jueves, 21 de diciembre de 2006

Un agricultor vasco a punto de descifrar el misterio de los "platillos volantes"

Para entender esta asombrosa historia hay que situarse en el otoño de 1954, año de la famosa oleada gala, y en la localidad vasco-francesa de Mendionde (Pyrénées-Atlantiques). El avistamiento se produjo el jueves día 7 de octubre del mencionado año y el testigo fue un vecino de la citada localidad.

El relato apareció publicado, inicialmente, en el diario Sud-Ouest del día 9 de octubre de 1954. El Diario Vasco, del martes día 12, reseñó lo siguiente sobre el insólito suceso:

“Esta vez ha sido un casero vasco, el señor Manes Guesurtia de la casa Harrohandia, quien ha estado a punto de descifrar el enigma de las extrañas aeronaves. Su sorprendente relato es, sin quitar punto ni coma, el siguiente: Anteayer jueves, cuando se dirigía a su trabajo, vio en medio de un prado, un extraño objeto que de lejos tenía forma de una seta. Al acercarse pudo comprobar que no era uno sino dos los aparatos de color rojo y de unos dos metros de diámetro y junto a ellos había dos hombrecillos no mayores de ochenta centímetros. Al ser descubierto por éstos le hicieron señas para que se acercara, balbuciendo algunos sonidos ininteligibles. Luego le mostraron uno de los aparatos gesticulando como si le invitaran a entrar en él.
Los pequeños tripulantes se metieron en el otro que, sin hacer ruido, despegó del suelo de forma vertical. El señor Guesurtia se dirigió al aparato pudiendo ver dentro de él a un tercer hombrecito pero la puerta de entrada se cerró bruscamente y el aparato se lanzó al espacio en la misma forma que el anterior. Los dos objetos se detuvieron un instante encima de Ursuya, desapareciendo luego con dirección Este.
Guesurtia puso el hecho en conocimiento de sus vecinos los que, examinando el lugar donde habían estado posadas las misteriosas máquinas, comprobaron que la hierba del prado aparecía machacada y amarillenta.

El señor Guesurtia, dice la información que acabamos de traducir, no ha salido aun de su asombro.”


Ilustración del caso de Cennina (Italia), 1-11-1954

Gerard Barthel y Jacques Brucker, autores de La grande peur martienne (1979), encontraron este relato plausible dentro del contexto ufológico y, además, había huellas en el terreno que daban más credibilidad a la narración. Se dirigieron a la localidad donde ocurrieron los hechos y preguntaron a los lugareños por esa historia. Éstos no recordaban el suceso y los dos estudiosos se dirigieron al ayuntamiento de Mendionde. Allí, una empleada sonrió al leer el relato y luego estalló en carcajadas. El señor Guesurtia no había habitado jamás la comunidad y la casa Harrohandia no había existido nunca. Les dijo que gezurtia, en euskera, significa ¡mentiroso! y harrohandia, ¡bocazas!

Barthel y Brucker fueron al país vasco, según cuentan, para nada. Su decepción la compensaron degustando la gastronomía de la zona.

martes, 5 de diciembre de 2006

Una conjunción planetaria convertida en un fenómeno OVNI

Durante las noches del mes de junio del año 1991 podía observarse a simple vista, en el firmamento, y hacia el oeste, una triple conjunción Venus-Júpiter-Marte. Este fenómeno celeste poco habitual, como era de esperar, llamó la atención de la gente y en la noche del día 24, lunes, dos patrullas de la Policía Nacional y vecinos de Aranda de Duero (Burgos) vieron extraños objetos luminosos en el cielo que consideraron que podría tratarse de ovnis. Diario 16 de Burgos, del miércoles día 26, publicó la siguiente información sobre el suceso:


Cortesía de V-J Ballester Olmos


Se trata de un caso corriente y poco espectacular. Si lo traigo a esta bitácora es por varios motivos:

1º.- La observación de una conjunción astronómica es descrita como una aparición de ovnis por varios autores especializados en la divulgación e investigación ufológica.
2º.- Es un avistamiento perfectamente explicado.
3º.- Un servidor también observó y fotografió los citados “ovnis”.
4º.- Es un ejemplo ¡MUY EVIDENTE! de confusión con astros brillantes.

En el libro Encuentros la historia de los O.V.N.I. en España, de Iker Jiménez, se incluye el caso en el capítulo 31, que se titula:

“1990-1991. Encuentros demasiado cercanos” (sic)

Y se relata el caso de esta forma:


“TESTIGO: LA POLICIA NACIONAL

Aranda de Duero (Burgos), 26 de junio de 1991, 23:30 horas

La población de la industriosa localidad castellana de Aranda de Duero quedó perpleja ante la aparición de tres cuerpos luminosos perfectamente delimitados que hacían extraños movimientos en el cielo. Según informaba en su crónica Juan Carlos No
toria, redactor del Diario 16 de Burgos, los sucesos concentraron a decenas de arandinos en la zona oeste de la localidad, en un lugar ocupado por las obras de construcción de un nuevo y moderno puente sobre el caudal del rió Duero.
Los primeros en percatarse del extraño fenómeno fueron dos patrullas de cuatro efectivos de la Policía Nacional que transitaban por el lugar en una misión específica de vigilancia. Tras dar aviso por radio de la incidencia se personaron otros miembros del Cuerpo para observar los supuestos ovnis entre el gentío allí reunido. Según testimoniaron los policías, eran tres los artefactos visibles, uno de ellos emitía un brillo más potente que el resto, y en perfecta formación triangular se mantuvieron estáticos hasta que comenzaron a alejarse hacia el oeste.
Al final, tras unos minutos de observación, los agentes confirmaron qu
e los tres objetos perdieron brillo y desaparecieron del lugar. A la mañana siguiente el suceso fue comentado en toda la población, un lugar no habituado a estos extraños incidentes.” (páginas 270 y 271)

Se puede advertir que la observación se fecha el día 26 de junio de 1991, dato que es incorrecto como veremos después, y se ignora que se trató de una conjunción planetaria.

Este avistamiento también es mencionado en el “primer documento” sobre el fenómeno ovni entregado al gobierno español titulado: El fenómeno OVNI ante la ciudadanía española, de Gabriel Gomis Martín.

En el apartado: “17.- Avistamientos de fenómenos aéreos no identificados, FANIS y objetos voladores no identificados, OVNIS en España”, se dice:

“26 de junio de 1991 Aranda de Duero

A las 23:30 son observados tres OVNIS luminosos sobrevolando Aranda de Duero. Entre los testigos se encuentran dos patrullas de la Policía Nacional.”


Como comprobaremos a continuación, se comete el mismo error de fecha, se dice que los “ovnis” sobrevolaron la ciudad cuando en realidad los tres “objetos luminosos” se mantuvieron inmóviles durante la observación y, nuevamente, se ignora la explicación.

La crónica del caso fue publicada por el Diario 16 de Burgos el miércoles 26 de junio y el periódico data la observación el ¡LUNES día 24!



Además, no había que romperse mucho la cabeza para descubrir la explicación del caso. Sólo bastaba con leer la noticia de prensa, ya que, el esclarecimiento del avistamiento venía incluido en la misma.



A continuación transcribo el “parte de incidencias” donde se reflejó lo observado por la dotación del vehículo radiopatrulla la citada noche (24-6-1991):

“A las 23:30 horas, y desde la Avda. de Portugal, se da cuenta a la Sala de la presencia en el espacio de tres focos luminosos, de distinto tamaño, que permanecieron inmóviles. A los 40 minutos, aproximadamente, comienzan a desplazarse muy lentamente dirección Roa (dirección oeste) hasta perderse en el horizonte.” (Información facilitada por V-J Ballester Olmos)

Por otra parte, un servidor tuvo la oportunidad de ver y fotografiar los citados “ovnis” en la noche del 11 de junio de 1991, hacia las 23:18 horas desde mi domicilio y apuntando la cámara hacia el oeste. Utilicé un objetivo de 80 mm, trípode, cable disparador, película de 200 ASA y tres minutos de exposición.



Como hemos visto, ésta es una buena muestra de cómo, en ocasiones, los planetas más brillantes juegan malas pasadas, incluso a los propios ufólogos.

Por último, algunos acérrimos incondicionales de los ovnis se asombran e incluso les hace gracia las explicaciones astronómicas y lo único que argumentan contra ellas, aparte de proferir insultos, es que, los testigos no pueden confundirse con Venus o Júpiter porque estos planetas son de sobra conocidos, ignorando olímpicamente los errores de percepción, las ilusiones, las condiciones de la observación, las creencias y expectativas del observador, el efecto investigador, la influencia de los medios de comunicación, etc. Espero que el ejemplo mostrado en este artículo les haga reflexionar.

martes, 21 de noviembre de 2006

Escoltados por un gran disco

Durante el mes de octubre del año 1975 hubo un aumento significativo de testimonios sobre avistamientos de “extraños” objetos volantes en el País Vasco y comunidades colindantes, propiciadas, entre otras, por las continuas publicaciones, en la prensa local y regional, de noticias sobre los ovnis. Además, el otoño, en esta zona, se caracteriza en general por bastantes días de cielos despejados con buena visibilidad, vientos del sur y temperaturas agradables que, por otra parte, favorecen la visión de los astros más brillantes.

