Hace
unas semanas ha caído en mis manos el libro Encuentros OVNIs: Ufología aeronáutica, escrito por los señores
Rodrigo Bravo Garrido (piloto militar) y Juan Castillo Cornejo (paleontólogo) ambos
relacionados con el Comité de Estudios de Fenómenos Aéreos Anómalos (CEFAA) de Chile.
En
la citada obra los autores enfocan el asunto de los OVNI desde un punto de
vista que ellos denominan Ufología
aeronáutica, o sea, la recogida de informes y análisis de los fenómenos
aéreos anómalos reportados por personal aeronáutico y del posible riesgo que
podría representar para las aeronaves, tripulación y pasajeros el encuentro con
dichos fenómenos.
Otro factor que despierta inquietud de la ciencia, es el alto porcentaje de casos a los que no se les ha podido otorgar una explicación satisfactoria, quedando en la categoría de no identificados, con lo que podemos afirmar con cierta certeza, que objetos físicos desconocidos se están movilizando libremente en nuestra atmósfera, a tal punto que han constituido, en ciertas ocasiones, un peligro para nuestros propios artefactos aéreos. (Pág. 41)
En
el citado libro publican una selección de veintitrés incidentes de aviones con
FANIs (Fenómenos Aéreos No Identificados). Mi sorpresa llega al ver el Caso nº
1, que trata sobre el suceso del Capitán Thomas Mantell, acaecido el 7 de enero
de 1948 en Kentucky (USA), ya que lo consideran inexplicado. Entre otras cosas,
escriben:
Había combatido en la Segunda Guerra Mundial, incluso recibiendo la condecoración al valor militar, por lo cual es difícil pensar que su avión se accidentara persiguiendo al planeta Venus o a un globo sonda, como se pretendió explicar en su momento. (Pág. 113)
Según
un análisis de Kevin Randle sobre el caso, que pueden leer aquí, el OVNI que Thomas
Mantell intentó alcanzar era un globo Skyhook
(perteneciente a un proyecto secreto para el estudio de las rayos cósmicos)
lanzado el día anterior desde la base militar de Camp Ripley (Minnesota). Dicho
globo se encontraba a unos 70.000 pies (21.336 m) por encima de Mantell y éste,
que no llevaba equipo de oxigeno, al
sobrepasar con su avión P-51 Mustang los 6.600 metros perdió probablemente el
conocimiento, por falta de oxigeno, y se estrelló.
Después
de examinar otro incidente, el Caso nº 9, veo que también tiene explicación. El
resumen de la historia es esta: En la madrugada del 8 de febrero de 1982, un
avión de pasajeros (vuelo 169 VASP) que despegó de Fortaleza (escala en Río de
Janeiro) con destino a Sao Paulo (Brasil), fue escoltado por un OVNI. Antes de
llegar a Belo Horizonte observaron una luz muy intensa en el lado izquierdo que
empezó a seguir al avión. Prácticamente, conservó la misma distancia a la
aeronave, volaba a la misma velocidad que ésta y se mantuvo siempre a la izquierda.
Al aterrizar en Río de Janeiro perdieron de vista al objeto. Los autores
indican que hubo detención radar. En este enlace puede leerse el citado caso (según
relato de los susodichos) en la página 142.
En
Internet he localizado información, sobre este incidente, mucho más amplia. Por
lo visto, el avistamiento es considerado como uno de los más extraordinarios e
importantes de la ufología brasileña y mundial. Es más, algunos ufólogos lo
consideran como una prueba de la existencia de naves extraterrestres. En este sitio se puede leer, entre otros detalles, el informe que realizó el comandante
Britto a la aerolínea VASP. A continuación un dibujo del OVNI realizado por el
citado.
En
el mismo sitio se muestra un grafico con la ruta del avión y la trayectoria del
OVNI, dibujada por el comandante del avión.
