Hace
unos días, Luis Alfonso Gámez publicaba en su blog una entrada donde mostraba
una fotografía de Marko Korošec, ganadora de un concurso fotográfico, donde
aparece una extraordinaria nube denominada supercélula. Dicha imagen le recordó
al citado periodista a: las nubes spilbergianas que sirven de
camuflaje a los alienígenas que secuestran al pequeño Barry en Encuentros en la
tercera fase.
Por
esas cosas de la casualidad resulta que el diario británico Daily Mail ha publicado
en julio unas fotos, de Jody Miller, con unas descomunales superceldas sobre Roswell,
Nuevo México y la quimera está servida.
Como
estas impresionantes estructuras nubosas han aparecido sobre un lugar de culto ufológico, algunos entusiastas de los OVNIs ya están divagando sobre la
posibilidad de que se trate de OVNIs camuflados en las citadas nubes vaya usted
a saber para qué ya que, las susodichas son muy peligrosas. Seguidamente,
algunas ideas que se están propagando por Internet:
Impresionante y sospechosa nube-ovni se posó sobre el "Área 51".
¿Fenómeno natural o una extraña aparición para la que no hay explicación clara?
Para ciertos creyentes en los fenómenos ufológicos, es posible que los ovnis se “disfracen” de nubes, o bien, que sus naves sean “etéricas” de la cuarta dimensión, las cuales no serían sólidas, pero que de vez en cuando se materializarían como vapor de agua.
Antes
de proseguir hay que señalar que Roswell y el Área 51 no están próximos. Estos dos centros de
peregrinación ufológica se ubican en diferentes estados (Nuevo México y Nevada)
y entre ellos hay una buena distancia (unos 1.110 km en línea recta).
En fin, aunque estas mastodonticas nubes puedan parecer OVNIs o
sugerir naves alienígenas camufladas en realidad son poderosas nubes de tormenta que suelen provocar fuertes vientos, intensas granizadas, tornados y
enormes destrozos por donde pasan. A continuación, esquema de una supercélula.
Probablemente, este fenómeno meteorológico provocó la famosa
observación de Saint-Prouant, Francia, ocurrida el día 14 de septiembre de 1954
y que Aimé Michel denominó "el gran
cigarro vertical" y popularizó en su libro Los misteriosos platillos volantes (Pomaire, 1963).
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