El caso (otro clásico de la época y ejemplo característico de confusión con un astro) que vamos a ver a continuación sucedió el domingo día 26 del citado mes y se trata de la típica y conocida “persecución” o “escolta” por parte de un “misterioso” objeto celeste.

La Gaceta del Norte, de los días 28 y 30 de octubre del mencionado año, dio una pronta información del caso. Una familia (matrimonio y dos hijos de 8 y 16 años) de Baracaldo, que regresaba de pasar el fin de semana en el pueblo burgalés de Pedrosa de Tobalina, fue la protagonista de la observación. Ésta comenzó, aproximadamente, a las 18:15 horas locales hacia el kilómetro 38 de la carretera Trespaderne-Bilbao, a la altura de Peña Angulo (Burgos). El ovni fue observado en tres ocasiones por el cabeza de familia y en cinco por su hijo de ocho años, en cada una de las veces la visión duró unos 30 segundos, y siempre hacia la derecha (hacia el Este). Se desplazaba lentamente y en completo silencio.

“Era como un gran plato, de color plateado y con una coloración naranja en la parte superior. Se desplazaba a poca velocidad.”

“¿Y a qué distancia podían estar ustedes del ovni?
No sabría calcularlo con exactitud. Quizá entre 500 ó 1000 metros. Su tamaño real debía ser muy grande. Se dirigía como hacia Orduña, Peña Angulo, etc.”

Azimuts de Júpiter al comienzo y al final del avistamiento



“¿Se encontraba a mucha altura?
Quizá a unos 300 metros por encima del monte. Debía ser más grande que un avión Caravelle...”

“El testigo de la apreciación sigue diciendo que cuando llegaron a Arceniega (Álava) comentó el hecho con el dueño de un bar. Vino la esposa del tabernero y dijo que el día anterior otras personas también habían visto un objeto como el que yo había descrito, aproximadamente hacia la misma altura.”
(La Gaceta del Norte, 28 y 30 de octubre de 1975)

Precisamente, durante los atardeceres de ese mes de octubre asomaba por el Este el planeta Júpiter con un brillo superior al habitual (magnitud –2.9). A las 18:15 horas (GMT+1) del día 26 de octubre de 1975, el citado astro tenía un azimut de 267º 58’ (visible por el Este) y unos 6º de altura sobre el horizonte. Con ese brillo y en un cielo que todavía tenía cierta claridad, el mencionado planeta no pasaría desapercibido, sobre todo, teniendo en cuenta el contexto en el que ocurrieron los hechos: La prensa local informando, casi a diario, de que por la zona volaban naves de origen extraterrestre.

domingo, 5 de noviembre de 2006

¿Una nave nodriza sobrevolando Vizcaya?

Además de los astros hay otros estímulos, muchos por cierto, en el cielo que han provocado el error y la confusión en los observadores y sus experiencias siguen considerándose, muchas de ellas, inexplicadas por algunos estudiosos. En el artículo de hoy vamos a ver un ejemplo clásico tomado del libro de J.J. Benítez: 100.000 kilómetros tras los ovnis (realismo fantástico, nº 72. Plaza y Janes, Barcelona. Primera edición: enero 1980)

Según se relata en la citada obra, una familia de Bilbao fue protagonista de un extraordinario hecho. La observación se produjo el domingo día 19 de octubre de 1975 hacia las 18:30 horas bajando el puerto de Altube (Álava), dirección Bilbao y los testigos fueron un matrimonio con cinco hijos de corta edad. La esposa de A.O. llamó la atención del resto de su familia sobre un extraño objeto en el cielo:

“...un impresionantemente largo objeto que había aparecido a la izquierda de la carretera y que daba la sensación de encontrarse en perfecta inmovilidad.” (pág. 232)

El marido y sus hijos miraron en la dirección indicada por M.C. y :

“...divisaron –según testimonio del padre de familia- un enigmático objeto con forma de palillo de dientes de color gris oscuro y que les llenó de asombro por sus tremendas dimensiones: ¡entre 1.000 y 3.000 metros!”

“Y aquel objeto destacaba precisamente sobre el azul del cielo, en dirección NO.” (pág. 233)

Los observadores estuvieron viendo el ovni hasta que, en una serie de curvas, el terreno lo escondió. Estaba ubicado “...a unos 30 grados sobre el horizonte y a más de 30 kilómetros del punto de observación...”

“...Tampoco observaron alas, ni ventanillas. Era un objeto liso...”

El autor del libro llega a la siguiente conclusión:

“aquel ovni –cuyas dimensiones difícilmente podríamos imaginar- era una de las denominadas naves ‘madres’ o ‘portadoras’.” (pág. 233)

En mi opinión, la explicación es mucho más sencilla y prosaica. En esa época del año suelen ser típicas y llamativas, sobre todo cuando están solas en un cielo despejado, un tipo de nubes con una forma característica que, en numerosas ocasiones, han sido confundidas con ovnis. Aquí y aquí pueden ver unas imágenes preciosas e ilustrativas de lo que comento: Los altocumulus lenticularis.

Por otra parte, en dirección NO y a unos 35 kilómetros del punto de observación está muy cerca la ciudad de Bilbao y el superpuerto. Según la información ofrecida por el testigo, la increíble “nave nodriza” estaba ubicada muy próxima a la citada zona que, por cierto, está densamente poblada y sin embargo, nadie más observó la fantástica nave de unos 3.000 metros de longitud (Recordemos que eran hacia las seis y media de la tarde y el cielo estaba despejado).

Además, si hacemos unos sencillos cálculos, que solo sirven para tener una idea aproximada de las dimensiones aparentes del "aparato" ya que los datos se tomaron a "ojo" y, seguramente, contienen errores, con la información que se ofrece en la narración (a más de 30 Km. de distancia y a unos 30º sobre el horizonte) la supuesta nave nodriza estaría a unos 20.000 metros de altura y tendría un tamaño aparente de 8º 30’, o sea: ¡diecisiete veces la Luna llena en el cenit! (nuestro satélite tiene medio grado de tamaño angular)

Unas dimensiones descomunales que no llamaron la atención de la población del gran Bilbao y alrededores porque, sin duda, ¡se trataba de una nube!


Altocumulus lenticularis al atardecer

martes, 24 de octubre de 2006

El Avistamiento de Medellín

La Gaceta del Norte, del día 22 de junio de 1975, informaba de una espectacular observación ocurrida cerca de la citada población extremeña. Se trataba de un “encuentro cercano” con humanoides. El diario bilbaíno no daba la fecha del suceso y este comenzó, según el relato, hacia las 4:30 de la mañana. En esta ocasión hay otras versiones del evento y son más cercanas al día de los hechos que la ofrecida por La Gaceta.

La crónica del caso fue publicada, igualmente, por el diario Hoy, de Badajoz, el día 20 de junio de 1974. Por Mundo Diario el 21 de junio, Pueblo el día 22 de junio, Hoja del Lunes de Valencia el 1 de julio y en F.S.R., xx,3,1974. También existe un cuestionario rellenado por el testigo el 8 de julio de 1975 y un par de cartas de miembros de Eridani (Toda esta información me la ha proporcionado Manuel Borraz, que desde aquí agradezco enormemente). Estas referencias iniciales dan como fecha y hora del comienzo de la observación, el 14 de junio de 1974 a las 5:30 horas locales. Dos socios de Eridani se desplazaron a Medellín poco después de ocurrido el incidente, examinaron el lugar de la observación sin encontrar ningún rastro y se entrevistaron con el observador. Como consecuencia de esta visita el caso fue considerado un incidente inventado.

En el catálogo NELIB, (compilación de casos de aterrizaje de ovnis explicados) publicado en Enciclopedia de los encuentros cercanos con ovnis (obra de Vicente-Juan Ballester Olmos y Juan A. Fernández Peris) figura el suceso como fraude. Manuel Borraz y un servidor pensamos que esa explicación (probablemente basada en las apreciaciones de los miembros de Eridani) fue prematura y arbitraria, ya que no se conoce una confesión del testigo o una investigación posterior que haya llegado a esa conclusión.

Sin embargo, consideramos que esta historia tiene bastantes elementos, algunos muy elaborados, típicos de una confusión astronómica.

Santiago Pulido Moreno, agricultor de 46 años, casado, con seis hijos y domiciliado en Medellín (Badajoz), se dirigía a su trabajo en la finca Remondo, ubicada a unos tres kilómetros de la localidad, en su coche, un Renault 4-L. Después de cruzar el puente romano y tomar el camino que se dirige hacia la N-430 (ver mapa), observó una luz potente a baja altura y en un lateral del castillo de Medellín. Eran sobre las 5:30 horas de la mañana del día 14 de junio. Después de una serie de acercamientos, alejamientos de la brillante luz y que ésta le siguiera por su derecha, el testigo llegó a la finca y el ovni se quedó inmóvil en el cielo.

“Al pasar esa arboleda, una fuerte luz me dio en los ojos. Vi un cacharro muy extraño que volaba a una altura baja, calculo que a unos cien metros de altura...” “...Estaba a un lado del castillo. Como el aparato venía hacia mí, me entró un miedo que no me cabía en el cuerpo...”


Dibujo publicado por Pueblo el 22-6-1974

“...Ante la proximidad de este artefacto, que se me venía encima, con un torrente de luz vivísima, opté por apagar las luces de mi coche. Noté entonces que se alejaba de mí...”

