Hacia las seis de la tarde del día 1 de diciembre de 1994, miles de personas en Cantabria y País Vasco observaron en el cielo, a gran altura, un objeto brillante que se movía lentamente hacia el Este. Ante la avalancha de llamadas telefónicas a los diferentes organismos oficiales, se hicieron averiguaciones y se supo que el supuesto ovni era un globo estratosférico. Al día siguiente, la prensa se hizo eco de la noticia y de la explicación del avistamiento.
Más tarde se confirmó que el
INTA había lanzado un globo, a las 12:45 horas del mencionado día, desde el aeródromo de Virgen del Camino (León), que provocó la multitudinaria observación.
Pero por lo visto, esta explicación no convenció a algunos ufólogos patrios. Así,
Iker Jiménez, con el rigor que es habitual en él, escribía en la revista
Enigmas, en el número de agosto de 1999, lo siguiente:
“Un gran ovni había provocado el pánico en el País Vasco, Navarra y Cantabria, donde fue observado con la llegada del crepúsculo. Sobre el papel nos encontrábamos ante uno de los macro-avistamientos de la década y, posiblemente, de los cincuenta años de era ovni en nuestro país.” (el resaltado es mío). Vamos, el no va más.
Para
Bruno Cardeñosa había gato encerrado, o lo que es lo mismo: ocultación y negación del fenómeno OVNI. En su libro,
Los archivos secretos del Ejército del Aire (1998) y en el capítulo
“Un OVNI sobre el País Vasco” escribe:
“La intuición –y los primeros datos; no todo es ciencia infusa- me dictaba que lo ocurrido la noche anterior tenía gato encerrado.” (pág. 42)
El objeto luminoso fue observado durante unos treinta minutos, aparentemente, estático en el cielo y, según Cardeñosa, un globo no habría estado tanto tiempo quieto porque:
“...tal y como confirmé poco después, los vientos reinantes de componente norte hubieran arrastrado a cualquier globo meteorológico hacia el interior peninsular y no hacia San Sebastián...” (Pág. 42).
Pero un poco más adelante, el citado ufólogo señala que después de realizar una consulta al servicio meteorológico del aeropuerto de Sondika:
“a la hora de la observación, en capas altas, de 20 a 30 kilómetros (altura a la que se encontraría el globo estratosférico, que no sonda) los vientos eran de componente sur, con una velocidad aproximada de 100 nudos, unos 170 Km/h.” (pp. 43-44).
Y claro, un globo habría sido llevado, velozmente, hacia el mar Cantábrico. Por lo tanto, no permanecería estacionario como lo hizo el supuesto OVNI. Cardeñosa añade: “A no ser, claro está, que se tratara –lo digo sin pudor- de una nave tripulada” (pág. 44) (el resaltado es mío).
Para empezar,
100 nudos equivalen a 185 Km/h. y sobre la dirección del viento parece que hay una seria discrepancia. ¿En qué quedamos, era de componente norte o sur? Pero resulta que
Eolo no soplaba en ninguna de las dos direcciones indicadas por el ufólogo gallego.
He mirado, en el
portal de la NOAA, la velocidad y rumbo del viento en la vertical de Bilbao, en el nivel de los 10 milibares (zona por la que flotaba el globo), a las 18 horas (TU) de la susodicha tarde y estos son los datos obtenidos: velocidad del viento =
9 m/s (que equivalen a
32 Km/h.) y rumbo =
271,59º. Como puede apreciarse, no coinciden con los de Cardeñosa pero sí son compatibles con la velocidad y trayectoria del balón.
El viento, por lo tanto, era de
componente Oeste (0º = Norte) y se dirigía hacia el
Este, llevando al globo lentamente hacia San Sebastián, como indicaban los testigos.
Sin embargo, para Cardeñosa no había dudas:
“...servidor lo tenía muy claro: un OVNI había sobrevolado el País Vasco...gracias a todos los datos recogidos, lo observado por muchos testigos no correspondía a ningún globo.” (Pág. 45) Y unas líneas más adelante establece estas premisas:
“Después de haber investigado cientos de casos OVNI estoy convencido de que detrás de estos enigmáticos objetos operan seres de naturaleza no humana, capaces de equiparar su tecnología a la magia. Y capaces, quizá, de infiltrarse en nuestra sociedad, de adquirir aspecto completamente humano, y pasar desapercibidos entre nosotros.” (Pág. 45)
Casi nada. Lo que puede dar de sí un simple globo. Pero sigamos con el globovni de esa tarde. El ufólogo escribe:
“Según el INTA, el globo había sobrevolado Bilbao a las 17:50” y se pregunta:
¿cómo puede explicar el INTA que, hacia las seis de la tarde, cuando el globo sobrevolaba ya Guipúzcoa, fuera observado desde Cantabria?” (Pág. 46)
Pues fácilmente. Si el viento soplaba a 9 m/s, en 10 minutos el globo recorrió 5400 metros. O sea, que el balón se encontraba, todavía, cerca de Bilbao. Desde este punto hasta, por ejemplo, Santander hay 83 kilómetros en línea recta. Conociendo la altitud del globo (30 Km), desde la capital cántabra era perfectamente visible, a unos 20º sobre el horizonte.
El señor Cardeñosa continuó con sus “investigaciones” y encontró un par de testimonios que desafiaban la explicación del globo:
“¿Fue acaso un globo estratosférico del INTA lo que observaron dos camioneros en el paraje navarro de Arazuria a las 17:30 horas? (Pág. 47)
En principio, por la hora podría ser el globo. Hay que señalar que
Arazuri está ubicada en la comarca de Pamplona, al oeste. Desde esta población hasta Cantabria hay unos 130 kilómetros en línea recta. Haciendo el cálculo anterior también sería visible (el balón) desde esta localidad navarra, a unos 13º de altura. Como no se aporta información suficiente sobre el caso, no se puede saber si la observación corresponde al globo o a otra cosa.
