Según algunos ufólogos patrios, los extraterrestres estaban introduciéndose subrepticiamente en nuestra sociedad, especialmente durante la década dorada de la ufología ibérica (1974/1981), como una quinta columna. Precisamente, en 1990 se publicó un libro con ese título que versaba sobre la cuestión. En la contraportada de dicha obra se podía leer:
"...Juanjo Benítez ofrece en La quinta columna una de las secuencias más completa, sugerente y sobrecogedora de los llamados 'encuentros cercanos con humanoides'. Toda una serie de sucesos -inéditos en su mayoría- que ratifica la realidad de otras civilizaciones 'no humanas', que nos visitan y controlan y que, incluso, se hallan infiltrados en la red social como una 'quinta columna'."
Sorprendente e increíble, ¿no? Sin embargo, no se aporta ni una sola prueba (bueno, algo si: testimonios) apoyando tales afirmaciones que, por otra parte, la cruda realidad se encarga de contradecir.
En un programa esotérico de ETB2,
El Pentáculo (6 de febrero de 1991), se hacía esta crítica literaria del mencionado libro:
De los numerosos casos de encuentros cercanos, que el autor mostraba en la mentada obra y que por lo visto corroboraban lo escrito en el texto citado anteriormente, me voy a centrar en uno. El ocurrido, hacia las
4:30 de la madrugada del día
13 de febrero de 1981, en la localidad burgalesa de Fuentecén. El espectacular caso fue publicado por el diario
Pueblo, en su sección
OVNI Experiencia, el día 18 de febrero y lo presentaba con este profético texto:
"...hoy debemos decir que estamos ante un caso excepcional de gran importancia para conocer un poco más el fenómeno ovni."
Para Iker Jiménez fue:
"Uno de los sucesos más excepcionales de la casuística española..." Y con el rigor que le caracteriza, fecha la observación el día
12 de febrero, a las
00:00 horas (
Encuentros la historia de los ovnis en España, pág. 204). Luego, añade elementos que no existen en la información original:
"la familia observó cómo 'un objeto sólido y oscuro' se desplazaba haciendo diversos movimientos bruscos..." (pág. 205)
"...y que la gran nave oscura se alejaba hacia una arboleda..." (pág. 206). La negrita es mía. El año pasado, el referido periodista trataba el incidente en su "
Nave del Misterio".
En el citado programa de ETB2,
EL Pentáculo, también se habló del caso:
Igualmente, existe una investigación de campo, por cierto muy minuciosa, realizada por Juan Marcos Gascón en mayo y septiembre de 1983. El resultado de dicha encuesta es un expediente extenso y pormenorizado. En mi opinión, un buen ejemplo de cómo debe realizarse una pesquisa de este tipo. Desde aquí agradezco a Vicente-Juan Ballester Olmos por poner a mi disposición (a petición mía) toda la documentación del caso que obraba en su poder. Añadir que en dicho expediente hay incluida una extensa entrevista, a los testigos, de Enrique de Vicente y una encuesta de Julio Malo Martínez, cura-párroco de Padrones de Bureba (Burgos).
Gascón, después de realizar su exhaustivo trabajo, en el lugar de los hechos, llegó a la conclusión de que la historia era ficticia y fue urdida por el cabeza de familia para atraer clientela al bar que tenía en arrendamiento.
A continuación voy a exponer, resumidamente, algunos de los puntos en los que se basa J.M. Gascón para llegar a dicha conclusión.
Serias contradicciones de los tres testigos al describir el OVNI
Aparte de una serie de deslices orales detectados en las diversas entrevistas grabadas a los observadores, las contradicciones al relatar lo que vieron son tan patentes que da la impresión de que los testigos observaron fenómenos diferentes. Por ejemplo, el aspecto visual del OVNI es descrito por Luis Domínguez (padre) de la siguiente forma: “Dos luces encarnadas, parecidas a las de un coche.” (Pueblo). “Como dos pilotos rojos de coche.” (Malo). “Dos luces rojas, cada una de ellas como el doble del foco de un coche.” (E. Vicente). “Dos luces rojas, cada una de ellas unos 25 cms. de diámetro.” (Gascón).
Laura Castro (madre) describe el OVNI así: “Un foco de luz fuerte, como una Luna llena rara, muy roja y grande.” (Gascón).
José F. Domínguez (hijo) hizo esta descripción: “Una luz muy grande, como medio salón (5 m2), que cambiaba del color blanco al amarillo. Nunca roja.” (E. Vicente). “Una luz deforme, de tamaño aparente al doble de la Luna llena, que cambiaba de colores: blanco, rojo y verde; y que llegó a dividirse en dos luces también deformes, cada una de ellas como la Luna llena, que también cambiaban de colores: blanco, rojo y verde.” (Gascón).
Separación de las luces
La encuesta de Gascón da estos resultados: Máxima, (padre) 3 metros. (Hijo) 50 metros. Mínima, (padre) 60 centímetros ó 1,50 metros (como las de un coche). (Hijo) unidas en una sola masa de luz.
Explosión Sobre este punto, Gascón indica: “El análisis de los datos referentes a la ‘explosión’ -por enunciarla del algún modo- del OVNI, como condimento de esa salsa de vicisitudes, encuentra dispares definiciones en cada oportunidad.
Aunque, en conjunto, todos los testigos parecen referirse a lo mismo, no queda claro si una o varias explosiones tuvieron lugar, y tampoco escapa del entredicho la naturaleza de la susodicha explosión (rayos hacia arriba, rayos hacia abajo, rafalazo, cohete, fuente, ráfagas…) Si los testigos se hubieran referido sencillamente a una explosión de luz o a una expansión momentánea de la misma, evitando desviaciones sospechosas, el testimonio habría sido más creíble…”
Desglose comparativo sobre este punto:
Padre - “Lanzaba cada cierto tiempo algo parecido a un cohete.” (Pueblo). “Dio un latigazo de luz cegadora.” (Malo). “Tiró una llamarada blanca. Con rayos hacia arriba.” (E. Vicente). “Pegó un ramalazo blanco.” (Gascón).
Madre - “Hacía como fogonazo.” (Gascón).
Hijo - “Como cuando explota un cohete, así como una fuente. Con rayos hacia abajo.” (E. Vidente). “Disparaba como una ráfaga.” (Gascón).
Sobre las huellas
Según las crónicas, el supuesto OVNI dejó la hierba quemada superficialmente y con una forma irregular (Ver foto). Se encontraron tres agujeros, de 30 centímetros de profundidad, formando un triángulo. Los periodistas del diario
Pueblo recogieron varias muestras y las enviaron a analizar a la Junta de Energía Nuclear.
El día 7 de noviembre de 1981, el citado periódico publicó los resultados emitidos por el mencionado organismo:
“Los resultados de estos recuentos indican que ninguna de ellas tiene carácter radiactivo, ya que los valores obtenidos son los correspondientes al fondo natural.”
Todo apunta a que estas “evidencias” (que no eran extra
ñas ni extraordinarias) tenían que ver mucho más con lo terrenal que con lo extraterrestre. Un vecino del pueblo contó a Gascón lo siguiente:
“Yo no sé si será verdad eso que dijeron del ovni. Al pueblo vinieron unos periodistas y luego se dijo que habían encontrado una quemadura o cosa así, y unos agujeros que igual los pudo hacer cualquiera de esos que plantan cepos para pájaros en la era. Recuerdo que yo subí un día antes de que llegaran los periodistas, cuando aquí ninguno sabíamos nada, por la calle de atrás de la era. Serían las 7 de la tarde y venía de arreglar el campo cuando vi a Domínguez dirigirse hacia la era con una lata bajo el brazo, que no sé si sería de gasolina. Lo normal hubiera sido que a esa hora él estuviera en el bar, pero como la cosa entonces no me llamó demasiado la atención, pues no le presté mayor importancia…”
Como señala Gascón: “De ser cierto, este aserto explicaría el hecho de que los periodistas no hallaran quemaduras profundas, sino más bien una quemadura superficial, tal como ellos indicaron en su informe. La gasolina, al ser esparcida sobre la tierra húmeda, produce una quemadura superficial cuyo tiempo de vida queda sujeto al de la combustión del carburante. Así resulta lógico encontrar un espacio irregular de hierba quemada, tal como muestra una de las fotografías del artículo periodístico del equipo de Ovni-experiencia.”