“...Pero creo que se desplazaba muy lentamente, siguiendo mis movimientos. En algún momento, sí, recuerdo que me pareció como si flotase...”

En una de las aproximaciones pudo distinguir fugazmente unas siluetas en la potente luz que, por otra parte, no emitía sonido:

“...Cuando se me acercó por segunda vez pude ver claramente que en su interior, iluminado con una luz muy brillante y a la vez muy bonita, estaban tres hombres muy altos, a no ser que el cristal fuera de aumento. Tres hombres hechos y derechos, de pie, con unos aparatos muy raros.”

El testigo, desde la casa de la finca, pudo observar en diferentes momentos de la mañana que la luz seguía en el cielo, inmóvil y en silencio. En total, la observación duró una hora y media y concluyó a la salida del Sol.

“...Pues hasta que empezó a apuntar el sol, que fue a eso de las siete. Fue entonces cuando se fueron a gran velocidad, perdiéndose en dirección a Villanueva...”


El cielo mirando hacia el E-NE



A las 5:30 horas locales (GMT+2) del día 14 de junio de 1974, y en la dirección por donde apareció el ovni, estaba el planeta Venus (ver mapa). Tenía un azimut de 255º (visible por el E-NE) y una altura sobre el horizonte de 5º 07’. Los acercamientos y alejamientos del ovni pueden explicarse por ilusiones provocadas por subidas, bajadas y curvas del camino más cierta dosis de exageración involuntaria (el testigo estaba muy asustado, cerca del pánico según sus palabras). El seguimiento de la “extraña” luz hasta la finca fue provocado por otra conocida percepción ilusoria (paralaje del movimiento).


Azimut de Venus al comienzo de la observación

La observación finalizó a la salida del Sol (como suele ser habitual, al amanecer el citado planeta va perdiendo brillo paulatinamente hasta perderse en el firmamento), que se produjo hacia las 6:58 horas. El ovni se eclipsó en dirección a Villanueva (localidad ubicada hacia el Este). A esa hora, Venus tenía un azimut de 268º y estaba situado, precisamente, hacia el Este con una elevación de 22º.


Azimut de Venus al final de la observación

A pesar de los, aparentemente, espectaculares acercamientos y alejamientos de la luz y de la visión fugaz de tres seres (si el “aparato” despedía una luz potente, resultaría complicado observar algo en el interior del mismo), el avistamiento tiene, como hemos visto, numerosos elementos típicos de una confusión con el lucero del alba.

En definitiva, el planeta Venus como estímulo que provocó el avistamiento resulta, a nuestro juicio, más verosímil y factible que un fraude o un episodio inventado.

viernes, 6 de octubre de 2006

OVNI sobre Logroño

Vamos a ver a continuación otro ejemplo (típico, sencillo y didáctico) de confusión con la estrella Arcturus. La noticia fue publicada por La Gaceta del Norte el martes, 8 de agosto de 1978. El avistamiento se produjo en la noche del sábado, día 5, y los observadores fueron una familia bilbaína que veraneaba en la capital riojana. La observación se efectuó desde una ventana de la Avenida de Navarra.

“Serían cerca de las doce de la noche cuando observamos un punto luminoso en la vertical de las torres de La Redonda. Su tamaño era como el de una estrella normal, pero mucho más luminosa. Lo que nos llamó la atención fue los extraños giros que estuvo dando durante cerca de diez minutos, unas veces en horizontal y otras en vertical, pero sin desplazarse prácticamente de la misma área del firmamento. Al cabo de ese tiempo se esfumó extrañamente, como perdiéndose en la oscuridad...” (El resaltado en negrita es mío)

Si miramos en el plano de la ciudad de Logroño veremos que las citadas torres de La Redonda (catedral), mirando desde la Avenida de Navarra, están situadas hacia el Oeste. Si, a continuación, contemplamos un mapa celeste, obtenido para el día y hora mencionados anteriormente y en la dirección indicada (Oeste), comprobaremos que, en esa zona del cielo, había una estrella mucho más brillante que las demás: ¡Arcturus!



Azimut de Arcturus a las 23:57 horas.


A las 23:57 horas locales (GMT+2) del citado día, Arcturus tenía un azimut de 89º 43’ (visible hacia el Oeste) y 29º 37’ de elevación sobre el horizonte. Si trazamos el azimut de la citada estrella desde el punto de observación (Avenida de Navarra) veremos que pasa por encima de la catedral. Es decir, ¡Arcturus era visible, desde el punto de vista de los testigos, sobre las torres de La Redonda!

El cielo, mirando hacia el oeste, del 5-8-1978 a las 23:57 h.


Los movimientos de la luz, efectuados en la misma área del firmamento, se explican desde las ilusiones ópticas (movimiento autocinético). La desaparición de la “misteriosa” luminaria pudo ser provocada por alguna nube ubicada entre el astro y los observadores.

Para finalizar esta entrada y ante la sorpresa que causa, en algunos entusiastas de los ovnis, las explicaciones astronómicas me parece oportuno recordar unas palabras de Jacques Vallée y Janine Vallée que, en los años sesenta, ya reconocían este tipo de confusiones. En Fenómenos insólitos del espacio (Editorial Pomaire. Barcelona, 1966) y en la página 209 dicen:

"Sólo la mala fe puede objetar la identificación de un informe detallado con referencia al planeta Venus o a un astro brillante, cuando el analista ha tenido en sus manos una descripción suficiente y posiciones precisas. La apariencia del astro, su diámetro aparente, su color, su enrojecimiento progresivo cuando alcanza el horizonte, sus cambios de forma y de color aparentes cuando se le ve mediante un instrumento óptico, la hora de la aparición, la duración de la exposición y el lento descenso del “objeto” hacia el oeste suministran criterios seguros. En numerosos casos los testigos dieron las medidas de posición en coordenadas locales, con fotografías que pueden ser controladas con exactitud con referencia a una efeméride. Todos estos elementos hacen que la interpretación final sea indiscutible.”

jueves, 28 de septiembre de 2006

¿Qué vieron los bomberos de Balmaseda?

Además de Venus y la Luna, hay otros astros que también han provocado numerosas observaciones ovni. Arcturus, la cuarta estrella más brillante del firmamento nocturno, es uno de ellos. A continuación, vamos a ver una típica confusión con el citado cuerpo celeste.

Ubicados, de nuevo, en el año 1975 examinaremos un avistamiento que se produjo, a finales del mes de octubre del mencionado año, en la localidad vizcaína de Balmaseda. La noticia fue publicada por La Gaceta del Norte, el 29 de noviembre de 1975.

El citado diario relataba que los testigos de la presencia del ovni fueron:

“...el turno completo del Parque de Bomberos de la Diputación Provincial, en Valmaseda.”

J.J.N. fue el primero en divisar el ovni:

“Era un domingo. Creo que a finales de octubre. A eso de las ocho y cuarto de la noche y al salir en una de las ocasiones al exterior del parque, me di cuenta que sobre el monte Colitxa había una extraña luz...”

“...Yo creo que se encontraba algo más aquí, aunque el efecto óptico daba la impresión de que se hallaba sobre dicho monte.”

A la pregunta: “¿Y cómo era?” El bombero dibujó una especie de rombo.

“Parecía una cosa así... Estaba inmóvil. Y eso y los destellos que producía me extrañaron. Ningún avión se queda quieto en el aire.”

La “extraña luz” fue contemplada durante más de media hora: “Yo salí en dos ocasiones del parque y todavía seguía allí”. Lanzaba destellos anaranjados y amarillos. El cielo estaba despejado y el “ovni”, por lo visto, estaba situado a poca altura:

“La altura es difícil de precisar. Pero quizá no mucho, porque, lógicamente, nos extrañó la gran diferencia con las estrellas. En cuanto a la dirección era oeste.” (El resaltado en negrita es mío)

Durante las noches de finales de octubre, Arcturus (estrella principal de la constelación de Bootes) era y es visible hacia el O-NO, a baja altura, con sus preciosos y característicos destellos anaranjados. El domingo día 19 (día aproximado de la observación), a las 20:15 horas locales, tenía un azimut de unos 110º (O-NO) y una elevación de 6º 42’ sobre el horizonte. Su ocaso se producía, esa noche, a las 21:00 horas (teniendo en cuenta la orografía de la zona, se ocultó antes).


El cielo, mirando hacia el O-NO, del 19-10-75 a las 20:15 h.

En el mapa (cartografía militar de España, serie L. Escala 1:50.000, hoja nº 20-5) comprobaremos que el monte Kolitza (lugar por donde era visible el ovni) está ubicado (mirando desde Balmaseda) hacia el O-NO. Como vemos, la visual del ovni se aproxima bastante al azimut de Arcturus (teniendo en cuenta que no hay precisión en la hora y, sobre todo, en el día del avistamiento).

