A partir de esta entrada, retomamos un proyecto que iniciamos en el año 2011 Manuel Borraz y un servidor sobre el análisis del libro: Wonders in the Sky: Unexplained Aerial Objects from Antiquity to Modern Times, de Jacques Vallee y Chris Aubeck, publicado en octubre del 2010, y que, por diversas razones, siempre quedaba postergado.
En concreto, queríamos indagar en los casos españoles que se incluyen en la citada obra. Son veintiún relatos o historias extraordinarias que van desde el año 813 hasta 1863. Después de este preámbulo, dichas maravillas celestes, ocurridas en nuestro cielo patrio, serán examinadas una por una, contando siempre con la inestimable ayuda de Manuel Borraz, y los resultados los iré publicando en este blog por orden cronológico. En este articulo abordaremos el primer caso.
Antes que nada, una reflexión del citado analista:
El libro se titula "WONDERS IN THE SKY. UNEXPLAINED AERIAL OBJECTS FROM ANTIQUITY TO MODERN TIMES and Their Impact on Human Culture, History, and Beliefs", pero en algunos casos sólo hay "human culture and beliefs", de donde los autores coligen la existencia de "unexplained aerial objects"... En otros casos, lo que encontramos tiene muy poco de "wonder" o de "aerial object" y, en general, no hallamos nada coherente tras el cúmulo de historias recogidas. Supongo que el panorama será parecido para los casos no españoles.
Como dice un comentario crítico en Amazon.com:
"Just an assemblage of global sightings from antiquity to 1800, each incident a paragraph or two long, having nothing to do w/ each other. No plot, no theme, no connection. Little analysis. This isn't a book, it's a file drawer."
(Solo un conjunto de avistamientos globales desde la antigüedad hasta 1800, cada incidente tiene uno o dos párrafos de largo, sin tener nada que ver el uno con el otro. Sin argumento, sin tema, sin conexión. Poco análisis Este no es un libro, es un cajón de archivos.)
Los autores se defenderán diciendo que, justamente, el tratamiento es aséptico y no hacen ninguna interpretación de los datos -con referencias a los extraterrestres, pongamos por caso- pero el problema ya está en la propia selección y compilación, como si todos esos casos constituyeran una categoría de sucesos merecedores de una interpretación global, de conjunto.
Por otra parte, en el siguiente enlace puede verse un anexo, muy elaborado, de Martin Kottmeyer donde expone
los 316 errores que ha encontrado en el citado libro.
Y aquí, un certero comentario de Luis R. González sobre la obra.
Cabe
indicar, que Wonders in the Sky se sometió a una profunda revisión, por parte
de sus autores, con la corrección de muchos errores, pero se ha publicado en
una edición De Luxe solo al alcance de unos pocos. Tenemos entendido que uno de
ellos, Chris Aubeck, tiene actualmente una posición más crítica sobre la
interpretación dada a la documentación recogida en la citada obra.
La primera manifestación celeste
extraordinaria española, incluida en Wonders in the Sky, corresponde al caso nº
56 (página 69), Santiago de Compostela, año 813. A continuación, la historia
tal y como se publicó en el libro.
Se trata de un relato de
contenido religioso, de aparición tardía y de dudosa base fáctica. En realidad,
es un tema más bien propio de eruditos en historia y religión, que ha de
ponerse en el contexto histórico y sociocultural de la época. La primera fuente
histórica detallada (la Concordia de Antealtares) es muy posterior a los
hechos:
El texto reproducido a
continuación corresponde a la primera traducción publicada de la Concordia de
Antealtares, que apareció en la obra: Historia y descripción arqueológica de la
basílica compostelana (José María Cepedano y Carnero), Soto Freire, 1870.
Disponible en:
Como puede leerse, no se hace referencia alguna a una peculiar estrella brillante, se limita a mencionar unas luces
sobrenaturales (sacris luminaribus).
Ver Apéndice primero, donde se reproduce la versión original en latín (p. 313) y la traducción al castellano (p. 320).
Por lo tanto, la palabra estrella no aparece en ningún momento en las primeras fuentes que
narran el acontecimiento.
Sobre el topónimo Compostela, los
estudios más documentados concluyen que ese término procede de compositum
tellus (tierra bien compuesta o hermosa). Pero, por lo visto, tuvo más
éxito la explicación popular, la que deriva de campus stellae (campo de la estrella).
La Concordia de Antealtares en su contexto histórico: