El día 10 de diciembre de 1997, por la tarde, fueron descubiertas unas huellas circulares en unos terrenos de Jarandilla de la Vera (Cáceres). El lugar preciso donde aparecieron fue en
“La Berrocosa” y los descubridores, unos niños de 11 y 9 años de edad, hijos del dueño de la citada finca. Una información más detallada del asunto pueden encontrarla ustedes en la obra que hemos mencionando en las dos últimas entradas:
Huellas de otra realidad, de
Gonzalo Pérez Sarró. El autor del libro vio las trazas dos días después de su aparición. Repasa varias causas normales que pudieron provocarlas pero no le convence ninguna de ellas y concluye:
“Aquella tarde del 12 de diciembre la relación entre las marcas que tenía ante mí y los avistamientos ovni que en esos días se produjeron, a diez kilómetros escasos de allí, se estrechó definitivamente.” (pág. 138)
El Sr. Pérez, examinando las huellas “in situ” hace las siguientes reflexiones:
“En el interior de aquella extraña circunferencia, la emoción me embargó. Ahora estaba convencido. Tan solo unas horas antes, en ese trozo de tierra tal vez hubiera estado posada una de esas naves cuyo rastro tantas veces persigo.”
"...entonces...comencé a imaginar. ¿Qué clase de máquina sería aquella? Y sus tripulantes, si los tuvo, ¿cómo serían? ¿Donde estarían en esos momentos en los que yo pisaba el rastro dejado por ellos días antes?"... (pág. 138)
De momento, dejamos las marcas y pasamos a estudiar los avistamientos ovni que coincidieron, temporal y geográficamente, con las aludidas trazas. El Sr. Pérez Sarró relata, en su obra, dos casos que, según él, pueden estar relacionados con las huellas. Uno ocurrió en Jarandilla de la Vera, el 7 de febrero de 1996 y el otro en Cuacos de Yuste, el 1 de diciembre de 1997.
En la primera observación (Jarandilla de la Vera) fue visto, por la noche y durante más de una hora, un objeto luminoso estático, silencioso y a baja altura.
A las 21:30 horas locales (GMT+1) del 7 de febrero de ese año era visible, por el Oeste, el planeta Venus (azimut 82º 47’). Estaba ubicado a baja altura (unos 7º sobre el horizonte) y su ocaso se produjo hacia las 22:12 horas. A pesar de la escasa información que se ofrece sobre el caso, ésta apunta claramente a una confusión con el brillante astro.
Sobre la segunda observación (Cuacos de Yuste), la prensa local publicó una breve nota informando del suceso:
“La información recogida por el periódico Extremadura hablaba del avistamiento, por parte de varias personas, de una potente luz en los cielos de Cuacos de Yuste. Sin querer profundizar, se apuntaba la posibilidad de que aquello pudiera ser un ovni.” (pág. 117)
El Sr. Pérez recoge el testimonio del corresponsal de la zona F. M., que precisamente escribió la noticia en el diario cacereño. Hacia las 20:15 horas observó, junto a otras personas y desde la gasolinera de Cuacos de Yuste, una potente luz en el cielo entre el monte San Simón y el cementerio alemán.
“El tamaño de aquel misterioso objeto era mucho mayor que el de las estrellas y, desde luego, no tenía nada que ver con un avión. Su forma, luz, dimensiones y velocidad no se asemejaban en nada a la de alguna aeronave conocida.” (Pág. 122)
El avistamiento duró más de una hora y el periodista asistió al final del mismo. El ovni fue observado, por otras personas, con prismáticos.
“...Se apreciaba una silueta oscura. Algo parecido a lo que ocurre cuando la luna no está completa. Si la miras con detenimiento, logras adivinar su forma real, pues eso es lo que se observaba, un efecto parecido al de la luna. Después, el objeto fue alejándose y pareció perderse tras el denominado monte de San Simón.” (pág. 123)
Aquí tenemos otra indudable confusión con el planeta Venus. El día 1 de diciembre del citado año a las 20:15 horas locales (GMT+1), el mencionado astro estaba situado hacia el SW (azimut 51º) y tenía una altura de unos 6º sobre el horizonte. Como se puede apreciar en el mapa (
Cartografía militar de España, escala 1:50.000. Serie L hoja 13-24, Jaraiz de la Vera), desde el punto de vista de la gasolinera (ubicación de los testigos) el monte San Simón (lugar por donde se alejó el “ovni”) está situado hacia el SW.
Azimut de Venus a las 20:15 h del 1-12-1997 Como vemos, el ovni y Venus estaban en la misma dirección. Si realmente había esa noche un ovni en el cielo de Cuacos, los testigos tenían que haber visto dos luces potentes (el ovni y Venus). Sin embargo, éstos sólo hablan de una luz por lo que es fácil deducir que estaban viendo al referido planeta que, esa noche, lucía un brillo espectacular (magnitud –4.6).
Venus, como la Luna, tiene
fases y suelen ser visibles con un instrumento óptico sencillo. En el relato del avistamiento se dice que la “extraña luz” fue observada con prismáticos. También se hace una descripción, citada anteriormente, sobre la fase que presentaba el “ovni”. A continuación les muestro el aspecto que tenía Venus la noche de la observación.
Aspecto de Venus el 1-12-1997 Como hemos comprobado,
los avistamientos que el Sr. Pérez Sarró pretende relacionar con las huellas
tienen una explicación perfectamente normal y
¡no fueron la causa de las mencionadas improntas! Entonces, ¿Qué provocó la aparición de esas “misteriosas” marcas?
No las he visto sobre el terreno y, por lo tanto, no voy a adelantar una explicación. Sin embargo, y aprovechando la ocasión, voy a mencionar una forma sencilla de hacer huellas circulares sobre la hierba.
Un día apareció en el jardín de mi casa un círculo de aproximadamente 1,5 metros de diámetro (Ver fotografía). A primera vista parecía que había aterrizado un ovni. Sin embargo, la explicación apareció muy pronto. El viento colocó sobre la hierba un plástico redondo (perteneciente a una piscina portátil infantil) y allí estuvo varios días, dejando en el suelo la marca que se muestra en la foto.