Azimut de Arcturus a las 20:15 h. del 19-10-1975


Todos los datos apuntan claramente a una confusión con la citada estrella que al estar tan cerca del horizonte y con una magnitud de –0.04 llama poderosamente la atención, provocando, en ocasiones, llamativas observaciones ovni.

jueves, 7 de septiembre de 2006

Huellas misteriosas y ovnis

El día 10 de diciembre de 1997, por la tarde, fueron descubiertas unas huellas circulares en unos terrenos de Jarandilla de la Vera (Cáceres). El lugar preciso donde aparecieron fue en “La Berrocosa” y los descubridores, unos niños de 11 y 9 años de edad, hijos del dueño de la citada finca. Una información más detallada del asunto pueden encontrarla ustedes en la obra que hemos mencionando en las dos últimas entradas: Huellas de otra realidad, de Gonzalo Pérez Sarró. El autor del libro vio las trazas dos días después de su aparición. Repasa varias causas normales que pudieron provocarlas pero no le convence ninguna de ellas y concluye: “Aquella tarde del 12 de diciembre la relación entre las marcas que tenía ante mí y los avistamientos ovni que en esos días se produjeron, a diez kilómetros escasos de allí, se estrechó definitivamente.” (pág. 138)

El Sr. Pérez, examinando las huellas “in situ” hace las siguientes reflexiones: “En el interior de aquella extraña circunferencia, la emoción me embargó. Ahora estaba convencido. Tan solo unas horas antes, en ese trozo de tierra tal vez hubiera estado posada una de esas naves cuyo rastro tantas veces persigo.”

"...entonces...comencé a imaginar. ¿Qué clase de máquina sería aquella? Y sus tripulantes, si los tuvo, ¿cómo serían? ¿Donde estarían en esos momentos en los que yo pisaba el rastro dejado por ellos días antes?"... (pág. 138)

De momento, dejamos las marcas y pasamos a estudiar los avistamientos ovni que coincidieron, temporal y geográficamente, con las aludidas trazas. El Sr. Pérez Sarró relata, en su obra, dos casos que, según él, pueden estar relacionados con las huellas. Uno ocurrió en Jarandilla de la Vera, el 7 de febrero de 1996 y el otro en Cuacos de Yuste, el 1 de diciembre de 1997.

En la primera observación (Jarandilla de la Vera) fue visto, por la noche y durante más de una hora, un objeto luminoso estático, silencioso y a baja altura.

A las 21:30 horas locales (GMT+1) del 7 de febrero de ese año era visible, por el Oeste, el planeta Venus (azimut 82º 47’). Estaba ubicado a baja altura (unos 7º sobre el horizonte) y su ocaso se produjo hacia las 22:12 horas. A pesar de la escasa información que se ofrece sobre el caso, ésta apunta claramente a una confusión con el brillante astro.

Sobre la segunda observación (Cuacos de Yuste), la prensa local publicó una breve nota informando del suceso: “La información recogida por el periódico Extremadura hablaba del avistamiento, por parte de varias personas, de una potente luz en los cielos de Cuacos de Yuste. Sin querer profundizar, se apuntaba la posibilidad de que aquello pudiera ser un ovni.” (pág. 117)

El Sr. Pérez recoge el testimonio del corresponsal de la zona F. M., que precisamente escribió la noticia en el diario cacereño. Hacia las 20:15 horas observó, junto a otras personas y desde la gasolinera de Cuacos de Yuste, una potente luz en el cielo entre el monte San Simón y el cementerio alemán.

“El tamaño de aquel misterioso objeto era mucho mayor que el de las estrellas y, desde luego, no tenía nada que ver con un avión. Su forma, luz, dimensiones y velocidad no se asemejaban en nada a la de alguna aeronave conocida.” (Pág. 122)

El avistamiento duró más de una hora y el periodista asistió al final del mismo. El ovni fue observado, por otras personas, con prismáticos.

“...Se apreciaba una silueta oscura. Algo parecido a lo que ocurre cuando la luna no está completa. Si la miras con detenimiento, logras adivinar su forma real, pues eso es lo que se observaba, un efecto parecido al de la luna. Después, el objeto fue alejándose y pareció perderse tras el denominado monte de San Simón.” (pág. 123)

Aquí tenemos otra indudable confusión con el planeta Venus. El día 1 de diciembre del citado año a las 20:15 horas locales (GMT+1), el mencionado astro estaba situado hacia el SW (azimut 51º) y tenía una altura de unos 6º sobre el horizonte. Como se puede apreciar en el mapa (Cartografía militar de España, escala 1:50.000. Serie L hoja 13-24, Jaraiz de la Vera), desde el punto de vista de la gasolinera (ubicación de los testigos) el monte San Simón (lugar por donde se alejó el “ovni”) está situado hacia el SW.

Azimut de Venus a las 20:15 h del 1-12-1997

Como vemos, el ovni y Venus estaban en la misma dirección. Si realmente había esa noche un ovni en el cielo de Cuacos, los testigos tenían que haber visto dos luces potentes (el ovni y Venus). Sin embargo, éstos sólo hablan de una luz por lo que es fácil deducir que estaban viendo al referido planeta que, esa noche, lucía un brillo espectacular (magnitud –4.6).

Venus, como la Luna, tiene fases y suelen ser visibles con un instrumento óptico sencillo. En el relato del avistamiento se dice que la “extraña luz” fue observada con prismáticos. También se hace una descripción, citada anteriormente, sobre la fase que presentaba el “ovni”. A continuación les muestro el aspecto que tenía Venus la noche de la observación.

Aspecto de Venus el 1-12-1997


Como hemos comprobado, los avistamientos que el Sr. Pérez Sarró pretende relacionar con las huellas tienen una explicación perfectamente normal y ¡no fueron la causa de las mencionadas improntas! Entonces, ¿Qué provocó la aparición de esas “misteriosas” marcas?

No las he visto sobre el terreno y, por lo tanto, no voy a adelantar una explicación. Sin embargo, y aprovechando la ocasión, voy a mencionar una forma sencilla de hacer huellas circulares sobre la hierba.

Un día apareció en el jardín de mi casa un círculo de aproximadamente 1,5 metros de diámetro (Ver fotografía). A primera vista parecía que había aterrizado un ovni. Sin embargo, la explicación apareció muy pronto. El viento colocó sobre la hierba un plástico redondo (perteneciente a una piscina portátil infantil) y allí estuvo varios días, dejando en el suelo la marca que se muestra en la foto.



viernes, 25 de agosto de 2006

"Encuentro cercano" y pérdida de la orientación

Paso a examinar, a continuación, otro de los casos que se relata en el libro mencionado en la entrada anterior (Huellas de otra realidad, de Gonzalo Pérez Sarró). Como tiene información suficiente, voy a intentar explicarlo. La observación ocurrió un día indeterminado del mes de noviembre de 1993, hacia las diez de la noche, entre las poblaciones cacereñas de San Vicente de Alcántara y Valencia de Alcántara.

El avistamiento, como veremos, tiene todos los elementos clásicos de una “persecución” lunar. Sospechando la participación de nuestro satélite en el incidente, he comprobado las posiciones del astro (a las 22:00 horas locales) durante el mes de noviembre del citado año y he localizado una noche donde la Luna se encontraba en la ubicación oportuna para provocar la confusión. Ese día es el: ¡18 de noviembre!

El cielo mirando hacia WSW a las 22:00 horas

En mi opinión, esa fecha es la más probable del avistamiento puesto que nuestro satélite se encontraba cerca de la fase de cuarto creciente, a poca altura del horizonte y en la dirección señalada por los observadores.

A las 22:00 horas (GMT+1) del 18 de noviembre de 1993, nuestro satélite tenía un azimut de 60º 53’ (ubicado hacia el WSW) y una altura sobre el horizonte de 8º 30’. El ocaso del astro se produjo a las 22:56 horas. Como se puede comprobar en el mapa de la zona, la Luna estaba situada a la izquierda de los observadores.

Azimut de la Luna al inicio y final de la observación

Éstos se dirigían en coche, por la autonómica 110, hacia Valencia de Alcántara. A unos dos kilómetros de San Vicente de Alcántara, a la hora indicada anteriormente, el conductor observó: “...a muy baja altura, una estrella situada a su lado izquierdo.” (Huellas de otra realidad, pág. 97).

El acompañante: “...tras inclinar su cuerpo todo lo que pudo para ver por la ventanilla de Mariano, observó algo extraordinario.

--¡Joder, si eso no es una estrella! ¿Cómo va a ser una estrella si va pegado al suelo y es enorme? (pág. 97).

El conductor, cuando tuvo oportunidad de mirar, vio lo siguiente: “Allí descubrió una luz anaranjada, nebulosa, tenue, que cerca del suelo, como a unos seiscientos metros de él, se desplazaba en el mismo sentido que su vehículo.” (pág. 98).

El insólito fenómeno les acompañó durante todo el trayecto de vuelta a casa: “Aquel chisme parecía estar atado a nosotros, porque hacía lo mismo que nuestro coche –me comentaba Antonio-. Cambios de velocidad, giros en las curvas, desniveles del terreno, todos, absolutamente todos los movimientos que realizaba el Ford los efectuaba él, pero no con un cierto retraso, esto es lo más extraño, sino exactamente al mismo tiempo. Parecía unido a nosotros.” (pág. 98).

