Bruno Cardeñosa disertó, en uno de sus Expedientes del misterio que suele contar en el programa de radio La Rosa de los Vientos de Onda Cero, sobre la primera oleada OVNI acaecida sobre España. En dicha exposición, el citado ufólogo omite una serie de detalles, que resolverían algunos aspectos misteriosos de lo que relata, supongo que por desconocimiento.
Para empezar, la mencionada oleada no fue de OVNIs, fue de “platillos volantes”. El acrónimo OVNI se inventó algunos años más tarde. La moda de los “platillos volantes”, como se decía entonces, vino de los Estados Unidos. Allí se produjo el nacimiento del mito, el día 24 de junio de 1947. Esto último unido a una serie de artículos, difundidos por los medios de comunicación a finales de 1949 y principios de 1950, provocaron la ola española de “platillos volantes” durante los meses de marzo/mayo de 1950.
Cardeñosa comenta que en dicha oleada se registraron algo más de cien avistamientos. Realmente se produjeron muchas más observaciones. Como dato curioso, en mis ficheros figuran casi trescientos casos todos ellos pertenecientes a la primavera de 1950.
El ufólogo continua diciendo que el mejor caso de la oleada fue el ocurrido en la isla de Mallorca a finales de marzo, donde el fotógrafo Enrique Hausmann consiguió la primera fotografía de un “platillo volante” en España.

Cardeñosa sigue con su exposición y, dando un triple salto mortal, se pone a hablar de George Adamski. Este sujeto fue un conocido contactado que, según decía él, tuvo entrevistas personales con habitantes del planeta Venus. Además, los venusianos le dieron alguna que otra vuelta, en “platillo volante”, por el sistema solar. En el blog de Luis Ruiz Noguez puede leerse, detalladamente, la vida y obra de este personaje (Adamsky 1, 2, 3, 4, 5, 6 y final)

“…sea como fuere, lo cierto es que los restos mortales de Adamski reposan hoy en el cementerio de Arlington, en Washington, con todos los honores junto a infinidad de héroes de la guerra norteamericana. Pero él no lo fue. Entonces, ¿por qué está ahí enterrado? Se permiten todo tipo de sospechas…”
Esta misma historia ya la contaba J.J. Benítez en algunos de sus libros. Incluso, publicaba la fotografía de la tumba de Adamski. Pero la realidad es mucho más prosaica. El cementerio de Arlington es militar y todos los veteranos de guerra de los Estados Unidos tienen derecho a ser enterrados en él. Si se mira la fotografía de la losa, que Benítez publicó en Mis Ovnis favoritos (pág. 373), se puede leer en ella que Adamski sirvió en el ejercito de los Estados Unidos durante la primera Guerra Mundial.
Si las ideas preconcebidas distorsionan de tal forma cosas tan sencillas de explicar, no quiero ni imaginar lo que puede pasar con casos algo más complejos.