Me
resulta muy llamativo que el comandante de la aeronave llegase a la conclusión de
que estaba viendo un OVNI con alta tecnología (o sea, una nave extraterrestre)
y que intentase comunicarse telepáticamente con él.
Como
mostraré seguidamente, el pretendido OVNI
era en realidad el planeta Venus. La observación comenzó con la aparición
de una luz muy brillante por el lado izquierdo del avión, o sea, por el Este. Hay
que señalar que en el inicio del incidente hay algunos detalles poco claros o
confusos que incluso parecen contradecir la explicación de Venus, debido
probablemente a la introducción de errores involuntarios, pero luego las evidencias apuntan claramente
a dicho planeta como el estímulo que provocó la observación.
Según
el esquema de ruta anterior y las comunicaciones por radio, a las 3:49 horas,
antes de llegar a Belo Horizonte, el citado planeta estaba a unos 2º por
debajo del horizonte Este y desde el suelo no era visible pero desde el avión,
que iba a una altura de 9.400 metros, si sería perceptible. A esa altitud el
horizonte real queda a unos -3º y, por lo tanto, desde la aeronave el brillante
astro se vería pegado al horizonte.
El pretendido OVNI "volaba", más o menos en el mismo
nivel que el avión. Una luz lejana (en este caso el citado astro) ubicada cerca
del horizonte y vista desde una aeronave se ve en el mismo nivel de vuelo de
ésta.
La
brillante luz iba a la misma velocidad que el avión. Es la típica ilusión de
persecución. La misma que se produce en el suelo cuando un astro "persigue" a un automovilista.
Los
acercamientos del OVNI a la aeronave fueron sin duda ilusiones provocadas probablemente por variaciones de brillo del planeta debidas a bruma, polución, etc. en las capas bajas de la
atmósfera. Esto mismo pudo ocasionar los cambios de coloración observados. Los
desplazamientos verticales y horizontales de la extraña luz se explicarían por
una ilusión autocinética.
El avión al ir acercándose al aeropuerto de Río de Janeiro fue cambiando de rumbo hacia la izquierda y el brillante planeta fue pasando del lado izquierdo al frente de la aeronave.
Ubicación
de Venus a las 4:34 horas (101º/9º), tres minutos antes de que el avión
aterrizara en el aeropuerto de Río de Janeiro. En el mapa siguiente, la
trayectoria del avión al aterrizar y el azimut de Venus.
En
la maniobra de aterrizaje el citado planeta se veía en la posición del OVNI (a
las 11) "dirigiéndose" hacia la bahía de Guanabara, tal y como indicó
y dibujó el comandante Britto. En la etapa de Río de Janeiro a Sao Paulo, los
pilotos no volvieron a ver el pretendido OVNI, ya que Venus les quedaba a la
espalda y, lógicamente, no podían verlo.
Desde
otro avión (Transbrasil) también observaron la misteriosa luz y señalaron que
era el planeta Venus pero al oír por radio que el CINDACTA de Brasilia había
detectado un punto en el radar ocho
millas a la izquierda del avión de la VASP, cambiaron de opinión. Sin embargo, el
Departamento de Relaciones Públicas de la Aeronáutica puntualizó, el día
siguiente, que el punto que apareció en el radar de CINDACTA era considerado en
aviación como una señal aleatoria de interferencia-radar que no confirmaba la
luz observada desde los aviones.
Curiosamente,
la explicación que he expuesto del caso no es nueva. Tres días después del
incidente ya se propuso un esclarecimiento argumentado del mismo. El día 11 de
febrero, el astrónomo Silvio Ferraz Melo afirmaba que el pretendido OVNI era el
planeta Venus. En este enlace puede leerse una breve exposición del citado.
Además, pocos días después del incidente los ufólogos Bruce Maccabbe y Allen
Hynek también dijeron, según este recorte de prensa facilitado por Manuel
Borraz, que la misteriosa luz que "persiguió" al avión era Venus.