El acompañante pudo fijarse en más detalles: “Afirma que volaba a unos ocho metros del terreno, tenía forma de zeppelín con una longitud aproximada de 15 ó 20 metros. Parecía estar formado en su mayor parte por una especie de materia gaseosa, “como niebla”, según lo definía el de Valencia de Alcántara. En su base pudo apreciar con nitidez un cuerpo también ovalado, pero este de clara naturaleza sólida.” (pág. 98)

Aspecto de la Luna el 18-11-1993

Cuando llegaron al cruce con la Nacional 521, el ovni se colocó frente al automóvil: “...el ovni abandonó la actitud de realizar nuestros mismos movimientos y se elevó colocándose delante del coche, pero seguíamos él y nosotros en movimiento.” (pág. 100)

Los testigos circulaban en ese momento por una gran recta y se cruzaron con una moto: “Entonces, aquel “chisme” pareció advertir la presencia del motorista y se elevó, sin ningún ruido, alejándose...” (pág. 100)

“El objeto no se marchó, permaneció estático frente a ellos sobre una ermita que se mantiene iluminada toda la noche. Mientras, los testigos lo observaban desde fuera de sus coches. Transcurridos unos diez minutos, el ovni se puso de nuevo en movimiento, perdiéndose en la lejanía, en dirección a Portugal.” (pág. 100. El resaltado en negrita es mío).

En principio, la experiencia puede parecer una asombrosa persecución por parte de un extraño objeto volador. Sin embargo, como hemos visto, en el relato de la observación aparecen los componentes típicos de una confusión con la Luna. Resaltados en negrita podemos ver los más evidentes. Al inicio del avistamiento, los testigos ven el ovni hacia su izquierda (la Luna se encontraba, el día 18, a la izquierda de los observadores: WSW). El “insólito” objeto les acompaña hasta el cruce con la N-521, imitando sus movimientos (paralaje del movimiento). Se producen, también, los clásicos errores de percepción de distancias y tamaños.

Al llegar al citado cruce con la N-521 el “ovni” se sitúa delante de los testigos. Como se puede apreciar en el mapa, desde el citado cruce hasta Valencia de Alcántara la carretera tiene una orientación aproximada de NE-SW, coincidente con el azimut de nuestro satélite. Por lo tanto, en ese tramo, tenían a la Luna delante de ellos y sobre la carretera.

La casual aparición de un motorista en sentido contrario, que coincidió con la aparente elevación del “ovni”, es interpretada por el autor del libro como algo extraño: “Algo me dice que este motorista que apareció de la nada, en pleno tramo recto, es “mucho” motorista. Existen nuevas vías de averiguación que iniciar, serios indicios para interrogarse acerca de la verdadera naturaleza de este “espantaovnis”. De momento he de dejarlo en este punto. La investigación continúa.” (Pág. 101)

También, se menciona cierta desorientación de los testigos en parte del trayecto. Hay que decir que los observadores estaban muy alterados: “El ambiente en el interior del automóvil ya era muy tenso, al borde de la histeria...” “...El pánico se adueñó de aquellos dos hombres que ya hablaban con gritos...” (pág. 99). En esas condiciones es muy fácil perder la orientación y no saber cuanto falta para llegar al destino.

El “ovni” desapareció en dirección a Portugal. Como se puede comprobar en el mapa, el azimut de la Luna apunta hacia el citado país.

Este es otro caso más para incluir en la larga lista de confusiones con nuestro satélite natural. En esta ocasión, la falta del día de la observación no ha sido un obstáculo serio a la hora de explicarlo ya que, los numerosos elementos descriptivos que contiene el relato revelan claramente la naturaleza real de lo observado.

lunes, 14 de agosto de 2006

Ambulancia "perseguida" por un extraño fenómeno aéreo

Con el presente artículo doy un salto hacia adelante en el tiempo y me sitúo en el año 1984. El motivo, un libro que encontré curioseando en una librería donostiarra. Se titula: Huellas de otra realidad. Crónicas de hechos inexplicables (Edaf, Madrid 2006). Autor: Gonzalo Pérez Sarró. La obra pertenece a la colección: “El archivo del misterio de Iker Jiménez”.

Ojeando el citado libro encuentro un capítulo (el 3) dedicado a los ovnis: “Valencia de Alcántara: 18 años de oleada ovni”. De los temas que trata el citado trabajo sólo tocaré lo relacionado con el asunto ovni. He revisado algunas de las observaciones que incluye, donde la información es suficiente, y me he encontrado con las clásicas persecuciones o escoltas cercanas. Por lo tanto, no he podido resistir la tentación y he realizado un examen más exhaustivo (hasta donde dejan los datos proporcionados por el libro) de esos avistamientos. Lo que he hallado lo iré mostrando en esta bitácora.

El autor del libro dice en varias ocasiones: “caminar en busca de la Verdad”. Sin embargo, el título de la obra ya nos da una pista de por donde se dirigen los pasos del buscador de lo misterioso. Considero que no hay “hechos inexplicables”. A mi juicio, unos sucesos por muy extraños que sean siempre tendrán alguna explicación. Que, en el caso que nos ocupa, estén sin explicar no significa que sean inexplicables. Serán unos incidentes inexplicados hasta que venga alguien con un dato nuevo o que no se había tenido en cuenta hasta ese momento y los explique.

Volviendo a los avistamientos del libro, comenzaré con el ocurrido el día 20 de junio de 1984 entre Valencia de Alcántara y Cáceres. En un listado de casos resumidos (pp 81-87) se dice lo siguiente sobre el suceso (caso 31):

“20-06-1984 Objeto anaranjado con forma de media luna que voló delante de una ambulancia durante el recorrido de unos ocho kilómetros. Su luz fue aumentando de intensidad a medida que avanzaba. Llegó a estar a unos sesenta metros de distancia del automóvil y casi a ras del suelo. De repente desapareció.” (pág. 84)

A continuación voy a transcribir los pasajes más importantes del hecho:

“Era el 20 de junio, sobre las tres de la madrugada. Ángel trasladaba en su ambulancia a una familia desde Valencia de Alcántara hasta el hospital de Cáceres, un matrimonio y su hijo de corta edad que precisaba atención en aquel centro...” (pág. 92)

“El viaje continuó con normalidad hasta llegar a las proximidades del pueblo de Aliseda. En un paso a nivel del tren, Ángel vio algo extraño que no quiso comentar...” (pág. 92)

“...María, que ahora viajaba al lado del chófer, gritó mientras lo golpeaba en la rodilla: “¡Mira, mira aquello!”. Se trataba de una enorme “luna” anaranjada que los acompañaba en el viaje. Ángel, azarosamente, intentaba explicar que él, aunque fugazmente, ya había notado su presencia momentos antes.” (Pág. 93)

Desde ese momento y durante ocho kilómetros fueron escoltados por el insólito objeto. Al coronar un cambio de rasante se toparon de frente con el “ovni”:

“...Aquel inoportuno acompañante se encontraba ahora en medio de la calzada, casi tocando el suelo, pero gracias a Dios, desplazándose en el mismo sentido que el vehículo de Ángel y conservando la misma distancia siempre. Ahora su color era diferente, había cambiado del anaranjado a un blanco resplandeciente. Desprendía tal luz que iluminaba toda la carretera y se podían ver perfectamente los campos adyacentes. El tamaño de la esfera, aunque difícil de precisar, Ángel afirma que superaba claramente el metro de diámetro...” (pp. 93-94)

Sobre la distancia a que estaba el “ovni” en esos momentos se dice:

“...Los sesenta metros de separación, a Ángel Garlito se le antojaban escasos y peligrosos...”(Pág. 94)

Comentarios de Ángel Garlito:

“...Con el objeto luminoso delante, intenté mantener la velocidad en 80 km/h, sin embargo, era difícil porque en ocasiones tenía que frenar ante la existencia de curvas peligrosas, y esto era lo sorprendente, la extraña luz hacía lo mismo, con exacta medida y a la par que la ambulancia.” (Pág. 94)

“Cuando alcanzaron el cruce de la carretera de Arroyo de la Luz, el objeto comenzó a distanciarse, elevándose, hasta desaparecer...” (Pág. 94)

El día 20 de junio de 1984, a las 3:00 horas locales (GMT+2), la Luna era visible hacia el ESE (azimut 291º), tenía una altura sobre el horizonte de unos 7º (el orto se produjo hacia las 2:18 horas) y estaba cerca de la fase de cuarto menguante (fracción iluminada: 0.636). Como podemos comprobar en un mapa de la zona, la carretera tiene, en el tramo donde apareció el “ovni”, una orientación aproximada de Oeste-Este. Por lo tanto, la ambulancia miraba hacia el Este y los observadores tenían a nuestro satélite o un poco a la derecha o frente a ellos, dependiendo del trazado de la carretera. Sin embargo, los testigos no vieron a la Luna. Vieron un objeto extraño que les escoltaba. No se indica el estado del cielo durante la observación. Probablemente, nubes bajas o bruma dieron a nuestro satélite un aspecto insólito que confundió a los observadores.


20-6-1984, el cielo mirando hacia el ESE a las 3:00 horas

La posición y las descripciones que se dan del “ovni” no dejan lugar a dudas: Objeto ubicado en el mismo punto del cielo que nuestro satélite, con forma de media luna (Luna casi en fase de cuarto menguante), color anaranjado (el clásico cuando nuestro satélite está cerca del horizonte), que imita los movimientos de la ambulancia (paralaje del movimiento), etc. El tamaño y distancias indicadas por los observadores se explican desde los errores de percepción e ilusiones.


Azimut de la Luna y posición de los testigos al inicio del caso

La desaparición del "ovni" pudo ser provocada por la orografía de la zona o por probables nubes que fueron ocultando a nuestro satélite hasta hacerlo desaparecer.