El segundo caso es el de un testigo que observó el OVNI, desde Bilbao, la tarde anterior:
“Me extrañó mucho, porque la noche del 30 de noviembre vi algo parecido a lo que relataron los testigos de la tarde siguiente. Eran también las seis.” (Pág. 47)
Este avistamiento tiene su explicación. Lo que vio este observador fue otro globo estratosférico. El que se soltó, en Virgen del Camino (León), la tarde anterior, el día 30 de noviembre a las 13:44 horas.
Un servidor también observó los “ovnis” del día 30 de noviembre y 1 de diciembre. Hacia las 17:45 horas del día 30, al asomarme al balcón, vi hacia el Oeste y a unos 10/15º de altura un objeto más brillante que Venus, de color plateado. Parecía inmóvil pero se desplazaba lentamente hacia el Este. Observado con un catalejo de 60 mm de abertura, se apreciaba claramente que se trataba de un globo estratosférico reflejando los rayos del Sol. Hacia las 18:15 horas se fue apagando, poco a poco, hasta que se dejó de ver.
Al día siguiente, 1 de diciembre de 1994, hacia las 18:00 horas descubrí en el cielo, en la misma dirección pero más alto (unos 25/30º), otro globo con las mismas características que el del día anterior. Al cabo de 15 ó 20 minutos se apago y dejó de verse.
Todo este alboroto fue causado por dos globos lanzados desde el aeródromo de
Virgen del Camino (León). Uno soltado el día 30 de noviembre a las 13:44 horas y el otro, el día 1 de diciembre a las 12:44 horas. Los vientos reinantes en la vertical de la base de lanzamientos, en el nivel de los 10 milibares y a las 12:00 horas (TU), son estos: Día 30 de noviembre, velocidad = 10,44 m/s y rumbo = 253,30º. Día 1 de diciembre, velocidad = 8,04 m/s y rumbo = 275,36º. Por lo tanto, los vientos en ese nivel eran de
componente Oeste y llevaron a los citados globos hasta la cornisa cantábrica. O sea, hacia el
Este.
En el mapa meteorológico del día 1 de diciembre de 1994 puede verse como estaba la situación en la altura donde flotaba el globo estratosférico. Las condiciones de la tarde anterior (30 de noviembre) eran similares.
A partir de los casos citados anteriormente (Arazuri y Bilbao), Cardeñosa y Jiménez descubren una autentica oleada OVNI acaecida en unas horas:
“Iker Jiménez por un lado, y servidor por otro, acabamos por destrozar la hipótesis del globo estratosférico.” (Pág. 47)
Y lo hacen relatando, escuetamente, unas observaciones ocurridas en Cáceres y Salamanca. Casos que, por la distancia y horas, nada tienen que ver con lo que se avistó en la cornisa cantábrica.
El ufólogo gallego concluye el capítulo dedicado al globovni de esta manera:
“Hay más casos, pero resultaría tedioso citarlos todos uno por uno. Con esta pequeña muestra queda demostrado que:1º Un objeto no identificado sobrevoló el norte peninsular, desafiando los vientos reinantes. A la par, el globo del INTA, que debido a su altura apenas sería visible, sobrevoló la misma zona.
2º Una pequeña oleada de ovnis azotó Cáceres y Salamanca. Y por supuesto, no se trató del globo.
3º Según diversos testigos, varios cazas sobrevolaron el País Vasco poco después del avistamiento. ¿Qué perseguían? ¿Un globo estratosférico? (pp. 48-49)
1º punto: Como ya hemos visto, los dos globovnis no desafiaban los vientos reinantes, eran llevados por estos hacia el Este. Y sí eran visibles, al reflejar la luz solar brillaban de forma llamativa y, además, los vieron miles de personas.
2º punto: Por supuesto, no eran los globos. Lo que vieron en esas provincias no era lo mismo que estaban contemplando multitud de personas en el norte, era otra cosa y desde esos lugares y horas sí que era imposible ver los susodichos balones.
3º punto: Un servidor no vio cazas sobrevolando la zona después del avistamiento.
Por otro lado, Iker Jiménez y
Lorenzo Fernández, tras exponer lacónicamente siete casos ocurridos en Cáceres y Salamanca, concluyen, en
Enigmas (agosto de 1999), lo siguiente:
“Tras estos sorprendentes casos acaecidos el mismo día 1 de diciembre, muchos se preguntaron si el objeto visto sobre el País Vasco era en realidad un globo lanzado desde León, y si realmente fue otro ‘globo no identificado’ el que pudo verse sobre otras zonas de España. El enigma, al final jamás pudo ser resuelto satisfactoriamente, pasando a formar parte del archivo del olvido.”
En realidad, no hubo ningún enigma. Los objetos vistos en la cornisa cantábrica fueron dos globos. Uno avistado el 30 de noviembre y el otro el 1 de diciembre. Sobre los casos acaecidos en las dos provincias citadas anteriormente, la información que se da es tan escasa que no me extraña que no se hayan podido resolver satisfactoriamente. Una cosa es segura, esas observaciones no tuvieron nada que ver con lo que se vio en el norte peninsular.
Y para terminar, señalar que este es otro ejemplo de cómo las creencias y las ideas preconcebidas pueden hacer ver gigantes donde sólo hay molinos.