Los tres agujeros encontrados en el suelo quemado probablemente eran artificiales, como así lo indica en su informe José Luis Caso, pero no fueron producidos por el OVNI sino, más bien, por una intervención muy humana (varilla de hierro y martillo). Además, los testigos hablaban de más agujeros esparcidos por la era, hasta ocho ó doce, producidos probablemente por cepos para cazar pájaros.
Sobre el “robot”, en general las descripciones de los dos testigos (la madre no lo vio) son coincidentes aunque hay pequeñas discrepancias. Como indica Gascón, sobre este elemento hay algunas cosas ilógicas o absurdas. No se ve acercarse al robot desde el OVNI hasta la cerca. Se oyen unas pisadas pero en la nieve no quedan huellas del movimiento de la “caja”. El robot repetía los ladridos del perro en tono más bajo mientras este ladraba continuamente: Los “ladridos” del robot, en las condiciones y características señaladas por padre e hijo, habrían resultado INAUDIBLES, ya que los ladridos continuos del can… habrían absorbido los “ladridos”, de menor tono, emitidos por el robot. (Gascón). El robot desapareció por arte de magia.
Según Gascón, las primeras impresiones favorables que le dieron los testigos sobre la posible autenticidad del avistamiento fueron desvaneciéndose a medida que iba encontrando deslices orales y numerosas contradicciones en los datos.
Lo que al principio a Juan Marcos Gascón le pareció un caso positivo, después de realizar su exhaustiva encuesta tuvo que cambiar de opinión y concluyó que: “Se trata de un fraude, una trama familiar ideada por el padre con el fin de atraer clientela al bar.”
Para finalizar voy a exponer algunos de los elementos que me han parecido llamativos, encontrados en las distintas versiones de esta historia, y que confirman, en cierto modo, las conclusiones de Gascón.
Sobre el cierre del bar
En Pueblo se publicó lo siguiente: "NOS FUIMOS A CASA... esa noche cerramos el local tarde...Fui con mi mujer a casa y, con las luces apagadas, nos pusimos a mirar por la ventana."
En la entrevista de Gascón, Laura Castro (la mujer de Luis Domínguez), contestó: "¿A usted le avisó su marido? Si. ¿Donde estaba usted? Yo en la cama.
La observación de Laura Castro
La mujer de Luis Domínguez dejó de observar el OVNI y se acostó: "Yo me metí en seguida porque no me interesaba..." (Gascón). Extraño comportamiento ante la visión de algo supuestamente extraordinario.
La estructura del OVNI
Los testigos sólo vieron luces y no pudieron distinguir el aparato que las portaba, sin embargo: "El objeto lanzaba cada cierto tiempo algo como si fuera un cohete que iluminaba la zona como si fuera de día. Resultaba increíble," (Pueblo). La negrita es mía.
¿La Luna era visible durante la observación?
A la pregunta de Gascón a José F. Domínguez, hijo del testigo principal: "¿La noche era oscura? Contesta: "Si, más bien oscura...o sea, la Luna no se veía muy bien."
La Luna no era visible durante la observación. Su ocaso se produjo a las 3:31 horas locales del día 13 de febrero.
Datos meteorológicos
Padre e hijo afirman que esa noche (la del aterrizaje) nevó. Sin embargo, en el siguiente
sitio puede comprobarse que
ni el 12 ni el 13 de febrero de 1981 hubo precipitación de nieve. Sí lo hizo los días 10 y 11 de ese mes. Como confirmación, muestro unas imágenes de satélite, de la
Universidad de Dundee, del día 12 a las 20:17 UTC y el día 13 a las 8:24 UTC donde se aprecia que los cielos, en ese tramo horario, estaban prácticamente despejados.