Fase de nuestro satélite el día 20-6-84

Conclusión: Como estamos viendo a lo largo de los artículos publicados en este blog, en este tipo de avistamientos aparecen invariablemente los mismos elementos y características que revelan la naturaleza real de lo observado. En el caso que hemos visto hoy resulta, en mi opinión, bastante clara la explicación lunar y es otra muestra más de esta clase de confusiones.

viernes, 28 de julio de 2006

Un "ovni" entre Irurzun y Pamplona

Vuelvo a la “década dorada”, concretamente a octubre de 1975. El día 7 del citado mes, La Gaceta del Norte publicaba un pequeño artículo dando cuenta de la aparición de un “ovni” entre estas dos poblaciones, que se mantuvo a la vista durante más de dos horas. Como veremos, el avistamiento puede incluirse en los casos del Tipo I o aterrizajes puesto que el “ovni” fue visto despegando del suelo. Como oportunamente comprobaremos, se trata de otra típica confusión con el planeta Venus.

Se desconoce quién fue el testigo, ya que no quiso dar su nombre cuando relato la historia al periódico. El hecho ocurrió en la madrugada del domingo (hacia las 5:15 h) día 5 de octubre. El observador se encontraba en la primera gasolinera que hay saliendo de Irurzun dirección Pamplona:

“...Al salir de la misma, hizo algunos destellos con las luces de su coche para avisar a quien pudiera acercarse. En ese momento, y sobre los pinos que hay al otro lado de la calzada, vio elevarse desde el suelo un objeto brillante...”

“...Me asusté y eché a andar con el coche, a toda la velocidad que pude. Vi que me seguía a unos trescientos o quinientos metros. Paré y él también lo hizo.”

“Seguí con el coche hasta un hotel de las afueras de Pamplona. Allí paré y salté del coche.
-¿Qué hizo el aparato?
Se quedó inmóvil sobre el tejado de unas casas que había enfrente. El vigilante de la gasolinera también lo vio. Cuando salimos fuera, él se acercaba y al meternos se alejaba un poco.
-Entonces lo pudieron ver perfectamente. ¿Qué forma tenía?
Era como un sombrero de un picador, de unos tres metros de diámetro y tenía dos antenas con una bola en la punta. Giraba sobre si mismo y lanzaba destellos.

-¿Cómo cuánto tiempo estuvieron viéndolo?
Hasta que llegó el vigilante de día de la gasolinera; sobr
e las siete de la mañana. Conforme se acercaba el día se iba elevando hasta que desapareció.”


A las 5:15 horas locales (GMT+1) el planeta Venus estaba en el cielo, ubicado hacia el Este (azimut 273.59º) y tenía una altura sobre el horizonte de unos 15.55º. El orto se produjo hacia las 3:49 horas. El despegue de la luz pudo ser una ilusión provocada por un movimiento hacia abajo del coche al entrar a la carretera. El observador tenía al citado planeta a baja altura, delante y un poco a la izquierda, según el sentido de la marcha. Las distancias, persecuciones e inmovilizaciones del “ovni”, imitando los movimientos del vehículo, son ilusiones debidas a errores de percepción y a la paralaje. El “ovni” o el astro fue contemplado (¡durante más de dos horas!) hasta que empezó a amanecer. Al despuntar el día el planeta, poco a poco, dejó de verse lo que fue interpretado como que desapareció.

Azimut de Venus al comienzo y hacia el final de la observación.

Si realmente estuvo en el cielo, todo ese tiempo, un artefacto volador extraño resulta inaudito que nadie más lo viera. La duración de los bólidos (más brillantes y espectaculares que las estrellas fugaces) suele ser muy breve y sin embargo aparecen cientos o miles de testigos.


Llama la atención, y puede ser muy instructivo a la hora de estudiar otras observaciones similares, la percepción de distancias, tamaños, formas, maniobras, persecuciones y hasta despegues del suelo atribuidas a una luz en el cielo que, como hemos visto, resulta ser un astro brillante.

jueves, 6 de julio de 2006

Un "huevo volador" aterroriza a una persona

Dejo, brevemente, la “década dorada” de la ufología hispana para examinar un cuasi-aterrizaje ocurrido durante la famosa oleada de 1968. El encuentro con un “enigmático objeto volador” se produjo en la localidad asturiana de Noreña el día 31 de agosto de ese año, hacia las 23:00 horas locales. El caso se dio a conocer por el diario La Nueva España, de Oviedo, el domingo día 1 de septiembre. En esta ocasión se realizó una encuesta directa del avistamiento, poco después de ocurrir, por Fernando de Silva y Jaime F. Sendín. En diciembre de 1976, Ignacio Blanco y varios colaboradores reconstruyeron toda la investigación del evento y el resultado del estudio fue esencialmente igual al de la primera encuesta.

Una información detallada de estas pesquisas se puede leer en la obra de Vicente-Juan Ballester Olmos, OVNIs: el fenómeno aterrizaje, Plaza & Janes, Barcelona (versión revisada), pp. 77-84 (desde aquí agradezco a Manuel Borraz el envío de la información publicada, sobre el caso, en el mencionado libro). También hay un resumen en la obra del mismo autor y Juan A. Fernández Peris, Enciclopedia de los encuentros cercanos con ovnis, Plaza & Janes, (Barcelona 1987), pp. 139-140. A continuación reproduzco el relato de la observación tal y como se publicó en este último libro:

Sábado, 31 de agosto de 1968 (23:00 h). Noreña (Asturias).

José Antonio Rodríguez Trabanco, transportista de 48 años, conducía su automóvil por la carretera comarcal de Noreña a su domicilio en Oviedo, tras la jornada laboral, cuando a la salida de Noreña observó en el cielo, como a unos 1000 m de distancia, un punto luminoso que descendía a gran velocidad y que dejó de verse al quedar tapada su trayectoria por los árboles que en ese tramo bordean la carretera. Continuó su camino, hasta que al llegar al puente sobre el río Noreña comenzó a ver una luminosidad enfrente, sobre la carretera. Pensó que sería la Luna y siguió unos 400 m más, hasta que se dio cuenta de que en realidad se trataba de un objeto luminoso situado a unos 5 ó 6 m de altura sobre la misma vertical de la carretera. Tenía forma de huevo truncado por su parte superior y su tamaño era de 1,5 m de altura por 1,3 m de anchura, con bordes definidos.

Poseía una luz fija y uniforme en toda su superficie de color anaranjado-rojizo, “como una colada de hierro”, que no iluminaba la carretera ni molestaba al testigo. Dicha luz le impidió observar cualquier detalle del objeto, aunque tuvo la impresión de que no era totalmente opaco, sino de una cierta transparencia, “como la de un cristal translúcido”. Entonces se aterrorizó y detuvo su vehículo a la derecha de la carretera, junto al muro de una finca de pradería, a unos 10 m (En la prensa se señaló que fue a 100 metros) del objeto. El lugar se halla aproximadamente a 1.000 m de Noreña, en las cercanías de una fábrica de muebles y un depósito de “Gas Butano”, habiendo una línea de alta tensión a unos 300 m. Apagó las luces y quitó el contacto. Pasados unos segundos, el OVNI comenzó un desplazamiento lento hacia atrás y hacia la izquierda. Tras unos instantes de inmovilidad, siempre a la misma altura, el objeto se desplazó hacia el auto, por lo cual y presa de gran miedo, el testigo lo puso en marcha, dio la vuelta, y se dirigió hacia Noreña “despavorido”, no atreviéndose a mirar atrás. El OVNI mantuvo en todo momento la posición vertical, siendo su extremo curvado el que estaba más próximo al suelo. No se apreció sonido alguno, durando la observación en total unos 2 minutos.

Al llegar a Noreña encontró a un brigada de la Guardia Civil, conocido suyo, quien le sugirió regresar juntos al lugar. Al llegar, el objeto ya no estaba, no encontrando tampoco rastro de ningún tipo. La noche era clara, siendo visibles las estrellas, y la temperatura era agradable.
(Primera mano, Fernando de Silva y J. Sendín. Primera mano, Ignacio Blanco e
t al. V.-J. Ballester Olmos, OVNIS: fenómeno aterrizaje (r), 77,84.)
(El resaltado en negrita es mío)



Fotografía publicada en Enciclopedia de los encuentros cercanos con ovnis

Aquí tenemos el clásico encuentro cercano con un ovni. Después de leer el resumen de la observación, que fue elaborado después de realizarse una investigación pormenorizada, se podría pensar que el observador vio verdaderamente un fenómeno aéreo insólito. Sin embargo, si se hace un examen detenido de los datos comprobaremos que no es así.

Manuel Borraz en “OVNIs: Anotaciones a la luz de la Luna”, Boletín Informativo del Colectivo Cuadernos, nº 13 (junio 1995), pp. 56-62, ya indicaba que el avistamiento podría explicarse como una confusión lunar. Si hacemos las comprobaciones astronómicas pertinentes, veremos que nuestro satélite se ubicaba, precisamente, donde estaba el ovni. El 31 de agosto de 1968, a las 23:00 horas (GMT+1), la Luna tenía un azimut (origen del azimut el Sur) de unos 38º 49’ (visible hacia el SO) y una altura sobre el horizonte de unos 6º 46’.



