del Servicio
Meteorológico Nacional, año XXXII, nº 9, septiembre 1971, pág. XXXVIII-) es muy
probable,
Estos
fenómenos eléctricos unidos con la zona que es magnética pudo producir la
parada de la moto de Juan Díaz y la descarga de la batería del coche de un
vecino.
Si
a este curioso incidente lo colocamos en el contexto en que sucedió: La
observación, unos días antes de un OVNI en Nuez de Aliste (Zamora) con gran
repercusión mediática, extrañas luces que se veían en la comarca, la intensa
oleada del año 1968, la intervención de periodistas sensacionalistas, etc, se
concluye que resultó inevitable atribuirlo a los "platillos
volantes".