La visión, al inicio de la observación, de una estrella fugaz pudo ser el desencadenante del incidente posterior. Me parece oportuno recordar el contexto en el que se produjo el caso. Éste aconteció en plena oleada ovni de 1968 donde la prensa informaba, casi a diario, de las apariciones de extraños objetos aéreos y la televisión española emitía la serie americana “Los invasores”.

En un mapa de la zona se puede ver que la carretera comarcal que va de Noreña a la N-634 tiene una orientación, aproximada, de NE-SO.

La observación tuvo lugar en la carretera C-142, que va desde Noreña hasta la carretera N-634, a la que alcanza a la altura del km 199... (OVNIs: el fenómeno aterrizaje, pág. 77).

Si el ovni se ubicaba en la vertical de la vía, desde el punto de vista del testigo se veía en dirección SO y a baja altura. Si trazamos el azimut de la Luna, citado anteriormente, veremos que pasa por encima de la carretera comarcal, precisamente por donde estaba situado el ovni.


Por otra parte, en el relato se encuentran los elementos típicos de una confusión lunar: color anaranjado rojizo (el clásico cuando la Luna está cerca del horizonte), inmovilidad, ausencia de sonido, etc. Resulta muy ilustrativa la siguiente descripción que hace el testigo sobre la intensidad de la luz del ovni: ...Su intensidad no era muy grande –como la de la Luna, aproximadamente- (Pág. 82). En un primer momento, el observador pensó que era nuestro satélite: Al principio creí que era la Luna, pero luego me di cuenta que era algo bien distinto... (publicado en la prensa). Después de que el ovni comenzó a acercarse (maniobra explicable desde las ilusiones) al testigo, éste se aterrorizó y el astro se convirtió en un objeto volador insólito y cercano. Hay que señalar que el declarante dijo que ¡no había Luna! cuando ocurrieron los hechos:

La noche era clara (el testigo cree recordar que eran visibles las estrellas aunque no así la Luna) y había una temperatura agradable. (Pág. 83)


Como hemos comprobado, nuestro satélite estaba en el cielo en el momento de la observación. Al volver el observador, acompañado, al escenario de la aparición el ovni ya no estaba allí. La Luna, durante el avistamiento, se ubicaba cerca del horizonte y de su ocaso. Éste se produjo hacia las 00:04 horas pero teniendo en cuenta la orografía de la zona se ocultó antes y, por lo tanto, ya no era visible en el firmamento cuando volvieron el testigo y su acompañante.

martes, 13 de junio de 2006

¿Una "nave portadora" sobre Arrecife?

Según La Gaceta del Norte del día 23 de septiembre de 1975, desde la isla de Lanzarote fue divisado un “gigantesco ovni”. La observación se efectuó hacia las 5 de la mañana del 9 de octubre de 1974 y desde varios puntos diferentes de la ciudad. En total, siete observadores.


“-Era todavía de noche y el cielo aparecía limpio, sin nubes. De pronto –prosiguió uno de los inspectores que en aquel momento aguardaba en la punta del muelle Comercial- vimos un objeto con forma de puro en la lejanía. Tenía un color anaranjado y marchaba en dirección Norte-Sur...”

Con unos prismáticos de 7x50, de visión nocturna, uno de los testigos observó el fenómeno luminoso y comprobó que no se trataba de un avión comercial.

“...-¿Observó con claridad la forma de puro?
-Por supuesto. Terminaba en punta y dejaba una estela corta menos brillante que el propio objeto. Su trayectoria era un poco descendente.
-¿Y su velocidad?
-Mucho más rápida que la de un avión, aunque algo más lenta, po
r poner un ejemplo, que la de una estrella fugaz. Apareció y desapareció por tres veces consecutivas durante los segundos que pudimos verlo...”

El relato del caso concluía así:

“...Todos, desde distintos ángulos, habían tenido la suerte de presenciar el paso de lo que, posiblemente, podría tratarse –dadas sus dimensiones y características- de una de las denominadas “naves portadoras” o“nodrizas”...”

En la descripción del avistamiento he resaltado en negrita algunas partes del texto que se corresponden perfectamente con los elementos característicos de las apariciones de ¡bólidos! En este caso, todo apunta a una observación del mencionado fenómeno que, por lo general, suele ser muy espectacular.

En el mismo artículo de La Gaceta del Norte se menciona otra observación de un “ovni” en la ciudad de Arrecife efectuada por uno de los testigos del caso anterior. En esta ocasión no se da la fecha del avistamiento y se dice:

“-Fue en el invierno de ese mismo año. Mi mujer, Araceli de la Fuente, los observó a muy poca altura de una de las montañas próximas a la ciudad...
Allí pude ver una luz fuerte, como fluorescente, que permanecía inmóvil. Tenía un tamaño algo menor que la Luna...
-¿Qué hora podía ser?
-El atardecer. De aquella luz salieron otras dos más pequeñas, que parecieron “descolgarse” del objeto, que continuaba inmóvil sobre la montaña. Y desaparecieron.
Al rato los vimos regresar. Y entraron o se “fundieron” con la gran luz de la misma forma que habían salido...

-¿Cree usted que podía tratarse de algún helicóptero o de algo conocido?
-No, desde luego. Nada de helicóptero o avión. No hacían ruido y la luz era muy intensa. Yo sé distinguir muy bien cuando se trata de un reactor o de un helicóptero...”
(La letra en negrita es mía)

Aunque faltan la fecha y la hora de la observación, datos fundamentales para poder iniciar un análisis de un caso ufológico, la poca información que se da en la noticia de prensa (he resaltado en negrita el texto más evidente) apunta a la clásica confusión astronómica. Como se puede comprobar, en los atardeceres de ese invierno (del 21 de diciembre de 1974 hasta el 20 de marzo de 1975) estaba en el cielo, a poca altura sobre el horizonte, el planeta Venus. Acompañaban al lucero vespertino Júpiter y Mercurio que, probablemente, eran los otros dos ovnis más pequeños. A continuación pueden ver ustedes el cielo que se veía en Arrecife el día 11 de enero de 1975 a las 18:53 horas (GMT) mirando hacia el WSW.

lunes, 22 de mayo de 2006

Una de las "pruebas" más importantes de la llegada de los extraterrestres

Aunque solo sea brevemente, quiero mencionar el célebre caso de aterrizaje ocurrido en Sanlúcar la Mayor (Sevilla), el 13 de marzo de 1975. Ese día, sobre las seis de la tarde, Manuel Mora Quesada, un joven de 16 años, fotografió un ovni que aterrizó cerca de un chalet y dejó huellas en el terreno.


La Gaceta del Norte, 30-9-1975

La Gaceta del Norte dedicó un par de sendos artículos al avistamiento (sólo dispongo del segundo, publicado el día 30 de septiembre de 1975). En 100.000 kilómetros tras los ovnis (realismo fantástico nº 72, Plaza & Janés, Barcelona 1980) J.J. Benítez escribe a propósito de este caso:

“...La más importante prueba –repito- de los últimos años sobre la tremenda y abrumadora presencia de estos seres del espacio en nuestro viejo planeta...” (Pág. 201-202)



Sobre esta observación no me voy a extender porque en su día ya se realizó una encuesta detallada que reveló lo que realmente ocurrió. Una información completa del evento pueden encontrarla ustedes en: Investigación ovni, “Una farsa en cuatro actos: Las fotos de Sanlúcar la Mayor”, pág. 171-186 (Plaza & Janés, Barcelona 1984) de Vicente-Juan Ballester Olmos.


En el citado trabajo se concluye que el ovni fotografiado era la tapa de un cubo de la basura lanzada al aire y las huellas, que dejó la “nave” en el suelo, fueron hechas por el joven testigo.

Este caso resulta muy ilustrativo y da una idea de cómo eran realizadas las pesquisas que publicaba el diario bilbaíno, sobre los ovnis, en aquella época.

viernes, 12 de mayo de 2006

La "nave" de Las Caletas (Lanzarote)

La Gaceta del Norte, del día 25 de septiembre de 1975, volvía a sorprender con un impresionante caso ocurrido muy cerca de Arrecife (Lanzarote, islas Canarias). El incidente ocurrió un día indeterminado del mes de abril del año 1974 y duró más de dos horas. Los observadores, dos matrimonios, vieron (según la noticia de prensa), desde un chalet ubicado en la orilla del mar, la “típica nave con forma de plato”. La observación se inició hacia las 4 de la madrugada y se prolongó hasta el amanecer, momento que el “ovni” aprovechó para desaparecer.

A continuación transcribo algunos de los textos más significativos de la crónica de prensa:

“En aquellas fechas, don Juan Antonio Myro, se encontraba en la isla dirigiendo la construcción de una gigantesca urbanización que su Empresa prepara a las afueras de Arrecife...
-Creo que serían las cuatro menos cuarto o las cuatro cuando el matrimonio que habitaba el piso de abajo nos llamó alarmado. Era realmente curioso. La mujer había tenido necesidad de ir al baño y al cruzar por la terraza observó una luz muy rara e intensa a poca distancia de la casa y sobre el mar...
(la letra en negrita es mía)


La Gaceta del Norte, 25-9-1975

-¿Y cómo era aquella luz?
-Como un plato. La luz era blanca y fortísima. Recuerdo que iluminaba el mar.
-¿A qué altura podía estar?
-No sabría precisarle, pero mucho más baja que la que alcanzan normalmente los aviones comerciales.
-¿Y se movía?
-No. Permanecía quieta. Inmóvil. Lo que sí observamos fue unas oscilaciones en su luz. Era como si se alargara y comprimiera rítmicamente.

-¿A qué distancia estaría de la casa?
-Primero se acercó bastante. Después –y al encender nosotros de golpe todas las luces del chalet- se alejó un poco y quedó como a unos 500 metros. (Dato muy poco fiable. Si se desconoce el tamaño real de un objeto, resulta difícil calcular a qué distancia está.)


La Gaceta del Norte, 25-9-1975

-Así que ustedes prendieron de golpe toda la iluminación de la casa...
-Sí. Y el efecto fue instantáneo. “Aquello” se alejó un poco. Pero siguió fijo, algo más
allá. (En total oscuridad, las luces exteriores se ven bien. Pero encendiendo de golpe toda la iluminación de la casa, la visibilidad del exterior disminuye, sobre todo si estamos mirando a astros brillantes del cielo nocturno. Una disminución del brillo de la extraña luz es interpretada como un alejamiento.)

-El ingeniero tomó papel y lápiz y me dibujó el “ovni”. Se trataba, efectivamente, de una nave típica ya en multitud de avistamientos. Su forma era circular. Algo más pequeño que la Luna.

...-¿Hacía algún ruido?
-No. Era totalmente silencioso. Aquello, indudablemente impresionaba. Mi mujer y el otro matrimonio lo estuvieron viendo durante más de dos horas. Yo, que me encontraba muy cansado, me acostaba y me levantaba a ratos. Y cada vez que me asomaba a la ventana allí seguía, inmóvil y brillante.


...El “ovni”, en efecto, iba a permanecer frente a la casa del ingeniero de Caminos durante más de dos horas. Concretamente hasta el amanecer.
-A eso de las seis y pico de la mañana –continuó don Juan Antonio Myro- aquello comenzó a alejarse hasta perderse de vista...

En esta ocasión, un estudioso del tema hizo algunas pesquisas y habló con uno de los observadores del evento. En un trabajo de Ricardo Campo, “El fenómeno OVNI en Canarias” (Cuadernos de Ufología, 19-20, 2ª época, 1995. Pág. 74-117), podemos leer:

“...Para recabar la mayor cantidad posible de información me puse en contacto a través de Pedro Redón con Guillermo Cacharón, socio del CEI, (al que agradezco su colaboración) que en su día tuvo la oportunidad de conversar con el testigo principal, el cual rellenó un cuestionario especializado que conservo en mi expediente del caso.
Entre los elementos de extrañeza que figuran en el formulario, destaca el tamaño de la luz pues se la compara con el de la Luna llena
(en la noticia publicada por La Gaceta del Norte se indica que el tamaño de la luz era inferior al de la Luna), extremo que no se cita en la obra mencionada (se refiere a: “100.000 km tras los ovnis”, de JJ Benítez) y tampoco en la comunicación mantenida con Cacharon (septiembre 1994), para quien lo observado –después de mantener entrevista personal con el testigo en 1979- se trató simplemente de un planeta o brillante estrella (la letra en negrita es mía) al que el “efecto lupa” de la atmósfera dotaba de un brillo espectacular; en ningún momento el testigo afirmó que el objeto luminoso se acercara al chalet, solo que reverberaba y resplandecía. Esta descripción sí encaja perfectamente con la explicación que M. Borraz ha asignado al caso: la observación del planeta Venus, y que ya parecía delatar el diálogo que anteriormente he reproducido...” (pág. 81)

“...Por tanto, se puede proponer como fecha posible de la observación el 14, 15 ó 16 de abril de 1974, ya que en ese intervalo los dos planetas (Venus y Júpiter) estaban muy cercanos y brillantes y con un ángulo de elevación sobre el horizonte muy bajo en las horas citadas, moviendo a confusión a los sorprendidos testigos.” (pág. 82)

Efectivamente, durante las madrugadas de ese mes de abril el planeta Venus asomaba por el este con un espectacular brillo (magnitud –4.3). Le seguía, un poco después, Júpiter (magnitud –2.1) que el día 15 estuvo en conjunción con el lucero de alba.

Como hemos visto, hay numerosos elementos en el relato de prensa (resaltados en negrita) que apuntan a una confusión con el citado planeta: La dirección de observación, la inmovilidad de la “rara luz”, el brillo, color, ausencia de sonido, tamaño aparente, duración, etc.

Durante la observación del “ovni” (que era perceptible, aproximadamente, hacia el este) Venus era visible a poca altura sobre el mar y en la misma dirección que la “extraña luz” (ver mapas).



Por ejemplo, el día 9 de abril a las 4:39 horas (GMT) el lucero del alba tenía un azimut de 282º 58’ (visible por el E) y brillaba inmóvil a poca altura sobre el mar (a unos 3º de elevación).


Después de dos horas de observación empezó a amanecer y, como es lógico, el astro iba perdiendo luminosidad hasta que dejó de verse y fue interpretado como que desapareció.

Conclusión: La “nave extraterrestre” era el ¡planeta Venus!

jueves, 27 de abril de 2006

Observación ovni previa cita

La difusión constante, en la prensa local, de la creencia de que naves extraterrestres estaban surcando los cielos del País Vasco y comunidades vecinas (años 1974-1975) hizo que se formaran grupos que intentaban ponerse en contacto con seres de otros planetas utilizando, entre otras técnicas, la escritura “psicográfica”. Uno de estos colectivos, perteneciente a la Fraternidad Cósmica y ubicado en Bilbao, tuvo un sorprendente avistamiento (o eso creyeron) previa cita.

"Aquella hermosa noticia, en definitiva, vino a “recordarme” que la “comunicación” entre los seres del espacio y el hombre es hoy una experiencia real. De lo contrario, ¿cómo explicar lo sucedido la noche del citado 30 de julio en la cumbre del monte Umbe, en las proximidades de Bilbao?" (J.J. Benítez, 100.000 Kilómetros tras los ovnis. Plaza & Janes. Realismo fantástico, nº 72. Pág. 151).

Un miembro del grupo, M.G.M., se puso en contacto, empleando el método mencionado anteriormente, con el “guía” Oxalc y recibió el siguiente mensaje:

“ESTARÉIS DÍA 30 MONTE UMBE A LAS 11 DE LA NOCHE.”

M.G.M. preguntó para qué y la respuesta fue:

“TENDRÉIS PRUEBAS EVIDENTES DE NUESTRA EXISTENCIA.”

"¿Qué veremos?" (Pregunta M.G.M.)

“DOS NAVES.”

(Páginas 152 y 153)

Los diez integrantes de la asociación más seis amigos se dirigieron, la noche señalada (30 de julio de 1975), hacia el monte Umbe (lugar conocido por supuestas apariciones de la Virgen). Llegó la hora del contacto y como no sucedió nada se pusieron en comunicación con Oxalc. Éste les indicó que la visión se produciría a la una de la madrugada.

A las 1:00 horas, uno de los que no pertenecían al colectivo señaló al resto un punto rojo que había aparecido repentinamente en dirección ESE y empezaba a agrandarse.

"Aquel punto rojo que había aparecido súbitamente y como a unos 15 ó 20 grados sobre el horizonte, se aproximó hasta nosotros, permaneciendo a unos 40 ó 45 grados.
¡Era como un gran troncocono de un color anaranjado!

Hizo unos destellos blancos –como los “flashazos” de una cámara fotográfica- y se quedó estático, sobre el bosque que hay en aquella ladera del monte.
...De pronto, el ovni cambió de posición y apareció ante nuestros ojos como un “plato” y comenzó a girar sobre sí mismo, pero sin moverse del lugar. Aquello duró 30 ó 40 segundos. Inmediatamente, la nave se alejó a una velocidad vertiginosa. Y desapareció.
...Me recordó una pantalla de televisión cuando se apaga. Toda la superficie luminosa se fue reduciendo hasta quedar en un punto que también terminó por desaparecer...
Y, cosa desconcertante, ¡en el más absoluto silencio!"
(pág. 155)

De nuevo, como podremos ver a continuación, volvemos a encontrarnos con una vieja conocida, ¡la Luna!


El cielo mirando hacia el este

Si hacen una sencilla comprobación, por ejemplo mirar las efemérides astronómicas para esa madrugada, verán que el orto de nuestro satélite se producía, el día 31 de julio de 1975, a las 0:43 horas (GMT+2) hacia el Este. A las 1:00 horas tenía unos 3º de altura sobre el horizonte y un azimut de 253º.


Fase de la Luna, 31 de julio 1975

La “nave” que vieron los observadores apareció, aproximadamente, por la misma dirección que lo hizo nuestro satélite. Además, hay más elementos que coinciden con la Luna: la coloración anaranjada (típica del astro cuando sale y se pone tras el horizonte), el tamaño aparente, la inmovilidad, el silencio absoluto, etc. Probables nubes, ubicadas en el horizonte, dejaron ver progresivamente al astro (aumento del tamaño aparente) y crearon la ilusión de acercamiento. La veloz desaparición del ovni tiene la misma explicación. Un ocultamiento progresivo de la Luna por nubes (disminución del tamaño aparente) fue interpretado como un alejamiento vertiginoso.

Por último, mencionar que este caso es uno de esos ejemplos que nos muestra, de forma patente, como las creencias y los deseos pueden influir en la percepción.